Los Primeros Visitantes De Egipto.

[loidda]

El primer viajero del que se tiene conocimiento de que haya caído bajo el hechizo de Egipto fue el historiador griego Herodoto. Visitó Egipto por primera vez allá por la mitad del siglo quinto a. C. , y luego dejó constancia escrita de sus viajes en el Libro segundo de su gran obra Las Historias. Este trabajo que trata en primer lugar de la guerra entra Grecia y Persia en la primera parte de dicho siglo, es más que una detallada descripción de acontecimientos. A Herodóto se le consideraba a menudo como "El padre de la historia", por su calidad de visionario y el profundo alcance de su obra. Se interesó por las raíces de las guerras, la historia previa del poder implicado, y por los logros y costumbres de los pueblos y gentes. Debido a que Egipto formaba parte del Imperio Persa en el momento de aquella guerra, incluyó una sección que hablaba de esta región. Nadie había escrito nada parecido hasta la fecha.

LOS VIAJES DE HERÓDOTO.

En cuanto a este viaje a Egipto , Heródoto escribió:

"Llegué y vi por mi mismo hasta donde me permitió lo humanamente posible, pero toda la información posterior la obtuve de boca de otros."

La verdad de este relato se pone a veces en tela de juicio. Si se refería al escribir sobre estos hechos a la construcción de las pirámides de Gizeh, por de pronto, él estaba hablando de un periodo 2000 años anterior a su propia época, y tuvo que remitirse a lo relatado por los sacerdotes egipcios con los que hablara. A menudo se refirió a dos o más versiones del mismo hecho, dejando que sus lectores sacaran sus propias conclusiones de lo escrito. Sin embargo, la historia de la Vigesimosexta Dinastía, es la fuente antigua de datos más fiable. La arqueología moderna continúa demostrando que mucho de lo que el relató sobre este periodo era cierto.

HERÓDOTO. EL PADRE DE LA HISTORIA.

EL MAPA DEL MUNDO SEGÚN HERÓDOTO.

ESTRABO.

El historiador y geógrafo Estrabo pasó varios años en Alejandría, la capital fundada por Alejandro Magno, en la costa Mediterránea, aunque Alejandro no vivió para verla terminada. La capital fue ampliada y embellecida con construcciones adicionales erigidas por lo ptolemaicos, que sucedieron en el gobierno de Egipto al emperador muerto. La descripción de Estrabo es una de las mayores fuentes de información sobre el tema:

"La ciudad posee magníficos recintos públicos y palacios reales, que conforman un cuarto o quizá incluso un tercio de la extensión total de dicho área. Cada uno de los monarcas añade, desde el amor por el esplendor, un nuevo ornamento a los monumentos públicos, de modo que cada rey se proveerá a si mismo y de sus propias arcas de una residencia sumada a las ya existentes."

Los edificios públicos de Alejandría contenían el Gran Museo, con su paseo cubierto y su merendero para los escolares que estudiaban en la cercana Biblioteca. Los dos puertos y el Faro fueron también mencionados por Estrabo, así como el teatro, el gimnasio o gymnasium y el Templo de Serapis.
La ciudad entera se encontraba entrecruzada por calles y avenidas que formaban ángulos rectos, lo suficientemente anchas como para albergar un gran número de caballos y carruajes. Las descripciones de Estrabo resultan particularmente útiles debido a que gran parte de la antigua ciudad ha desaparecido bajo construcciones posteriores o debido a que una porción de ésta yace ahora bajo el mar. Es de gran valor para los equipos de arqueólogos actuales que se encuentran sacando de nuevo a la luz las partes ocultas de esta hermosa ciudad.
Estrabo visitó también el Alto Egipto, y describió las atracciones turísticas del momento, como los Colosos de Memnon o las Tumbas Reales del Valle de los Reyes, y como menciona él "construidas maravillosamente y siendo un espectáculo para la vista."




