He Vuelto. Diario Del Viaje Más Maravilloso de Mi Vida...

[Yamila.E]

Martos, acá estamos esperando la próxima parte...!

Tus fotos son excelentes...! saludos desde Argentina, che!!

[Iseth]

Hola Martos!!!!

Muy buen relato....parece que estoy allí cuando lo leo y las fotos...una pasada. Gracias por contarnos tu experiencia en Egipto

Un saludo
Iseth

[martos]

Muchas gracias por vuestro apoyo. Voy con el siguiente día.



Jueves 13 de Agosto de 2009


El Jueves sonó el despertador a las 06:20 de la mañana para ir preparándose para un gran día como el anterior.

En el desayuno probé una especie de turrón de pistacho que me encantó y muesli con leche que estaba para chuparse los dedos. Para coger fuerzas.

A las 07:30h salimos del hotel con dirección a la Ciudadela de Saladino. Una de las cosas que más pena me han dado en este viaje, es estar cerca de muchos monumentos que quieres visitar y echar fotos y no puedes hacerlo. De la Ciudadela sólo pudimos ver la Mezquita de Alabastro o de Mohamed Ali. Eso sí. Fuimos los primeros en llegar. No había nada más que dos encargados barriendo. Adel compró las fundas a los zapatos para que nos lo pusiéramos y a las mujeres que llevaban los hombros descubiertos le pusieron la famosa capa verde para tapárselos. Adel nos explicó la historia de los regalos que se hicieron entre Francia y Egipto. Éstos le regalaron a los franceses el obelisco que falta en Luxor y que está en la Plaza de la Concordia de París y los franceses les regalaron a los egipcios la torre con el reloj que hay en el patio de la Mezquita, la lámpara del interior y una alfombra. Con el tiempo, según nos cuenta Adel, puede parecer que los franceses salieron ganando porque el valor del Obelisco es mucho mayor en la actualidad que el de los tres regalos franceses. Aunque , nos dice él, no hay que verlo por esa perspectiva. En aquella época tener un reloj semejante era un lujo. Nos explicó cómo rezan los musulmanes en la Mezquita. Aquí andaba yo algo más puesto que el resto del grupo, para eso tenemos en Córdoba una de las Mezquitas más importantes del mundo. También explicó el porqué de las mujeres rezan separadas de los hombres. Para evitar la distracción del sexo opuesto y la tentación del roce.

Tiempo libre para hacer las fotos y salimos al exterior para contemplar las vistas de todo el Cairo. No nos podíamos asomar por completo porque había un cordón para evitarlo. Curiosamente, algún que otro policía que andaba por allí te dejaba pasarlo previo pago de propina según me comentaban. Las fotos de una puesta de sol desde allí arriba tenían que ser una maravilla. (Si es que yo necesito estar unos meses en vez de una semana…)

Después de la Ciudadela partimos al Barrio Copto. A la entrada, nos pareció curioso un cartel de un vendedor que ponía “Más barato que Mercadona…” Curioso…

Entramos en la Iglesia de San Sergio donde cuenta la Biblia se refugió la Sagrada Familia en su huida de Egipto. No pudimos visitar la cripta porque estaba cerrada por unas inundaciones a causa de la subida del nivel freático del agua. Creo que nos dijeron que desde el año 2000. Como no pudimos bajar compramos unas postales para poder ver la cripta. Explicaciones varias a cerca de ortodoxos y católicos y las rupturas matrimoniales como consecuencia del adulterio. La prueba del “hilo” que la mujer tenía que pasarle a su marido y a su amante para demostrar que le estaba siendo infiel y así autorizar el divorcio. Ahí Adel estuvo gracioso.

Al salir de la Iglesia, entramos en un inmenso bazar donde tenían de todo. Nosotros no quisimos comprar nada pero algunos que lo intentaron contaron con la ayuda de Adel para que les rebajara el precio. Estuvimos demasiado tiempo allí para mi gusto.

