Giovanni Battista Belzoni

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El Gran Belzoni - Transporte a El Cairo.


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Ultimos meses de 1816 - Tribulaciones y penalidades. - II -.

El, impertérrito, se presta a cuanto quieran amenazar o humillarlo aquellos esbirros incontrolables de Drovetti. El tiene un propósito...de momento tolera todas estas tribulaciones gratuítas, tiene que salvaguardar sus inversiones, eso es lo importante, que su "tesoro" llegue a destino. Mientras espera el regreso del barco, decide emplear a gentes en la excavación frente al templo de Mut, en Karnak, donde descubrirá un escondite con numerosas estatuas de Sacmis...solamente la falta de fondos impedirá continuar en su imprevisto descubrimiento. Parece que la fortuna le sonrie. Enumerando sus rescates, Giovanni sonrie satisfecho, su señor cónsul quedará contento, admitiendo, además, que es solamente el inicio...Dicharachero, festivo, baila con su mujer al estilo europeo, celebrando este cambio de rumbo, de brillante futuro...allí, en las mismas inmediaciones de la ribera del rio, donde acampa, recibe la ilustre visita del gobernador de la provincia, Jefe Calil, atraído por la algarabía festiva.

Los Belzoni agasajan a su invitado, mostrandose dóciles y devotos, seductores, incitando a la merced del árabe; detallandole sus penalidades, los arrebatos de cólera de "D", sus rastreros métodos...quieren enternecer al mismísimo gobernador y lo consiguen: el Jefe Calil les expide un firman autorizandoles a recoger y trasladar cuantas "piedras" ddeseen. Sin duda, aquellas noches estrelladas sobre Tebas, a la luz de las velas, aliviados del calor diurno, debieron resultar a nuestra expedición un reconfortante consuelo, un equilibrar los niveles íntimos; restañaron las heridas producidas en el amor propio, en su autoestima, por aquel barrunto de penalidades y privaciones. Podrían afirmar que veían la luz de un futuro respetable y acorde con lo que se merecían. Querían ser recordados, no ya por artistas circenses ni por nómadas de la nada, querían ser alguien importante, reconocidos por alguna hazaña indómita o por descubrimientos notables. Egipto les daría la llave.

Giovanni, ufáno, arrogante por momentos, amable y caballero siempre, paseaba su altanera figura gallardamente, salvaguardando todos sus "actos" aquel hermoso firman árabe que poseía. Se atrevía con todo, no tenía territorio vedado, los esbirros de Drovetti no podían impedir el rumbo de sus pasos.

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El Gran Belzoni - Transporte a El Cairo.

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Ultimos meses de 1816 - Tribulaciones y penalidades. - III -.

Ahora tenían la posibilidad de acceder, por ejemplo, al actual Valle de los Reyes, " sin escolta ", cosa imposible para él, hasta hace poco. Admiran y recorren las tumbas abiertas en aquellas fechas, observan los entresijos monumentales del " uadi " más famoso del Mundo, y en un instinto afortunado, fruto más de lo casual que de lo científico, descubre la que fuera la tumba de Ay, aquel sacerdote/faraón, sucesor del famoso Rey Tut. Aunque el descubrimiento no le aportará botín alguno, surge en él, ese sentimiento especial y altamente gratificante en el que nos sentimos visitantes o intrusos, por primera vez desde hace cientos y cientos de años entre aquellas paredes repletas de jeroglíficos, intactos de color y de los daños ocasionados en otros hipogeos, pero como la gran mayoria, la tumba de Ay fue profanada, tal vez, no muchos años despues de su sellado.

Sin embargo, la recompensa obtenida: su descubrimiento oficial aportará a nuestro italiano, justo reconocimiento en sus aspiraciones de arqueólogo autodidacta; éllo le incitará, meses más tarde, a repetir este golpe de suerte en el Valle.

