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REFLEXIONES DE UN VIAJERO
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Dom Agosto 26, 2012
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Descripción:
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Hola, amigas y amigos.
Tras un largo período de no mantener presencia activa en nuestros foros; nuevamente la “pasión por Egipto” me hace sentir convocado y comentar nuestras experiencias y vivencias en relación a esta “pasión” que una vez que se siente, ya se experimenta para siempre.
Recientemente acabo de regresar de una nueva estancia en el “País de las dos tierras”, estancia que por las singulares circunstancias por las que actualmente atraviesa la sociedad egipcia, ha gozado de unas particularidades que considero pueden ser de utilidad conocer, tanto si se decide viajar a esta tierra maravillosa, como si, de cualquier forma, nuestras visiones pueden contribuir a aportar ideas de mejoras que eviten poner en riesgo todo lo mucho conseguido con el esfuerzo de muchas generaciones de personas y amantes del País del Nilo.
En primer lugar es evidente la constatación de un singular descenso del nivel habitual del turismo. Habría que remontarse a muchos años atrás para poder encontrar los sitios arqueológicos tan exentos y libres de las habituales masas que en los últimos años eran habituales y, si bien, en la actual época de baja estacional, el turismo es normal que descienda, no es normal sea hasta los límites que actualmente pueden apreciarse.
Esto, como es fácil comprender, tiene sus “pros” y sus “contras” ya que permite gozar en mayor calma de los tesoros y los entorno que esta tierra nos ofrece; pero también es triste apreciar la disminución de ingresos que para muchas economías tiene esta situación que percibimos y, de igual forma, para los ingresos del propio país, una parte de los cuales han de servir para el mantenimiento del inmenso patrimonio egipcio.
Tal vez esto sea lo que provoca la percepción de notar una cierta tristeza en los habitualmente alegres egipcios y ello también nos deja una cierta sensación de anhelos por que se pueda superar estas situaciones por las que atraviesan como cualquier sociedad en cambio y siempre con la esperanza de que estas transformaciones sean para la apertura al mundo, para la paz y el gozo del encuentro intercultural de los pueblos y las personas.
Si bien es cierto que los fenómenos sociales no son sólo unicausales, a la situación de cambio de la sociedad egipcia, la crisis mundial también debe tener su nivel de influencias.
Tal vez provocado por estas situaciones, también se percibe una cierta pérdida de los niveles de cuidados en los sitios arqueológicos y para muestra valga decir, por ejemplo, que el interior de la Pirámide Roja –anteriormente iluminada- en la actualidad hay que acceder con linternas que, independientemente de la “emoción” que puede causar la experiencia, lo cierto es que no deja de ser un tanto “agobiante” para algunas personas que han de pasar por el difícil trance de un descenso “a oscura” que impide apreciar la grandeza interior de estas magnas obras.
El propio Museo Egipcio no sólo no ha progresado, sino que, en cierta forma, ha retrocedido ya que aspectos tan habituales en un museo de esta importancia (no olvidemos: el más importante del orbe, para la egiptología) como es el propio merchandising que podría ofrecer y que antaño, en parte, se ubicaba a la entrada, ha quedado reducido a un pequeño mostrador interior con productos muy limitados. Las impresionantes obras que contiene siguen con su pobreza informativa y pareciera como si sólo el tesoro de la KV62 fuese lo de principal interés, si bien sigue con limitaciones que, aunque puedan parecer imperceptible, son significativas (p.e. las luces que se situaban en algunas piezas de alabastro para iluminar desde su interior, o están fundidas, o no están encendidas).
También se nota un esbozo de pinturas en la zona de la planta baja que nos ofrece serías dudas sobre la conveniencia de los colores que se apuntan para tal fin.
Otro sí, habría que decir el Valle de los Reyes. En la actualidad tiene abierta tan sólo diez tumbas (incluidas las dos de “pago”, a saber: Tuthankamon y Ramses VI). En la actualidad, tan sólo pueden visitarse las de Ramsés I, III,IV,VII, IX, Tausert y Sethnajt, Siptah y Seti II.