Ahora tocó la visita del Mercado Khan el Khalili. Nos bajamos del autocar y desde ese mismo momento teníamos policía a nuestro alrededor para protegernos. Mientras Adel se quedaba en un café para tomar té y fumar una shisha, nosotros fuimos a dar una vuelta. Ya en el autobús nos había avisado de que el 90% de las cosas que venden en Khan el Khalili es “Made in China” y que si querías comprar algo bueno y de calidad fabricado en Egipto, no era el sitio idóneo. De hecho ninguno compramos nada. Había poca gente y las tiendas estaban aún abriendo.

Cuando empezamos a dar el paseo por las calles llevábamos adosado a un policía de la secreta vestido de chaqueta que nos acompañó hasta que subimos al autobús. Daba un poco el cante pero hacía que nos sintiéramos más seguros paseando por allí. De agradecer.

Después de dar una vuelta por el Mercado nos sentamos en el Café de los Espejos o Café “Fishawi”. El policía se sentó en otra mesa cerca de la nuestra pero no tomó nada. Nosotros pedimos el típico Té a la menta. Perfecto, yo disfruté al menos. Una vez que pagamos, nos fuimos a buscar a Adel donde habíamos quedado para volver al autobús.

Luego tocó la visita del Museo Egipcio del Cairo. Nada más entrar, lo primero fue una explicación sobre la réplica de la Piedra Rosseta. Luego pasamos al todo el mobiliario que se encontró en la Tumba de Tutankamon para explicarnos todas las ventajas de las que ya disponían en aquella época y que posteriormente hemos heredado la cultura occidental. Por ejemplo las chanclas que se encontraron en el habitáculo antes mencionado. Era fascinante el estado de conservación de todos los artículos allí expuestos: los tronos, las figuras, los guardianes, pulseras, calcetines, vasijas con comida, etc… Adel nos llamó la atención cuando explicó la historia de un sonajero con los alambres en forma de cobra y, que más tarde, nos contaría en el templo de Karnak.

Pudimos ver cada una de las cámaras de mayor a menor tamaño en las que estaban encerrados los sarcófagos del faraón. Cómo tuvo que apañárselas Howarth Carter para poder abrirlos desmontándolos uno a uno para poder abrir el siguiente. Tras las explicaciones, nos dio creo recordar una hora y media. Fuimos directos a ver la sala de los tesoros de Tutankamon. Allí estaba la máscara del faraón en el centro de la sala, bien iluminada y reluciente. Como no había mucha gente, pudimos estar delante de ella en varias ocasiones e impresionaba bastante cuando te quedabas mirándola fijamente. Como si tuviera vida propia y te estuviera hablando. Transmitía fuerza. Una sensación interesante. Luego pasamos a ver el resto de la sala. El sarcófago de madera y el de oro macizo. Una obra ejemplar. ¿Cómo era posible en aquella época hacer algo tan bello? Sin duda en este viaje te das cuenta de la importancia de aquella civilización. En mi opinión, si se admite, la humanidad no ha ido evolucionando de menos a más. Los egipcios ya estaban en lo alto para cuando su extinción caer en picado y a partir de ahí remontar hasta nuestros días en una curva en forma de “u” o curva cóncava.

No sería la última vez que estaríamos en esa sala. Volveríamos al final. Nos fuimos después a la sala de las momias. Las entradas para acceder nos costaron 60 LE cada una presentando el carnet de profesor o “ITIC”. Pero su precio es de 100 LE.La primera momia que nos encontramos era la de Ramses II. ¡Toma ya! Nada más entrar y nos topamos con la más importante. Impresionaba un montón estar allí. La momia de Ramsés II tenía el pelo rojizo como consecuencia de los productos utilizados para la momificación aunque debía tenerlo blanco ya que murió mayor. Eso es lo que “rezaba” en la leyenda que acompañaba a la momia. Allí estaban las momias de Tutmosis II, II y IV, Seti I, Amenhotep II, Ramsés II, ,III, IV,V y IX y la no menos importante Reina Hatshepsut que se encontraba en la misma sala. Luego a parte había otra sala dedicada a las momias de reinas. Estaba el inconsciente de turno, por no llamarle de otra forma más despectiva haciendo fotos a las momias ¡¡¡con flash!!! Me quedé mirándole con mala leche porque era egipcio probablemente (hablaba árabe) y no me entendería si le decía algo. Hay que ser mendrugo…