El barco que regresa de Assúan y Philás atraca de vuelta en Tebas, pero no figuran los restos que Belzoni dejó allí preparados, sino un cargamento de ¡dátiles!. Es una nueva faena de "D"...han logrado amedrentar al patrón y lo han convencido de hacer caso omíso de las tareas contratadas por Belzoni. Éste recurre irritado a las autoridades y logra que obliguen al capitan a volver sobre Assúan y Philás y recoger todo por cuanto fue contratado. Otra tribulación inesperada, otra espera, otro sufrir...habrá quién piense que es fácil su tarea, pero está sujeto y a merced de la irregularidad del mundo árabe. Al tiempo, ha logrado levantar un espigón de arena y barro, que permita desplazar las siete toneladas del joven Memnón hasta el límite justo del nivel del rio. Ha precisado del trabajo de más de un centenar de hombres, que trabajan contrareloj ante la rapidez de las aguas.

Sus conocimientos de física y su experiencia de hombre forzudo alcanzan su cénit en el embarque del colóso Ramsés II. Una nueva hazaña, dónde se jugó el todo por el todo, cualquier debilidad o fallo en la sincronización del esfuerzo humano, de aquellos indígenas, daría al traste con su trofeo. Imaginaros a nuestro Sansón dirigiendo las operaciones de aproximación y arrastre hasta el buque. La tensión de las toscas cuerdas de palmera, el quejido de las tablas por las que se mueve, la mirada asustada de nuestros esforzados estibadores, la elevación rudimentaria sobre la bodega de la nave, la nivelación de ésta, su flotabilidad...momentos cruciales resueltos con valentía, decisión y autoridad.

Belzoni, al final, respira satisfecho, la empresa culmina con éxito y el 21 de Noviembre, de aquel 1816, partieron rumbo a El Cairo a depositar tan exquisito cargamento. Trás 24 días de singladura y una breve estancia en la capital, el joven Memnón es depositado en Alejandría, a la espera del buque que lo traslade a Inglaterra. Belzoni respira aliviado, misión cumplida.

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El Gran Belzoni - Retorno a Abu Simbel.

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1817 - 2ª Expedición - Tebas/Qurna. - I - .

Aún a pesar de la importante colección que Belzoni proporcionó al cónsul Henry Salt, nuestro italiano no logró más recompensa que el pago justo y escuálido por todos los gastos ocasionados. El cónsul británico no queria enriquecer a su agente de forma tan repentina: necesitaba mantenerlo en precario, "encadenado" a sus designios, y poder así seguir disfrutando de sus servicios. De Inglaterra llegan despachos a El Cairo, solicitando papiros: la carrera que mantienen con Francia, en la labor de la traduccción de los jeroglíficos, es, intelectualmente, encarnizada. Thomas Young no avanza en sus estudios sobre la piedra Rosetta, en Francia, Jean François Champollion puede hasta disponer de los ejemplos que se disponen en toda Europa (recordar que Inglaterra y Francia estaban en guerra, ningún ciudadano de ámbos paises eran libres de recorrer el otro), el francés se mueve con libertad hasta al nuevo Museo de Turín.

Henry Salt le anima a participar, junto al capitán genovés Caviglia, en los trabajos de prospección que éste desarrolla en Guizá, bajo la Esfinge. Belzoni desestima esta propuesta, que le relegaría a trabajar como "segundón", bajo las ordenes de Caviglia y a los caprichos de Salt. Giovanni, preocupado por la acción depredadora de los franceses, insiste al cónsul que sufrague los gastos de una segunda expedición hasta Abu Simbel y poder seguir sus propias excavaciones, a mayor gloria de Inglaterra. Al final, el cónsul accede a regañadientes pero a condición que el italiano le proporcione la mayor cantidad posible de papiros para remitirlos a Inglaterra. Belzoni sabe que los logrará encontrar en las tumbas invioladas del Valle de Tebas y deberá recalar algunas jornadas allí, antes de continuar hasta Nubia.

No puede obligar a su esposa Sarah a retomar su viaje y las tribulaciones cotidianas, y élla, cansada de tantas privaciones contínuas decide permanecer en El Cairo. Alojada comodamente, glosará los apuntes del Diario de Viaje que Giovanni ha venido registrando en sus papeles...conformando lo que más tarde se convertirá en Narrativa de las Operaciones... que Belzoni publicará en Londrés, en 1920. Esta vez, Belzoni solo viajará con el secretario de Salt, Beechey, que actua de tesorero y dibujante nóvel, un soldado, un cocinero y el griego, Yanni Athanasi, que figura como intérprete (cuando Belzoni ya se defendía sobradamente en árabe), pero que en realidad es un agente enmascarado de Drovetti, " D ". Parten del Cairo el 20 de Febrero de aquel 1817, en una singladura lenta, provocada por la acción de fuertes vientos adversos y despierta una desesperada incertidumbre en Belzoni. En una de las escalas por falta de viento, deciden alquilar un camello y un asno, recorriendo a sus lomos los 450 km. que les separan de Tebas.

