Un escándalo de 'narices' en Egipto
- Expulsan a un diputado salafista de la Asamblea Popular por 'mentiroso'
- Dijo que le habían pegado para ocultar una operación de cirugía estética
- Sus colegas de Al Nur consideran 'haram' (ilícita) estas operaciones
El ya ex diputado Anuar el Balkimy, cuando alegó que le habían golpeado unos enmascarados
Érase una vez un diputado salafista a una nariz pegado. Un ejemplar del partido más aficionado a meter sus narices en todos los saraos. Las napias de Anuar el Balkimy, tocadas por la gracia escandalosa del bisturí, le han costado su flamante escaño en la Asamblea Popular egipcia, constituida a finales del pasado enero.
Su fugaz carrera política –un idilio que apenas ha durado 40 días- no solo ha sido truncada por su afición a la cirugía estética, considerada 'haram' (ilícita) por sus ex compañeros del partido salafista (ultraconsevador) Al Nur. El mayor pecado de El Balkimy fue mentir sobre el origen de las cicatrices de su cara. Y propagar la versión de que bajo las vendas estaban los golpes propinados por un grupo de hombres armados y enmascarados que lo habían asaltado el pasado 29 de febrero en la carretera que enlaza El Cairo con la ciudad mediterránea de Alejandría.
Según el relato, el diputado quedó inconsciente en mitad del asfalto tras sufrir el robo de unas 100.000 libras egipcias (12.500 euros). El asalto recibió entonces la atención pública después de que en las últimas semanas otros dos políticos fueran atacados en circunstancias aún no resultas. Furiosos, sus correligionarios responsabilizaron del incidente al Ministerio del Interior, que expresó su pesar en una carta dirigida a los parlamentarios que integran la comisión de Seguridad.
Desde su retiro hospitalario el diputado recibió las condolencias en un desfile de políticos encabezado por el presidente de la Cámara Baja, el miembro de los Hermanos Musulmanes Mohamed Saad el Katatni. Su engaño se convirtió en escándalo cuando los empleados de una clínica de cirugía plástica de la capital desvelaron que las lesiones faciales del salafista eran resultado de su paso por el quirófano. Una visita rápida y casi clandestina porque –consciente tal vez de su desliz- El Balkimy entró en el centro el 28 de febrero y, haciendo oídos sordos a las recomendaciones médicas, decidió abandonar el lugar inmediatamente después de someterse al retoque. Su último deseo fue que los testigos de su intervención fueran una tumba.
De tal manera atronó el escándalo que Al Nur, la segunda formación del Parlamento, decidió ayer lunes expulsar al "mentiroso". El diputado que se jugó su escaño por una cuestión de narices abandona el partido y el hemiciclo. Su grupo, formado por los guardianes de la moral más intolerante, también le exigieron una disculpa oficial al partido, las instituciones y los profesionales que destaparon su embuste.
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Comentario: Si nos quedamos en la superficie y no nos ponemos analizar según que cosas, es algo para matarse de risa. Y con esa intención he colgado la "noticia".
Es que estoy harta ya de todo lo que sale día a día, que cada vez te baja un poquito mas la moral. Así que hoy me río y ya está.