Estrabo en realidad criticaba las dos enormes estatuas, Los colosos de Memnon, que representaban a Amenhotep III, y marcó el sitio que una vez fuera un gran templo funerario. En la época que vivió Estrabo, no obstante, las estatuas se relacionaban con el mítico rey Memnon de Etiopía, llamado el hijo de la Ira, un héroe que había luchado al lado de los troyanos contra los griegos. Las estatuas fueron medio derruídas por un terremoto en el 27 a.C., y se dijo que una de ellas producía extraños sonidos. Muchos visitantes de la época quedaron impresionados y acudían a diario para oír a la estatua "hablar". Estrabo, cínicamente, puso el misterio en manos de las maquinaciones de los sacerdotes locales.
Adriano admiró la misma estatua en el año 130 d.C., pero ésta no "habló" hasta su segundo día de visita. Una poetisa del séquito que acompañaba al emperador, Julia Babilla, grabó los versos que hay en la estatua, en honor a Memnon y a Adriano. La descripción todavía se puede ver. (Mirando de frente está en la estatua de la derecha.)

ADRIANO.

Cuando este emperador visitó Egipto, visitó primero Alejandría. Allí pasó algún tiempo conversando , aprendiendo con los escolares en el Museo. Embarcó entonces Nilo arriba acompañado por su favorito, Antino, que se ahogó accidentalmente en el río durante el viaje. En memoria de su amigo, adriano fundó una nueva ciudad, Antinópòlis, que fue diseñada siguiendo los patrones griegos, con dos calles principales cruzándose en ángulo recto y provistas de baños, templos y un teatro.
Los escritos dejados en las superficies de piedra por los turistas de la antigüedad a lo largo de los años, dejan clara constancia del interés suscitado por los monumentos egipcios durante el periodo romano. Los de más interés para ellos solían ser los obeliscos con jeroglíficos inscritos en ellos, que los romanos no fueron capaces de descifrar. Varios emperadores romanos trasladaron algunos a Roma, donde síguen a día de hoy. El naturalista romano Plinio, escribió que el emperador Augusto, empleó el conjunto de obeliscos en los Campos de Marte a modo de calendario, basándose en las mediciones de sus sombras en varios momentos a lo largo del año. Aparentemente no dió resultado.
El emperador Constantino, se hizo con un obelisco de Tutmosis III apartándolo de su emplazamiento original en Tebas y lo trasladó a Alejandría, esperando embarcarlo, rumbo a su nueva capital, Constantinopla. Constantino murió antes de que el obelisco llegara a su destino, pero Teodosio I finalmente lo emplazó en el Hipódromo de la capital en el 390 d.C.
Adriano tomo un interés todavia mayor por las antgüedades, e hizo trasladar algunas de ellas a su residencia en Italia.

ADRIANO.

En esta residencia de Tívoli (Italia), Adriano quiso reunir los lugares y las obras de arte de las que había sido testigo en sus viajes a lo largo de Grecia y de Egipto.

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[montse35]

Mu bueno el tema, haber que dá de si, yo te pongo una anecdota que escribió Key Words:
Sobre Herodotus (Herodoto) Auguste Mariette (uno de los fundadores de la Egiptología moderna) dijo:
"Detesto a este viajero. Habiendo estado en Egipto, cuando el antiguo lenguaje aún era hablado y pudiendo haber transmitido todo tipo de información, lo único que hizo fue decir que la hija de un rey se dedico a la prostitución por lo que, y teniendo en cuenta el gran número de errores que comete, hubiera sido mejor para la Egiptología que no hubiera existido"

[loidda]

Está claro que tiene sus retractores, jejejej pero aunque creo que podía haber profundizado más porque haber quién ha podido hablar con sacerdotes egipcios y guardianes de tumbas como él.
Si hubiera sido yo, hasta que se hubiera muerto el último, hubiera estado allí atiborrándolos de preguntas, jejejje.
Pero los arquéologos han corroborado la veracidad de muchos de sus relatos.

[montse35]

Tengo por ahí guardado un estudio de Herodutus que encontré para un trabajo de historiadores antiguos, en cuanto localice el enlace te lo paso, es que ahora estoy en el portátil.
Un beso

[montse35]

Lo prometido es deuda:

http://descargas.cervantesvirtual.co...720.pdf?incr=1

Espero que te sirva.

un beso