Tras cinco días de galopada casi ininterrumpida, Giovanni y Athanasi alcanzan su destino, desfallecidos, casí no han dormido...comido lo justo, sus posaderas maltrechas y, para colmo, y ante la falta de los fondos prometidos, el Gobernador de Tebas ha dispuesto ofrecer la excavación en el templo de Mut, en Karnak, a otro italiano: un médico piamontés, que no dudará en ofrecer su exiguo botín a " D ". Belzoni, atribulado, furioso, lográ autorización para emprender una nueva excavación, en compensación de la usurpada. A muy pocos metros del Templo de Amón, a ciegas, por instinto y otra vez por casualidad, tropieza con otro busto exquisito. La fortuna sigue de su lado...pero los esbirros de Drovetti impiden a los lugareños a participar trabajando con él.

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El Gran Belzoni - Retorno a Abu Simbel.

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1817 - 2ª Expedición - Tebas/Qurna. - II - .

Aburrido por el acoso, deciden entonces atravesar el rio, hasta le Valle Occidental, el Valle de los Muertos, en busca de los papiros que le solicita Salt. Se instala en Qurna, el poblado ubicado sobre las colinas dónde eran enterrados la gente simple o sencilla en el antiguo Egipto, un poblado de ladrones y saqueadores profesionales, que viven en las mismas puertas de acceso a los enterramientos multitudinarios que encierra la montaña. Entre aquella escoria humana, que ha profanado sistematicamente las tumbas privadas y colectivas, Belzoni convive como uno más...pretende introducirse por las cuevas y pasadizos que, como en un hormiguero, han perforado durante siglos, los antepasados de estas familias de economía necrófaga.

Durante dias y dias, nuestro protagonista, come y duerme en nichos de tumbas, alimenta el fuego con los restos momificados...ha de procurar familiarizarse con sus constumbres, obtener su complicidad y confianza. El no puede aventurarse solo entre aquellos tuneles y pasadízos...sería demasiado arriesgado adentrarse cientos y cientos de metros, sin más ayuda que su instinto.

En sus constinuas incursiones, ha de arrastrarse por entre pasillos lúgubres, con una mano en la tea y la otra libre para desplazar su voluminoso cuerpo; sus guía, casi completamente desnudos, por delante, van adquiriendo un aspecto que recuerda más a las momias y restos que van encontrandose. la falta de aire, las filtraciones de humedad, el hedor de cientos de momias putrefactas, el fino polvo de la descomposición de los excrementos de murcielágos, los orínes de éstos...hacen practicamente irrespirable el poco oxigeno disponible. Ayudado por la carencia de olfato, hasta para un gigante como él, con grandes pulmones, la tarea de desplazarse resulta agotadora en grado sumo. Avanzan despacio, con los ojos abiertos a los techos y a los posibles hundimientos que pueden precipitarse, en cualquier momento y sepultarlos.

Al final, alcanzarán un gran depósito, a forma de camara-almacén, donde los antepasados han dispuesto un gran número de momias anónimas. El lugar está tan abarrotado de difuntos que, aunque puede permanecer de pie, la movilidad es muy restringida. En un intento por sentar sus posaderas, Giovanni descansa su peso sobre un sarcófago y éste se aplasta, provocando la perdida de equilibrio, arrastrando en su caida la desintegración de otros sarcófagos. La nube de polvo que se origina flotará inerte durante un buen rato, hasta que vuelva a posarse sobre el suelo.

¿ Podeis imaginaros la escena ?...aquellos hombres cubiertos de tierra y polvo, de los pies a la cabeza, semienterrados en vida, entre restos de momias, inmóviles, respirando lo preciso, aguardando tensos, en un mar de partículas de muerte y descomposición, hasta que todo se disipe...Belzoni retira, de entre las mortajas, los rollos de papiro que se encuentran alojados entre los vendajes, amuletos, vasos canopes, pequeños jarrones de alabastro, pequeñas joyas, sarcófagos de madera y yeso, lo más precioso que en su afanado despojo van apareciendo...Su mente no se plantea preguntas, debe mantenerse firme y resuelto, a pesar del pavor que le produce estar engullido, a cientos y cientos de metros de la superficie, de la salida.

