[Luis Marcos Núñez]

8ª Plaga: El Egipto de los faraones siempre fue un país agrícola, y en la ocasión que ahora nos ocupa todo el país acababa de sufrir una atroz granizada, con lo cual nos podemos imaginar cómo quedarían todas las plantaciones. Pero si esto había sido poco, ahora se produjo la invasión de millones de langostas que acabaron con lo poco que se había salvado, Éxodo 10:12-15. Los naturalistas han calculado que el alimento que consume diariamente un gran enjambre de langostas equivale al alimento que consume en el mismo tiempo un millón y medio de hombres. Ni aún hoy (siglo XXI) tienen enemigo natural que acabe con ellas, salvo que un fuerte vendaval las arroje a todas al mar.

Los egipcios tenían un dios de las cosechas y de la fertilidad, se llamaba Min. Sin embargo, ni este dios ni nadie fue capaz de proteger y salvaguardar los pocos frutos del campo que habían quedado, y los egipcios recibieron una dura lección y se vieron abocados al hambre.

9ª Plaga: Esta plaga afectó a uno de los dioses más sobresalientes de Egipto, Amon-Rá, el dios del sol. Ahora cayó sobre Egipto una oscuridad tenebrosa que duró tres días, casi se podía palpar. No hubo en todo ese tiempo el más leve rayo de luz solar, y esto no hizo sino aumentar la intranquilidad que ya arrastraban todos los egipcios, que ya estaban muy desmoralizados por las plagas anteriores, Éxodo 10:21-23. La humillación religiosa sufrida por el dios Amon-Rá era de las que no se pueden olvidar, y nada ni nadie pudo eliminar esa oscuridad sobrenatural.

10ª Plaga: Pero si todo lo anterior había dejado dolorosas huellas entre los egipcios, ahora sucedió algo que colmó el vaso de lo humanamente aguantable: la muerte de todos los primogénitos de Egipto, incluyendo los primogénitos de los animales, Éxodo 12:29-31. Se daba la circunstancia de que tanto el faraón como su descendencia se consideraban de origen divino, es decir, eran dioses para el pueblo, y en el presente caso el hijo del faraón era su primogénito, el heredero que un día se sentaría en el trono. Pero he aquí que este príncipe falleció por medio de alguna epidemia que afectó a todos en Egipto, a todos menos a los primogénitos de Israel.

No conocemos el nombre de este príncipe, del mismo modo la Biblia no nos dice el nombre del faraón implicado, pero si como muchos sospechan se trata del faraón Menefta, entonces tenemos que hay una correspondencia entre este faraón y el faraón de la Biblia. Ahora los egiptólogos saben que el hijo heredero del faraón Menefta falleció cuando era muy joven, pero no se sabe de qué ni cómo. Esta última plaga, pero con la suma de todas las anteriores, fue lo que por fin doblegó al faraón y se permitió la salida de Israel.

Plagas en Egipto las ha habido siempre, esto no es nada extraordinario, lo extraordinario fue que todas ellas acontecieran casi juntas en un breve espacio de tiempo dentro de una misma generación de egipcios, ¡esto fue lo sobresaliente! Todas las 10 plagas afectaron a 10 de los principales dioses de Egipto, y desde el principio aquello fue presentado como un enfrentamiento entre dioses, una guerra religiosa, un conflicto entre el Dios de los hebreos (Jehová) y los dioses egipcios, Éxodo 12:12. Solo así se puede entender que aquellos antiguos egipcios no dejaran registro alguno de los hechos, se sentían profundamente humillados y no registraron absolutamente nada sobre israelitas, y si algo había sido escrito de épocas anteriores también lo tuvieron que destruir. Quisieron olvidar, y de cara a ellos lo intentaron.