|
FOROS | VIAJEROS | OPINIONES | EGIPTOLOGÍA | EGIPTOPEDIA | EGIPTOGUÍA | FOTOS | VIDEOS | BUSCAR |
Temas Similares | ||||
Tema | Autor | Foro | Respuestas | Último mensaje |
Lago Nasser | Viajes Egipto | Información al viajero | 93 | 27-08-2009 08:41:07 |
Lago Nasser | RICARDO1980 | Información al viajero | 8 | 03-07-2008 21:55:54 |
Crucero lago Nasser. Kasr Ibrim, Eugenie o Nubian Sea | grace | Información al viajero | 10 | 30-05-2008 10:23:38 |
¿Me aconsejáis el crucero por el Lago Nasser? | massapa | Información al viajero | 8 | 02-04-2008 11:16:36 |
Cambio de motonave en el Nasser: de Nubian Sea a Prince Abbas | Viajes Egipto | Información al viajero | 3 | 24-05-2007 21:09:03 |
|
Herramientas | Desplegado |
#21
|
||||
|
||||
Gracias a tí, por tus relatos, fotos, y "parrafadas" (dicho desde el cariño, eh ) Últimamente estoy un poquillo pachucha anímicamente, ahora llevaba unos días sin conectarme, y me encanta poder leer esas sensaciones que tantos hemos sentido, y que me levantan un poco el ánimo, y ayudan a desconectar del día a día. Parece que nos ponemos "chapas" cada vez que describimos las anécdotas, recuerdos, emociones... incluso sustos que hemos podido llegar a tener en nuestros viajes por Egipto, pero realmente ningún otro pais, o al menos personalmente, despierta esas sensaciones.
¡Venga, Akenaton82! Que estamos esperando el resto del relato |
Sponsored links . | |
|
|
|
#22
|
|||
|
|||
La mancha humana
Si se piensa con detenimiento los guías son –a su manera- como los padres. Para empezar, a todo el mundo le toca uno, no los podemos elegir; nos vienen asignados antes de que lleguemos a “su mundo”. Al principio nos cobijamos bajo sus alas, confiamos en todo lo que nos dicen, aprendemos de ellos, les admiramos, les obedecemos, o al menos lo intentamos. Incluso pensamos que el nuestro, es el mejor guía de Egipto.
A medida que el viaje transcurre, nos vamos soltando un poco de su mano, observamos, experimentamos, y finalmente nos “crecemos” y nos lo “creemos”. Es entonces cuando comenzamos a desconfiar de sus métodos y propósitos, y a mostrarnos más independientes. La imagen que de ellos tenemos se matiza, dejamos de admirarles ciegamente, y -tal como hicimos con nuestros padres- cuestionamos su labor e incluso la sinceridad de su aprecio hacia nosotros. Llega un momento en que la rebeldía se desata, a veces nos encaramos con ellos, vemos su labor como algo conservador, inflexible e interesado. Entonces deseamos deshacernos de ellos, renegar de sus excursiones y montárnoslo por libre. Vivir nuestro propio viaje y no “el suyo”. Terminará el tour, nos despediremos de ellos… nos prometeremos seguir con la relación… Pero pasará el tiempo; quizá mantengamos alguna correspondencia que sintamos “forzada”, pues nuestras respectivas vidas ya no encajan, hasta que finalmente, su contacto y recuerdo (casi) desaparezca. Pero llega un día, en que somos nosotros mismos quienes nos convertimos en padres. Si no, quizás nuestras vidas nos enfrenten con una circunstancia, que nos hace reconsiderar, de otra manera, la labor y trabajo de nuestros ya olvidados guías. Valoraremos, entonces, el enorme sacrificio que la naturaleza de su empleo les impone; la renuncia que supone cuidar de nosotros a jornada completa, lejos de sus propias familias y amigos. Comprenderemos su enorme paciencia, el autocontrol del que hacen gala para no estallar ante “caprichos y rabietas”. Nos damos cuenta de que casi siempre prestaban atención a nuestros problemas, pero jamás oiremos de ellos la más mínima queja. Los guías al igual que los padres pueden ser buenos y malos. Si te toca guía malo, fácilmente te puede amargar el viaje, al igual que si tu padre es