Olvídense, pues de gozar del placer de visitar tumbas tan importantes, como la del admirado Tutmosis III, de apasionante y obligada visita para comprender la evolución de los hipogeos del Valle de los Reyes y, por supuesto, la impresionante de Seti I, la cual sigue cerrada a cal y canto, sin posibilidades de poder visitarla, como sería lógico, con un acceso controlado por cualquier sistema que permitiese la conservación de este rico patrimonio de la humanidad. Similar situación ocurre con el Valle de las Reinas y la tumba de Nefertari.
Considero que debe ser muy decepcionante realizar un viaje tan largo y costoso en ocasiones, para luego encontrarte con la imposibilidad de acceder a lugares que son vitales en el conocimiento de la cultura egipcia. Soluciones existen, llámese un precio determinado para su acceso que permita garantizar un mantenimiento sostenible del lugar, listas de reservas, grupos especializados, etc.
Y no tan sólo hay que hablar de los hipogeos del Valle de los Reyes, en la zona de Saqqara siguen cerradas mastabas tan importantes como la de Mereruka, la pirámide de Unas, o el Serapeum, entre muchas otras.
Sólo la inmensidad del patrimonio egipcio hace que cualquier “sustitución” ya sea importante pero no deja de ser un tanto frustante esta imposibilidad y lo que es aún mas difícil de comprender: la inexistencia de información previa sobre lo que se ofrece para conocimiento de los potenciales visitantes ya que te sueles enterar de estas situaciones cuando ya estás allí sin posibilidad de una información actualizada como sería de desear en la sociedad de la información.
Para los viajeros que remontan el Nilo en barcos, que son la gran mayoría, también puede apreciarse un bajón significativo en la calidad y cantidad de de las comidas que suministran, antaño, abundantes y variadas y actualmente, limitadas y repetitivas, si bien los precios del resto de productos que hay que abonar (entiéndase las bebidas) sí ha sufrido un incremento, en algunos casos, por encima de lo que sería lógico.
Con todo ello, lo más preocupante es la constatación de un elevado nivel de “presión” de los vendedores ambulantes en los sitios arqueológicos, sobre todo en los más populares. Concretamente en el Valle de los Reyes acceden hasta su interior estos grupos de vendedores que en ocasiones tienen un comportamiento bastante “insistente” especialmente con personas de edad o que puedan percibir como “sensibles” a la presión, sin que sean controlados debidamente como antes acontecía. Esto hace que no se pueda deambular cómodamente por el lugar sin sufrir el persistente ofrecimiento de productos para los que, además, has de regatear hasta la extenuación.
Igual acontece en Karnak, Luxor, etc. donde, además, hemos podido apreciar grandes grupos de jóvenes lugareños que deambulan por las zonas arqueológicas sin que podamos constatar bien las razones ya que no se observan en ellos acciones propias de quienes acuden a conocer estos maravillosos lugares.
Estas breves reflexiones nos llevan a considerar la necesidad de que no se olvide el valor que la protección del turismo y su importancia tiene para el mantenimiento del valor patrimonial de Egipto y para ello hay que ofrecer garantías de seguridad, protección, tranquilidad, accesibilidad, ofrecimientos, calidad y proporcionalidad entre lo que se ofrece y se le demanda a quienes formulan la opción de visitar una tierra que atesora el mayor legado cultural de la Humanidad pero que también puede ser sustituida por otros lugares de la Tierra que ofrezcan lo que el turismo demanda.
Recientes noticias de prensa ya informan del riesgo que tiene un descenso del turismo para un patrimonio inmaterial como es el egipcio, (http://www.20minutos.es/noticia/1128...iramide/zoser/)
No debemos correr el riesgo de dejar a Egipto sólo para un turismo minoritario que no va a facilitar el que los miles de personas que viven de esta industria puedan seguir haciéndolo.
Entre la desmesura y lo minoritario, existe una proporcionalidad que es necesario encontrar y que debemos considerar no es imposible conseguir; ambas puede coexistir y existen mecanismo reguladores para conseguirlo.
Es necesario que todo el pueblo egipcio y sus autoridades se pongan “manos a la obra” para mantener, cuidar, mimar, proteger y ofrecer ese patrimonio que es objeto de veneración para millones de personas de todos los pueblos, de todas las culturas y de todos los tiempos.
……Y esto, sólo es posible, con conocimiento, cultura, respeto, ley y orden.
Os reitero a todas/os mis saludos de bienhalladas/os.
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