Durante casí 3 meses, Belzoni estuvo recuperando del olvido y desalojando del lugar de reposo, un excelente "cargamento". Estaba en condiciones de elegir siempre el sarcófago mejor ilustrado, desechando el resto...su familia en Qurna le proporcionó más restos que lo que imaginó y así, para mayor seguridad y hasta que pudiese embarcarlo de regreso a El Cairo, se vió obligado a construir un murete de adobe en el mismo muelle de Tebas. Sus evidentes y contínuos exitos despertaron, de nuevo, el recelo y la ira contenida de los esbirros de " D ". No tardaron en torpedear continuamente sus movimientos, maquinando complots para enfrentar a los jefes locales con el italiano, a ultimos de Mayo de 1817, Belzoni decide partir de aquella "jaula de grillos" llamada Tebas y zarpar rumbo a Abu Simbel.

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El Gran Belzoni - Retorno a Abu Simbel.

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1817 - 2ª Expedición - En el interior, al fín.

Junio, en cubierta, rumbo a Assúan y Philás, el aire libre, el sol, los aromas del rio, sus sonidos, sus habitantes, la luz, el espacio, la libertad...el discurrir plácido, mecido por el viento, feliz como un niño...Demasiados meses viviendo como una rata, arrastrandose, husmeando, troceando, igual que éllas...la suciedad, el olor intenso a muerto, entre los dedos, por entre la piel, esa sensación fétida que no parece abandonarle por tiempo que pase...extremadamente desagradable como querer dormir, y al instante, recordar el aspecto de tantas momias violentadas y desgarradas, mirando, llamandote; visitando los momentos más sensibles del sueño...aquellos ojos secos y vacios, maximilares abiertos, mellados de dientes...ver como se desintegran en sus manos...como arena seca.

¡ Qué tristeza ! A Giovanni lo podríais clasificar cruelmente, estariais en lo cierto...ahora lo vemos así, gozando de nuestras comodidades y oportunidades civilizadas...más cultos, más respetuosos, sin duda...pero en aquellos tiempos, la autodenominada Ilustración francesa no tenía tantos remilgos y falsos prejuicios; ellos eran los amos del Mundo, y cuando dejaron de serlo, fueron los británicos, como anteriormente a ámbos, lo fue la Corona Española, y como en cualquier conquista, siempre hubieron expolios y saqueos sobre los dominados...así fue, aún a pesar de la retórica, de los gestos y ademanes, de la floritura, etc, etc con la que se desenvolvían en las cortes reales del siglo XIX.

El es un aventurero a sueldo, a las ordenes de su Graciosa Majestad, martirizado por sus rivales, irritado por el caracter voluble de los trabajadores indígenas...siempre a contra-reloj: impedir que el "otro" le arrebate el tesoro. Cuanto más se aleja del lugar, Giovanni va recuperando su fortaleza...demasiado tiempo como una rata...Ayuda en su recuperación, sus dos nuevos amigos: Irby y Mangles, dos oficiales de la Armada, dispensados del servicio y de viaje por los enclaves. Regresaban de admirar la 2ª catarata en Nubia, cuando coincidieron con Belzoni en Tebas. Este les relata las aventuras que ha vivido en Egipto, seguramente con todo tipo de detalles y ante una fogata al anochecer...les habla del joven Memnón que aguarda en Alejandría, de las tumbas del Valle de los Reyes, de Nubia...dónde aún permanece un templo colosal, invadido por la arena.

Los oficiales entusiasmados por sus palabras, aceptan acompañarle a modo de escolta y en la mejor de las camaraderias posibles, se divierten a la manera inglesa, en la dahabiya de Belzoni. Ahora son siete tripulantes, un pequeño ejército frente a la crueldad de aquellos tiempos, de aquellas tierras, de los indígenas. Aguardaran acampados en Philás, junto al llamado kiosko de Trajano, los despachos desde El Cairo de Henry Salt, Giovanni, siempre a modo de cicerone, dispondrá capitanear la apertura del Templo de Abu Simbel. Ahora ya nada lo impedirá, falta recibir los fondos del cónsul y recomenzar...nosotros, lo haremos tambien muy pronto...Saludos.