un cafre, te puede amargar la vida. En cualquier caso, el guía que te asignen en tu primer viaje a Egipto va a determinar la idea que tengas del país durante mucho tiempo; o al menos, hasta que tengas la oportunidad de regresar. Luego si regresas, posiblemente decidas, viajar sin guía, porque ya te sientes capacitado para ello. Todo esto que he contado, por supuesto que es una exageración traída bastante por los pelos. O no. Pero lo que nadie me podrá negar es que, padres y guías son seres humanos. Es precisamente esta naturaleza humana, la que en ocasiones propicia el enfrentamiento de unos padres con otros, bajo el cielo en un parque infantil; o unos guías con otros, bajo el cielo en el desierto de Nubia. Bajo el cielo: Sí, precisamente. Si la visita de la mañana había sido una experiencia celestial, la excursión de la tarde, sin duda iba a ser mucho más “terrenal”. Todo comenzó cuando, después de comer, descendimos a las lanchas para acercarnos a tierra. A diferencia de la mañana el viento no soplaba, probablemente la mayor altura de las montañas que rodean al Nasser en esa región, sirvan de barrera natural. Nos dirigimos en primer lugar al Templo de Amada. Reconozco que a esas “digestivas horas” y siendo yo un hombre más gobernado por mi estómago que por mi cerebro (txikito, txikito), no me enteré muy bien de las explicaciones que nuestro querido guía impartía. Sí que recuerdo, paradójicamente, que en la zona abundaban los soldados-policías pertrechados con sus inseparables metralletas. Habían, también, unas pintorescas construcciones que quizá fuesen barracones de estilo… nubio¿? Si los templos que habíamos visitado por la mañana daban la sensación de que habían estado allí toda la vida, el Templo de Amada, en cambio, parecía que alguien se lo habiese dejado olvidado allí, como en un descuido. No aparentaba ni pertenecer aquel lugar, ni haber estado allí la tarde anterior. En efecto, tal y como se nos explicó en un vídeo sobre el traslado de templos, que nos mostraron al día siguiente a través del circuito cerrado de T.V. del barco, el Templo de Amada fue arrancado “de cuajo” de su emplazamiento original y traslado “como un único bloque” por medio de raíles, unos metros más arriba, hasta alcanzar una situación segura respecto a las aguas del futuro lago. Tras ver, admirar y dormitar (imperdonable, lo sé) el Templo de Amada, nos dirigimos al vecino Hemispeos de Derr. El Templo de Derr está semi-escavado en la tierra. Aunque desde fuera no parezca gran cosa, su interior, al igual que el de los templos vecinos de la zona, es francamente interesante. Es una lástima que no os pueda hablar de las maravillas que albergaba, puesto que cuando yo ya había conectado mi “piloto automático” y rendido definitivamente a la somnolencia que me embargaba, -de repente- una grieta recorrió nuestras almas: se Habían abierto los abismos de la montaña. De su interior surgió un monstruo, cuyas garras hicieron presa de nuestros corazones. No voy a relatar con exactitud la secuencia de los hechos. Sólo diré que nuestro guía y el de otro grupo, protagonizaron –de súbito- un enfrentamiento inesperado del cual fuimos testigos los atónitos miembros de ambos grupos, juntos a los guardas, los tipos de las metralletas y todo el que pasaba por allí. No podría describiros (ni deseo) los detalles de tal episodio, puesto que se cruzaron frases en castellano llenas de cólera e inquina, con otras en árabe que naturalmente no entendí. De todas formas, considerando que el lenguaje de gestos es universal, no nos hacía falta intérprete para darnos cuenta de que aquello además de desagradable, venía larvado desde tiempo atrás. Nos quedamos paralizados, sobrepasados