Estuvimos un buen rato allí dentro de las dos salas. Luego dimos una vuelta por las salas de la planta alta y baja para volver al final a la sala de tesoros de Tutankamon. La sala de las momias y la de Tutankamon eran las únicas que tenían aire acondicionado. En el resto hacía mucho calor. Vemos la Paleta de Narmer. Estuve buscando al escriba sentando y las estatuas del Imperio Antiguo, dígase la de Rahotep y esposa Nofret, pero se me hizo tarde y no las encontré. Me dio pena. O alegría. Para volver, digo…

Antes de salir fuimos a la tienda y compré un libro y unos separadores. Era de las Pirámides de Gizeh. Muy interesante pero un poco caro. Creo recordar que 20 €.

De ahí nos fuimos a almorzar a un barco anclado en el río. Muy lujoso. No recuerdo cómo se llamaba. Tenía pinta de estar allí fijo para utilizarlo de restaurante. Como el día anterior habíamos comido todos la lubina y nos la ofrecieron otra vez, todos pidieron la otra opción: pollo. Aquí no había restricción en las bebidas como en el día de ayer que no servían cervezas con alcohol por estar cercanos al Ramadán.

Al terminar de comer nos fuimos a descansar un poco al hotel, una hora más o menos porque habíamos decidido por nuestra cuenta y por recomendación de Adel y al mercado al que van los egipcios a comprar y que está en la calle “Al Moez”. Así que a las 17:30h salimos del hotel para coger el taxi de 6 plazas que nos había reservado el recepcionista. Quedamos en que le íbamos a pagar 20 € por llevarnos y por traernos a las dos horas de estar allí. Además de mi mujer y yo (Mª José y Javier, que no lo había dicho antes) fueron Abel y Aida de Tarrasa y Julia y Francisco de Valencia. Habíamos quedado también con una pareja de recién casados de Madrid, Gloria y David, que estaban alojados en el Sofitel. Nos veríamos allí directamente.

Esta es la parte más aventurera del viaje. Coger un taxi en el Cairo es muy divertido o muy atrevido, dependiendo de la persona que lo mire. Yo me reí muchísimo, hay quién se asustó durante el trayecto. La gente cruza a centímetros de los paragolpes de los autos, se baja de las furgonetas que hacen de transporte público en movimiento con las puertas de par en par, no respetan los semáforos (los pocos que hay y que no echan cuentas), hacen cambios de sentido imposibles de entender aquí. Pero allí todo es normal. Pocas cosas pasan para lo que podría pasar.

Al llegar al mercado y esperar a la otra pareja que llegó un poco después, me llamó la atención que en la entrada de la calle todos estaban comiendo mazorcas de maíz asadas. Imaginaros, éramos los únicos turistas en un mercado destinado a los egipcios. Allí nadie te ofrecía nada como en Khan el Khalili, sólo nos saludaban de uno y otro lado. Nos paramos en un puesto de camisetas y los compañeros compraron algunas. El regateo fue muy divertido y pacífico. Nos reímos mucho.

Había mucho ambiente pero teníamos, al menos yo, de estar siendo permanentemente observados. Mi mujer llevaba unos pantalones cortos (pero no mucho) de Coronel Tapioca y Gloria llevaba un vestido por encima de las rodillas y con los hombros al aire. Mala elección para ese paseo. De todo se aprende. El caso es que pasado un rato nos dimos cuenta de todo el que se nos cruzaba y el que nos adelantaba se quedaba mirando a las piernas de Gloria. Descaradamente, sin disimular. Aunque los descarados podrían pensar ellos que éramos nosotros por ir de esa manera… Por eso yo comentaba a mi mujer que esas situaciones se podrían haber evitado y que “allá donde fueres, haz lo que vieres…”. Las mujeres que se cruzaban se reían y miraban para atrás cuando nos pasaban. Una cosa escandalosa para mí que me gusta pasar desapercibido. Esa fue la incomodidad del paseo, que nos sentíamos ya demasiado observados. Nadie nos dijo nada a excepción de un joven comerciante que dijo algo en su lengua señalándole las piernas. No sé si era un piropo o una recriminación. Yo me inclino por lo segundo.