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El Gran Belzoni - Retorno a Abu Simbel.

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1817 - 2ª Expedición - En el interior, al fin. - II -

El barco-correo con los despachos, fondos y avituallamientos, al fin atraca en Assúan, con la sorpresa añadida de la presencia de Sarah, entre su tripulación. Aburrida de la monotonía del Cairo, recuperada y nostálgica de su marido, de las aventuras contínuas que surgían y compartían a diario, Sarah embarcó decidida a participar junto a Giovanni en la apertura del Templo. Justo cuando más la necesitaba a su lado, aparece...como dos autenticos amantes románticos, casí como la primera vez, un nuovo resurgimento en su ánimo un tanto alicaído, solitario desde tantos meses y, de repente, su presencia lo ilumina todo. Por espacio de algunos días, ella será su Isis en Philás, la Decidida, la Señora de un "Osiris" empalidecido.

Aquellas noches sobre Philás, Giovanni relatará sus aventuras en Qurna, en la exclusividad más auténtica, con la soledad que esos monumentos destilan; nuestros aventureros debieron sentirse autenticamente como dioses, sacerdotes, escribas...habitantes errantes entre las ruinas, las columnas, la luna sobre la piedra, las sombras, jeroglíficos extraños, imagenes divinas...el amanecer y el avance del Sol sobre el enclave...el amor, la amistad, la sensación del peligro, las tríbus nómadas...Giovanni debe renunciar a la compañía de su mujer hasta Abu Simbel, son demasiada tripulación para la pequeña dahabiyá, no hay intimidad, ni seguridad alguna...no sabe qué encontrará en el camino, no quiere perderla...Giovanni la alojará comodamente en el tejado del Templo de Isis, su punto mas inexpugnable y fuerte, alli quedará al cargo de James Curtin y un par de pistolas. Desde allí mismo verá partir la expedición.

Y otra vez, remontar la catárata, tirando de las cuerdas desde la orilla...el calor, la soledad mas absoluta, navegando entre los mares de dunas de la entrada a Nubia, con los ojos bien abiertos, las armas cargadas y el alma en la serenidad más profunda. Tras alcanzar las clásicas escalas, Abu Simbel a la vista, solitario, esperando mostrar sus tesoros esculpidos en sus piedras, en el interior, en sus paredes. Alli no hay nadie, y no hay mas rastro que el desarrollado por éllos anteriormente. Remontan el rio hasta la segunda cataráta buscando obreros, los encuentran emboscados como ya se esperaba.

En un alarde de valentía, con la decisión heróica de los hombres de Occidente, nuestros amigos se enfrentan con autoridad a los intentos violentos de aquellos africanos hambrientos, desheredados y despojados brutalmente, supervivientes de un desierto tórrido y yermo, donde hasta lo más preciso es casí inexistente. Controlan la situación con arrojo, sin amedrentarse por su número y ante la actitud hostil, surge la oferta de trabajo que les ofrece Belzoni.

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El Gran Belzoni - Retorno a Abu Simbel.

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1817 - 2ª Expedición - En el interior, al fin. - III -

Reinician las labores del desalojo de la arena...en pleno verano, otra vez. Las horas de trabajo han de administrarse cabalmente, organizarse y avanzar y avanzar...lentamente para desesperación de los europeos. Belzoni hace sus cálculos: de proseguir ese ritmo de trabajo tampoco terminarán esta temporada la labor de acceso a la entrada. Solución: la implantación de un segundo turno de trabajo, durante la tarde hasta el anochecer, con la participación de todo el asentamiento. Y otra vez, otros intentos de amotinamiento y la exigencia de más salario, interrupciones por las oraciones del Ramadán...en fin, un completo "calvario" que los europeos soportaron con tesón ante la proximidad del dintel de la puerta.