y sobre todo, enormemente intrigados. Uno de los guías, perteneciente a un tercer grupo, hizo un ademán que forzó a ambos contendientes a ser conscientes de que “todos nosotros” estábamos allí. Era necesario reconducir la situación como fuese. Así que tan abruptamente como se había abierto la brecha, se cerró, aunqué todos sabíamos que había sido un cierre en falso. Continuamos la visita por una de las salas oscuras del templo. En realidad, dado que ninguna de las instalaciones eléctricas de los pequeños templos de Nubia funcionó, casi todas eran oscuras. Pero aquella era más tenebrosa de lo que parecía minutos antes. Encendimos nuestras linternas para iluminar las pinturas y relieves. Fue en vano. Aquella oscuridad lo devoraba todo como si fuese un agujero negro. Nuestro guía intentaba continuar con la visita, nosotros hacíamos como que le prestábamos atención; más atención de la que le habíamos prestado nunca. Intentábamos ignorar los ecos del cataclismo que se acaba de producir y que aún reverberaban por todo el lugar. Llegamos a una sala en la que una abertura en el techo arrojaba algo de luz sobre dioses y faraones. Nuestro guía se derrumbó. Nos pidió disculpas, lamentó hacernos testigos del enfrentamiento, intentó justificarse –con extrema dificultad- dado que no quería cargar las tintas sobre su compañero. Nosotros, cerramos filas como se cierran cuando se defiende a un padre; aunque sospechemos que éste no tiene toda la razón. Terminamos la visita y salimos de allí. Nos dirigimos por el camino que nos habría de conducir a la última visita de la tarde, La Tumba de Penut. Nuestro pequeño grupo se dividió en parejas. Hicimos todo el trayecto comentando la jugada, intercambiando impresiones, ángulos, hipótesis… intentando combinar la información fragmentada de la que disponíamos para averiguar lo que había sucedido. Elaboramos una explicación a los hechos, en la que se mezclaban condiciones laborales extremas, envidias, competitividad entre receptivos y…. no voy a negarlo: dogmas religiosos que se viven a flor de piel. Satisfechos con la teoría resultante, la dimos como concluyente. En un momento dado, el guía se me acercó y me volvió a pedir –por enésima vez- disculpas. Comprendí, que estando totalmente desarbolado como estaba, intentaba buscar refugio en uno de nosotros. Eso me conmovió. Intenté explicarle que no se preocupase por nosotros, que aunque entendíamos que ese suceso jamás debía haberse producido en nuestra presencia; nuestro aprecio por él no había disminuido un ápice. Aún así, insistí en el hecho, de que nosotros en unos días desapareceríamos de su vida, pero que su compañero de trabajo permanecería irremisiblemente en ella. Quién sabe durante cuanto tiempo. No éramos buenos candidatos para ser sus aliados. Cuando estábamos a punto de llegar a la Tumba de Penut, se produjo el reencuentro entre los guías de los dos grupos. Ambos, haciendo un enorme y mal disimulado esfuerzo, escenificaron una reconciliación de cara ambas parroquias. Se habían dado cuenta de su error, e intentaron pasar página para vernos tranquilos. Luego entramos a la pequeña y coqueta tumba situada bajo una pequeño montículo artificial. De nuevo, no me enteré de mucho. Estuve más pendiente de un nido que había en uno de los extremos del bajísimo techo. En él, unos pajarillos diminutos piaban sin cesar, reclamando la atención de sus padres, para que les ofreciesen alimento. Quizá no sólo alimento, también protección, conocimiento y guía. Tras un breve paseo, nos aproximamos al punto donde nos esperaba la lancha que nos debía llevar a nuestro barco. Otra vez deseé quedarme en aquel paraje, al menos hasta el anochecer. Había visto fotos de pasajeros