Lo peor vino cuando alguien le tocó el trasero a Gloria. Ninguno nos dimos cuenta. Ahí ya se puso muy nerviosa y quería irse. Esta pareja cogió un taxi y se fue para el hotel. Nosotros estuvimos esperando al taxista que nos iba a recoger en el mismo sitio donde nos dejó. Un minuto tuvimos que esperar sólo. Increíble con el tráfico que había. Tuvimos que dar la vuelta del siglo para cambiar el sentido que nos llevara al hotel. Creo que fueron 50 minutos de trayecto. 50 minutos de infarto. Incluso lo grabamos con la cámara de fotos. Muy gracioso. Las mujeres gritaban cuando estábamos apunto de atropellar a los peatones que se nos cruzaban. Los retrovisores chocaban con los coches de al lado y si sacabas el brazo (yo lo hice) tocabas el coche. Que te estaba adelantando. Si el conductor veía un hueco, allá que iba y se metía. Nosotros decíamos “No cabe, no cabe…” Él se abría paso para que cupiera. Al ver que nos reíamos y que estábamos grabando, se envalentonó y corría más, se metía por sitios cada vez más estrechos. El decía: “No problem, good driver, Fernando Alonso”.

Total, que llegamos al hotel y le dimos un aplauso. Y no sólo eso sino que nos hicimos fotos con él. Una anécdota graciosa para contar a nuestro hijos…

Subimos a la habitación, nos duchamos y bajamos para cenar.

Cena larga y tendida con Aida y Abel en el restaurante. Después de escribir todo lo acontecido en el día, me fui a dormir a las 23:57h. OJO!! La llamada para el día siguiente iba a ser en unas horas. A las 02:45h!!!! Tocaba ir a Abu Simbel. Y yo estaba que… Z,Z,Z,z,z,z,z…

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[Iseth]

Si, tanto coger un taxi como ser un peatón es toda una aventura en esa gran ciudad. Cuando regreso de allí la "loca" parezco yo al cruzar las calles. De kamikaze me tachan mis amigos.

Qué maravilla poder ver la Mezquita sin más personas que vosotros!!! En cuanto a lo del Obelisco...nefasto el intercambio que hizo Muhammad Alí

Me encanta tu relato Martos y tus fotos son estupendas, estupendas

Un saludo

Iseth

[netcheru]

gracias, simplemete eso, ya no nos podés dejar, hay más ?

[SaraBcn]

guauuuu, al leer tu relato......dios!!! que ganitas de estar ya en egipto, aunque aun me quede poco menos de un mes....cada vez estoy con mas ganas!!! cuentanos mas.....

[martos]

Viernes 14 de Agosto de 2009


Tocan diana a las 02:45h. Qué cuerpecito teníamos. Pero era para ir a Abu Simbel, así que pegamos un brinco de la cama. Había que dejar el hotel a nuestro pesar así que recogimos las maletas y nos bajamos para desayunar. Estando abajo, Julio de Ciudad Real, me comentó que las maletas había que dejarlas en la puerta de la habitación. Así que subí rápidamente y las coloqué donde debíamos. Desayunamos con poca gana porque a esas horas… Pero tomé un poco de muesli que tan bueno lo ponen en el Conrad. Terminamos, y bajamos a la recepción donde nos esperaba Wafik.

Dejamos el hotel a las 03:45h en dirección al aeropuerto de El Cairo. Una vez que pasamos los controles (unos pocos) nos repartieron los billetes y nos fuimos a la puerta de embarque. Allí me encuentro, qué casualidad y qué chico es el mundo, a una pareja de Córdoba que me conocían. Él, Alberto, me llamó y estuvimos hablando. Era un compañero de mi colegio en Primaria de la promoción que estaba por encima mía. Desde entonces no nos veíamos. Ellos se incorporaban a nuestro grupo ese día y dejaban las excursiones del Cairo para el final.