del Kasr Ibrim, motonave que tiene otros horarios, y que permanece en Amada hasta la “hora azul”. De nuevo no pudo ser, embarcamos en la lancha, pero nuestro guía no embarcó con nosotros, sino que lo hizo en otra. El marineró que nos custodiaba intentó establecer alguna conversación con nosotros por medio de gestos. Yo mientras, no hacía más que darle vueltas a todo lo sucedido. Me apenaba la preocupación de ambos guías por lo sucedido. Lo que más les agobiaba era como lo habíamos vivido nosotros. Les aterrorizaba habernos molestado. ¿Molestado? No sé los otros, pero yo, al menos, estaba encantado. -disculpad el retraso, se me complicaron las cosas y no pude cumplir a tiempo, me pongo ahora mismo con la siguiente entrega.- Última edición por akenaton82 fecha: 04-07-2008 a las 22:34:07. Razón: ...puff |
#23
|
|||
|
|||
Atrápame, si puedes
Cuando llegamos de nuevo al barco, fuimos recibidos con otro “pack bienvenida” como el de la mañana, salvo que esta vez no había limonada sino un karkadé fresquito. Los diferentes miembros se dirigieron a los camarotes. Luego algunos se fueron al bar, a fumar; otros a leer… yo me fui derechito, a una de las tumbonas de la cubierta superior. Hacía tiempo que tenía decidido cual era “mi emplazamiento” favorito. Si hubiera encontrado a alguien ocupándola, no se si hubiese podido evitar “ladrarle” hasta recuperar lo que ya me consideraba mío y sólo mío. Territorial que es uno con los lugares que le gusta. Más animal que racional, me temo. El barco, tras embarcar el último grupo de la excursión, levó anclas y reemprendió la marcha.
Mientras contemplaba lo que se extendía bajo las murallas de mi castillo, toda aquella luz reflejándose sobre las aguas, pensé sobre los sucesos acaecidos esa tarde. Se me hace muy difícil de explicar, pero no puedo ocultar que después de aquello, yo estaba contento. Es indudable que jamás debiéramos haber presenciado un espectáculo como aquel; los guías, de ninguna manera, deben permitir que sus cuitas afloren ante sus “clientes”. Es una simple cuestión de profesionalidad. Pero había sucedido, estaba claro, así que de perdidos al río. Al Nilo para más señas. Desde entonces el viaje había adquirido una dimensión muy distinta. Hasta aquella tarde, todo había discurrido más o menos como se esperaba: según programa. Sin embargo, sentía como si “el incidente”, hubiese “humanizado” nuestro periplo por el Nasser. No sólo por satisfacer nuestro yo “cotillita” -del que nadie, repito, nadie está libre- sino porque nos había permitido observar una dimensión inesperada del “Planeta Egipto”. Se trataba de la verdadera dimensión humana de los guías. Gente que sufre penalidades en sus empleos, que a nosotros a veces nos parecen de película; hasta que un día desborda el vaso. Igual que todos. Ver a nuestro guía, primero enfurecido y luego abatido y vulnerable, me permitió sentirme más próximo a él. Fue conmovedor verle allí, derrotado e implorándonos disculpas, buscando un hombro cómplice donde desahogar su angustia. Y fue terrible darnos cuenta de que en realidad en aquel barco, amigos: pocos. Cierto es que desde el punto de vista profesional, y sin saber que es lo que desató la tormenta, quizá había perdido algunos puntos. Pero desde entonces… como que yo le apreciaba más. Siempre me han gustado conocer el lado “desarmado” de la gente, no para conocer sus vulnerabilidades y atacar, sino porque me revientan los poderosos que van por la vida pisando “demasiado fuerte”. Las imperfecciones y carencias nos humanizan; hacen que merezcamos la pena. Aparte de eso, en aquel momento, sobre ese mar y bajo ese cielo, me sentía “protegido”. Los sucesos de esa tarde no parecían tener nada que ver conmigo, me veía como por encima de ellos, como en “otra dimensión”. Tanto es así, que recordé un poco avergonzado, aquellas palabras que intercambié con el guía cuando ibamos a la Tumba de Penut. Tuve, ni más ni menos, la desfachatez de aconsejarle. Como si tuviese recetas mágicas para eludir conflictos laborales. Imagina que fue otro efecto colateral más de "el estado vacacional". La cubierta superior del Prince Abbas hace que te sientas en una especie de Torre de Marfil. Admiras esa enorme extensión de agua desde una cierta altura, y por momentos crees que la dominas y que te protege. Me di cuenta de que el Mar de Nubia era simplemente eso: la barrera que en aquellos momentos, me separaba del resto de mi vida; ocultándome de todas las amenazas que a veces tengo que afrontar. Qué lejos quedaba toda aquella gente que amargados de sí mismos, hacen todo lo posible por hacer la vida imposible a otros. Sin embargo, estando allí jamás me encontrarían. Al fin y al cabo, sus ambiciones son tan limitadas y miserables, que jamás aprenderán qué es y dónde está Nubia. Y mucho menos que en ella hay un mar. -mañana (si es posible) más- |
Estas 3 personas dan gracias muy sinceramente a akenaton82 por esta buena aportación o artículo: | ||
#24
|
||||
|
||||
.
Te felicito , hermoso todo , espero poder seguir viajando.
__________________
el sol no se ha puesto aún por última vez... |
Esta persona le da gracias muy sinceramente a netcheru por esta buena aportación o artículo: | ||
#25
|
||||
|
||||
es increible la magia y la paz que tramite el Lago Nasser, recuerdo haberle mandado un mesaje sms a mi mama diciendo.. "esto es simplemente fantastico, estoy feliz"... fueron palabras tan sinceras que me salieron de alma.. con ese espectaculo de atardecer..
gracias por hacernos recordar... espero repetir ese viaje en mayo 2009. |
Esta persona le da gracias muy sinceramente a rossana por esta buena aportación o artículo: | ||
#26
|
||||
|
||||
Queremos más, no nos dejes jejejejjee
|
Esta persona le da gracias muy sinceramente a Yamila.E por esta buena aportación o artículo: | ||
#27
|
|||
|
|||
Misión a Marte
En Enero del 2004 la NASA envió a Marte dos robots autónomos para explorar su superficie. De nombre Spirit y Opportunity, consiguieron “amartizar” en regiones opuestas del Planeta Rojo, lo qué ya de por sí constituyó un gran éxito. Marte se conoce entre los ingenieros aeroespaciales como el “planeta maldito”, dado que más de las mitad de las sondas enviadas a él han terminado en el más absoluto fracaso. Se había previsto que su misión –en el mejor de los casos- se extendiera tres meses; aunque las duras condiciones ambientales en las que debían trabajar -especialmente las del invierno marciano- hacían dudar de que se pudiesen alcanzar tal meta. Sin embargo, ambas máquinas nos han sorprendido a todos; ya que han sobrepasado ese límite en más de 1500 días. Hoy, aunque bastante achacosos, continúan recorriendo la superficie e enviándonos fotos del “paisaje marciano” a todos los que seguimos sus peripecias. La distancia que separa la Tierra del Planeta Rojo, hace que sea necesario un mínimo de 20 minutos para enviar cualquier instrucción. Y hacen falta otros 20 más, para que ambos rovers acusen el recibo de éstas. Dado que ambas sondas debían moverse por la superficie con agilidad -sin tener que esperar casi una hora entre paso y paso- los técnicos que desarrollaron estos ingenios, decidieron incorporar en la ROM de sus “cerebros” módulos de Inteligencia Artificial. Esto aceleraría la exploración y –sobretodo- dotarían a ambas máquinas de rutinas para salvaguardar su propia integridad. Como se desconocían los desafíos a los que tendrían que hacer