El avión con destino a Asswan salió a las 04:55h. Llegamos al aeropuerto de Asswan a las 06:00h. El siguiente vuelo con destino a Abu Simbel era a las 08:00h. Estuvimos esperando un tiempo para coger el vuelo. El avión era uno de esos como los de Spanair, los “MD” dichosos. Pero bueno, confiábamos en que todo saliera bien. A mí me gusta mucho volar y no era cuestión de preocuparse. El vuelo salió a su hora, las 08:00h.

Gracias a egiptoforo.com, sabía que nos teníamos que poner en el lado izquierdo del avión entrando por la cola (o lado derecho del avión entrando por la cabina de pilotos) para poder ver los templos desde el avión. Y así fue. Después de dar unas cuantas cabezadas pero con el interés de mantenerme despierto para no perderme los templos desde el aire, llegamos a las proximidades de Abu Simbel. El avión empezó a dar un giro y yo ya tenía preparada mi cámara en el modo multidisparo. Cuando el templo empezó a verse salir detrás del ala izquierda del avión dejé apretado el disparador y pude hacer 8 fotografías en el corto espacio de tiempo de que dispuse. Desde que aparece el templo detrás del ala hasta que gira el avión, es muy pocos segundos para pillar el templo de frente. La ventanilla en la que estaba sentado (muy trasera, casi al final del avión) estaba asquerosa y las fotos no salen muy nítidas ni con enfoque, pero no se le podía pedir más.

La visita la empezamos a las 09:00h. Adel explicó las cosas más importantes con unas fotos de interiores que después algunos compramos porque no se podían echar fotos en el interior del templo. Una curiosidad que nos contó. Cuando desmontaron los templos para trasladarlos por la crecida del agua tras la construcción de la presa, estudiaron bien la ubicación para que el sol penetrara al interior e iluminara el santuario del fondo el día en concreto al igual que en la ubicación original. El 20 de Febrero y el 20 de Octubre. Se piensa que correspondían con la fecha de nacimiento y de coronación de Ramsés II. Pues lo curioso es que cuando llegó el primero de esos días, el sol no penetró al interior en la nueva ubicación. ¡¡Fracaso!! El sol penetró al día siguiente (según nos contó Adel).

Tras sus explicaciones, nos dejó una hora para ver los templos y sacar las fotos. Eran las 09:30h de la mañana y sudábamos la “gota gorda”. En el interior más que fuera. Me hinché de hacer fotos de la portada. Una vez dentro, paseamos contemplando el templo por las salas y disfrutamos de los relieves. Parece mentira que tenga todas esas dependencias que tiene visto desde fuera. Sí, de ése famoso de Ramsés en el carro batallando con su arco. Me encantó este templo. Me imagino este templo como está representado en las láminas de David Roberts que más tarde compré en la motonave y tendría que ser una pasada.

Al terminar nos fuimos para el de Nefertari. Más modesto que el de Ramsés pero también muy bonito. Este lo vimos mucho más rápido que el primero, obviamente, es más pequeño. Pero ya no sólo por eso sino porque al ver el otro el primero pierde un poco el interés (que no dudo que lo tenga).

Nos fuimos un poco acalorados del lugar. El sol apretaba que daba gusto y decidimos irnos por la carretera en vez de pasar por la sombra donde estaban todos los vendedores porque no nos apetecía pararnos ni que nos pararan. Las sombras están estratégicamente puestas. Normal, para captar a los clientes. En el autobús, Adel nos repartió las fotos a los que se las encargamos por 2 €. Eran del interior y de las explicaciones que nos dio antes de entrar. Está bien cuando no puedes hacerlas tú para tenerlas de recuerdo.

Nos llevaron al aeropuerto y cogimos el vuelo a las 11:00h con destino a Asswan. Al llegar al destino nos esperaba uno de esos autobuses de que dispone Galaxia, bien amplios y modernos. Y lo que se agradece también, tiene frigorífico para venderte dos botellas de agua fresca por 1€, que venía de escándalo.