frente, se les dotó de un programa capaz de aprender de sus propias observaciones, experiencias y “errores”; de tal modo que la ROM fuera “rescribiéndose a sí misma” con las enseñanzas y conclusiones de lo aprendido cada día. En la actualidad, estas sondas –de tan poético y significativo nombre- tienen algunas de sus ruedas y brazos mecánicos paralizados por una especie de “artritis robótica”. Puede que resulte extraño, pero no puedo evitar pensar en ellos como unos entes que hoy en día tienen un poco menos de “máquina” y un poco más de “ser”. De alguna manera, les veo como ancianos decrépitos pero sabios. A veces dejo volar mi imaginación y pienso que Spirit y Opportunity saben mucho más de lo que nos han contado. Secretos que conscientemente han reservado para sí mismos, y sobre los que “voluntariamente” han “decidido” mantenernos al margen. Decisión que probablemente hayan tomado para castigarnos por haberles abandonado allí, en la soledad del frío e inhóspito desierto marciano. Secretos que quizá algún día descubramos, si es que finalmente conseguimos explorar Marte en misiones tripuladas. Será entonces cuando tengamos que empezar un nuevo proceso arqueológico en el que a través de escasos y fragmentados vestigios, intentemos reconstruir el pasado remoto de nuestro planeta vecino. Y esta idea, estando en Egipto, puede resulta ciertamente familiar.
Hasta entonces, tendremos que conformarnos las fotografías que nos han enviado del yermo paisaje marciano; fotografías en las que el cielo casi siempre es naranja o amarillo, y donde el terreno, hollado por el rastro de sus propias tribulaciones, resultaba enormemente parecido al que podíamos contemplar desde la última cubierta del Prince Abbas. De hecho, el desierto de Nubia, tiene algo de marciano. Si se observan algunas de las montañas que se hallan en las inmediaciones la rivera del lago Nasser, uno no puede dejar de pensar que no son de "este" mundo. Se supone que tal formación no es más que una curiosidad geológica, modelada por descomunales fuerzas telúricas y procesos erosivos naturales. Aunque al verla, no pude evitar recordar las imágenes de supuestas pirámides marcianas o de la misteriosa efigie, que la sonda Viking 1 Orbiter obtuvo de su superficie en los primeros años 70. Imágenes que trajeron de cabeza a legiones de “cazadores de misterios”, quienes hicieron oídos sordos al desmentido propiciado, veinte años después, por la mayor resolución de las fotografías obtenidas por la Mars Global Surveyor. Aunque oficialmente se desmontaron aquellas fantásticas hipótesis como simples ilusiones ópticas generadas por la deficiente tecnología de las naves Viking, no son pocos los que aún se resisten, plegándose a las teorías conspiratorias. Según ellos, aunque no queramos creerlo, la verdad está ahí fuera. La historia del Antiguo Egipto no hace sino dar alas al misterio. Aunque estuve en Dendera, dado que fuimos abandonados miserablemente por el guía de aquella excursión opcional, no logré ni acceder ni localizar la cripta donde se hallaba la famosa “bombilla de Dendera”. Ciro (administrador del foro), en su viaje mochilero de principios de año, mencionaba los famosos aviones del Templo de Seti I en Abydos. No son pocos los que han relacionado las pirámides con el espacio exterior. Mucho se ha escrito sobre la orientación de los conductos de ventilación de La Gran Pirámide, con estrellas y constelaciones en el cielo. Más se ha debatido sobre que inspiró a los antiguos egipcios elevar sus construcciones al cielo, disponiéndolas con semejante geometría. Así que una legión de para-egiptólogos, han propuesto las más asombrosas teorías en las que relacionaban a los antiguos egipcios