Nos llevaron a la Presa Antigua (o Alta) de Asswan primero y luego a la moderna. Son unas obras de las que los egipcios, unos están muy orgullosos pero otros no. A mí no me interesó mucho el tema viniendo de Abu Simbel.

Después fuimos a ver el Templo de Píale. Cogimos una motora para llevarnos a la isla donde está ubicado. Durante el trayecto, unos vendedores nubios (la mayoría niños) se subieron al barco y nos vendían tres pulseras por 1€. Creo que todos compramos porque eran muy simpáticos y cada pareja compraba a un niño distinto para que todos se llevaran su parte. Nosotros compramos 6 pulseras. Adel nos avisó en el autobús de todo ello y de que veríamos un templo que a mucha gente le trasmitía buenas sensaciones y que no transmitían otros templos.

También hice muchas fotos. Fui de los últimos en subirme al barco. Estuvimos en el Templo hasta las 13:30h. El entorno que tiene el templo es muy rocoso y le da un especial contraste al monumento. A la vuelta hice una foto que me gustó mucho con el templo reflejado en el agua del Nilo.

Una vez que volvimos del templo de Philae (también he visto que lo llaman Filé pero me gusta más el otro), nos llevaron al Amarco, nuestra motonave. Nada más entrar nos dieron toallas perfumadas para asearnos un poco y recogimos las llaves de nuestro camarote. Las maletas ya las teníamos allí. Nos dieron la habitación 201. Muy chula. Lo mejor era sentarte en la cama y mirar por la ventana el Nilo. A mí eso me encantaba. Cuando bajamos al restaurante, las parejas con las que nos sentábamos ya habían ocupado una mesa, por lo que tuvimos que sentarnos en otra para el resto de los días en el barco. Un poco rollo porque había unos en nuestra mesa que siempre se estaban quejando por todo. Y no doy más detalles. El otro grupo habían volado directamente del Cairo a Asswan y habían dado un paseo en faluca dejando Abu Simbel para el final del viaje, los que iban. Adel nos había ofrecido la excursión por el pueblo Nubio y aunque estábamos cansados, aceptamos ir.

Descansamos en la habitación y no nos dio tiempo más que de ducharnos y poco más de 15:00 a 16:00h.

A las 16:00h, nos esperaba Yehia Taher, más conocido para nosotros como “Juan”. Él iba a ser nuestro guía en el pueblo suyo donde residía. Nos contó que él estuvo mucho tiempo viviendo en Barcelona como bailarín pero que regresó a su pueblo cerca de Asswan porque lo echaba mucho de menos. Él vivía cada una de las explicaciones que nos iba contando. Nos montamos en un barco y fuimos Nilo abajo para pasar por la Isla Elefantina, la primera catarata, el mausoleo de Agha Kan, el hotel “Old Cataract”, etc, hasta llegar a la “playa” (que es una orilla del Nilo) donde algunos se bañaron. Como nosotros íbamos a subirnos en camello, optamos por no mojarnos.

Durante todo el trayecto por el ría, Juan, nos iba explicando las tradiciones de su pueblo y de su familia. En ese trayecto unos niños que nadaban por el Nilo se agarraban al barco y cantaban los clásicos populares de la música española (El porompompero, Macarena, Guantanamera, etc) a dos voces. Había que ver a los niños nadando… porque cantando… después de la paliza de pillar el barco… estaban sin aire los pobres.

Llegó el turno de los camellos. Mi mujer estaba asustada y era la única que pegaba gritos cuando el camello corría. Aunque hay que decirlo todo. El dueño del camello lo incitaba a que corriese. Le iba la marcha. Yo iba detrás de ella con otro camello cuyo dueño era un niño muy “apañao” que me decía cómo tenía que llevar al animal. Lo que me mosqueaba bastante era que el dichoso camello iba por el filito de un precipicio de arena que desembocaba en el Nilo. Manda webs… Al final llegamos con el trasero calentito del ajetreo. O por lo menos yo.