con los supuestos habitantes de nuestro planeta vecino e incluso más allá. A mí todos estos extravagantes planteamientos confieso que me seducen poco. Comparto y comprendo, por tanto, la desesperación del omnipresente Zahid Hawas (Secretario General del Consejo Supremo de Antigüedades Egipcias) sobre estas cuestiones. Sin embargo la actitud de este hombre, quién a veces me recuerda a una especie de Gran Hermano por su obsesión por vigilar y controlar todo lo que esté remotamente relacionado con la egiptología, y su empeño por convencernos de que no hay más verdad que la suya, me resulta sospechosa. Este afán y vehemencia por negar cualquier teoría que relacione la cultura egipcia con las “los de las estrellas”, me lleva a pensar que su perseverancia, sólo se explica desde un desesperado empeño por ocultar lo que para mí ya es La Gran Verdad: que él es el más marciano de todos. Hallábame yo sumido en estos profundísimos pensamientos, cuando el bello paisaje de Nubia que desfilaba ante mí, tuvo a bien añadir una nota más, al misterio de la cuestión que nos ocupa. Desde mi privilegiada atalaya en la cubierta del Prince Abbas, divisé una montaña que me hizo recordar una visita realizada cuatro días atrás: la Pirámide Roja de Dashur. Digamos que, las fuerzas geológicas y erosivas que habías modelado las aristas de aquella mole, habían sido -cuando menos- caprichosas. Una casualidad, sin duda. Cosas más raras hemos visto, incluso contemplando las nubes. Poco después, Nubia decidió compensarme por nuestra brevísima visita a Saqqara con la siguiente imagen; visita que realizamos precisamente tras conocer Dashur. Otra casualidad más, seamos serios. No debemos permitirnos pensar que hay “algo” bajo aquellas rocas, y que somos precisamente nosotros quienes hemos sido designados por la Historia para comprender tal revelación. Pero que demonios, si yo estaba allí, en el lago Nasser, era estúpido insistir en tanta racionalidad. Al fin y al cabo, si los marcianos tuviesen que abrir una sucursal en la Tierra, sin duda sería en el desierto de Nubia donde se sintiesen como en casa. Lo único que echarían de menos serían los cielos amarillos-anaranjados de su patria chica. O no. Al caer la tarde, el aire denso del horizonte tamizó la luz. El cielo ya no era azul. Había que rendirse a la evidencia: navegábamos por el Planeta Rojo a bordo de nuestra Barca Solar. Que pena que no visitase Abydos ni viese los famosos “aviones” de Seti I. Me pregunto que es lo que tendría que decir al respecto Zahid Hawas. Él, que a buen seguro permanecía aquella tarde encaramado en lo alto de su “trono sideral”. Vigilando nuestros pensamientos. Hoy me he levantado confuso, siento que algo se “mueve” en mi interior. Y esas malditas voces que no callan… ;-) Última edición por akenaton82 fecha: 06-07-2008 a las 17:56:34. |
#28
|
||||
|
||||
Hola Akenaton!!
Felicidades por este tema!!! Narración, fotos, sensaciones...todo está contribuyendo a que aprendamos más. Gracias Un saludo Iseth |
#29
|
|||
|
|||
Hola moderator !!
Para celebrarlo, ya estoy preparando la siguiente entrega. "Las alegres comadres de Windsor". Doy gracias a William S. por prestarme el título. Veremos si conseguimos postearlo esta noche. |
#30
|
||||
|
||||
Deberías, si no lo tienes ya, tener un blog. Escribes muy bien y tus relatos realmente invitan a visitar tierras Nubias. Sigue así porque realmente es fantástico lo que nos cuentas.
|
Esta persona le da gracias muy sinceramente a Elwen por esta buena aportación o artículo: | ||
Sponsored links . | |
|
|
|
Herramientas | |
Desplegado | |
|
|
VER FOROS | AYUDA A VIAJEROS | OPINIONES DE VIAJEROS | ANTIGUO EGIPTO | EGIPTOPEDIA | EGIPTOGUÍA | GALERÍA FOTOS |