Aunque el viaje estaba pagado, le dimos propina a los dos dueños de los camellos por el buen rato que pasamos y lo divertido que fue, aunque tuviéramos el susto en el cuerpo…

Llegamos al pueblo de Juan y nos metimos en su casa directamente. Allí estaban sus hijos y sus nietos. Una niña de no más de 2 años (hija de Juan), jugaba con un palo a darle a los cocodrilos que tenían en un recinto cerrado. La niña se subía como podía y jugaba con ellos. Los cocodrilos, naturalmente, respondían agresivamente. Casi todos los del grupo se hicieron fotos con un cocodrilo pequeño en sus hombros.

Nos ofrecieron té y a las niñas que quisieron, les dibujaron el cuerpo con henna. ¿Quién lo hacía? Otra hija de Juan. Tenía unos pocos hijos. Allí mismo, en la casa tenían una especie de tienda en un corredor o pasillo y otro en una habitación, de artículos fabricados por ellos mismos. Nosotros compramos un salvamanteles que nos costo 15€ y nos regalaron una pirámide escalonada pequeñita como la de Sakkara. Luego pudimos ver las dependencias del tipo de casa nubia. No tenía solería, era arena, la cual nos explicó Juan, se encargaban las mujeres del pueblo en ir a por ella. Y no cualquier arena valía para la casa. Ellas eran las especialistas en escogerla. Una arena limpia, que no soltara polvo y muy amarilla, no tan fina como la del desierto. Curioso.

Los colores eran muy vivos, blancos combinados con azules, mayormente. Tenían en su casa una terraza en la primera planta preciosa con vistas al Nilo.

Cuando nos pusimos de acuerdo, porque cada uno estaba en un lado de la casa…, salimos acompañados de Juan que nos iba explicando la arquitectura exterior de las casas y los colores de la pintura que utilizaban para las mismas.

Pasamos por un pequeño mercado que tenían y en especial por una tienda en la que hacían Chals de algodón y lino allí mismo en su propio telar. Le compramos 6.

Nos volvimos a donde estaba atracado el barco y emprendimos Nilo arriba el regreso a Asswan. La vuelta fue preciosa porque ya estaba anocheciendo. Más rápido que la ida pero muy relajante.

Llegamos a la motonave y subimos a ducharnos porque llevábamos sudando desde por la mañana que estuvimos en Abu Simbel. Lo necesitábamos. Bajamos a la cena y le contamos nuestra experiencia a Alberto y Rosana (la pareja de Córdoba) todo lo que habíamos hecho por la tarde porque ellos habían preferido quedarse para descansar. Los del resto de la mesa, estaban con la oreja puesta de lo que contábamos y que ellos no habían querido ir. Seguían protestando por todo. Vaya ánimo…

Después de cenar subimos con las parejas de la otra mesa a la planta alta donde estaba la piscina que todavía no la habíamos visto y nos fuimos a la habitación a las 22:15h, porque… zzz,,, estábamos… zzz… que… zzzzzzz.







Saludos a todos y muchas gracias por el apoyo a los que estáis siguiendo mi relato.

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Las pirámides de Egipto

[kurtwarner]

joder el video del taxi es total, jajajaja esto convalidad un mes de montaña rusa en el parque de atracciones seguro....
madre mia no se si aguantare hasta mayo, menuda experiencia..

[martos]

Empezado por kurtwarner joder el video del taxi es total, jajajaja esto convalidad un mes de montaña rusa en el parque de atracciones seguro.... madre mia no se si aguantare hasta mayo, menuda experiencia..

Ja, ja, ja, ja. Bueno tu comentario, kurtwarner.

Saludos.

[shila]

Pues me reengancho al foro tras agosto con tu relato del tirón, muy bueno jejejjeje. Me ha encantado que contaras la visita al interior de Keops pues yo me quede con las ganas, así que mucha gracias por la descripción.

Y el video también estaba genial, además se os oía por el fondo las carcajadas y la verdad que se contagiaban jajajaja. La música del video me ha encantado así que te pediré un favorcillo, que si sabes el nombre de la canción y del cantante lo pongas por favor, me ha parecido preciosa.

Un saludo y animos con el relato, que nos estas haciendo pasar muy buenos ratos con él!!!!!!!!!!