Así trabajaron durante tres semanas, extenuados, llagados, hambrientos, unos vigilados y amenazados, otros espectantes ante las recompensas prometidas, pero sin interrupción. De esta forma alcanzaron, en el último día de Julio de 1817, el marco pétreo que anunciaba el fín: la entrada liberada. Rapidamente conformarán un dique que impida el acceso de arena al interior y esperaran que el aire circule, mientras procuran dormir esa noche. No habia amanecido, cuando Belzoni y sus oficiales invitados penetrarán a rastras sobre el tobogán de entrada. Lo que vieron a continuación, merecería ser comparable al descubrimiento de la antecámara del rey Tut, un siglo más tarde.

Aquel Templo excavado en la roca era inmenso, nada comparable con los hipogeos del Valle de los Reyes, las proporciones doblaban áquellos. Se estremecieron al contemplar el techo abovedado, aquellas 8 estatuas gigantes que guardaban el interior. Aquellos pilares que hablaban de la majestuosidad del rey egipcio, de su divinidad, de sus atributos, sus dos tipos diferentes de corona: Señor de las Dos Tierras. A la luz de las antorchas, aquellas figuras te acechaban, pero la mayor de las impresiones vino cuando descubrieron toda la ilustración vertida en sus paredes. Cuando Belzoni advirtió la entrada de los primeros rayos de luz, optó por apagar las teas y dejar que el sol les descubriese el lugar, tal y como lo habian dispuesto los antiguos constructores egipcios.

Y así, de arriba abajo, el sol fue filtrandose len-ta-men-te, primero los techos y el rostro osirizado de Ramsés, sus coronas, su gesto resuelto y regio, casi como sonriendo...luego sus atributos reales: el heka y el flagelo, sus collares, su cuerpo esbelto y fuerte...aquellos europeos quedaron a su merced, empequeñecidos ante el gran faraón, insignificantes, juzgados a sus pies. Cuando pudieron reponerse del hechizo de ese momento, contemplarían la ingente cantidad de ilustraciones, jeroglíficos y representaciones que abarcaban todas las paredes y que aún conservaban los colores originales. Por primera vez en cientos y cientos de años, nuestros amigos contemplaban aquella Historia que Ramsés II dejó dibujada, tallada y coloreada, sobre la "victoria" en Qadesh frente a los hitítas.

En un alarde de distribución, exposición y ejecución, las imagenes muestran a Ramsés II abalanzarse y destruir los ejercitos rivales, sin ahorrar en detalles, con un gran realismo en la representación de las batallas, de los asedios, de la toma de prisioneros, de ejecuciones...todo habla de la gran calidad de los artesanos que se desplazaron hasta aquel punto violento del Imperio para esculpir y vaciar el interior de la montaña. Y así fue: Ramsés II elevó su templo y el de la más amada de sus mujeres: Nefertari, no tan sólo por el amor a élla y por sigo mismo ( que era lo habitual: divinizarse en vida ) sino tambien como señal de aviso o como paso fronterízo al pais del Kemet, a partir de este punto, faraón era el dueño y señor de las tierras, del oro, del agua...y de la vida.

El gran templo de Abu Simbel era, con su porte impresionante y visible desde cualquier punto del rio, la frontera natural y la mayor de las advertencias a los ignorantes salvajes que quisieran invadirlo. Para éllo, las imagenes de la batalla de Qadesh, actuó como propaganda e ilustraba, a la vez, de los castigos a los que se enfrentaban. Hoy en día, esas imagenes aún ocasionan cierto desasosiego, imaginaroslo en aquellos dias.

Bajo un calor sofocante, casi desnudos, sudados en grado sumo, tuvieron el tiempo justo de alzar el plano del templo, intentar dibujar ( no fueron más que simples bosquejos ) la ubicación de las ilustraciones y admirar las proporciones y los excelente cánones de aquellas salas...fueron todavia privilegiados y disfrutaron del poco deterioro que mostraba el lugar; sin duda, las toneladas de arena que sellaron su entrada, fueron su salvación, ante la actitud vandálica que sufrieron otros monumentos. Pero de tesoro y oro: nada. Nada con que obsequiar al jefe tribal, nada de oro para tapar la boca de sus hambrientos "colaboradores" indígenas, nada de oro con el que aliviar su paupérrima economía...a excepción de un par de estatuas, todo lo demás permanecería por siempre en aquel lugar, en aquellas paredes, aún a pesar de las "crecidas" del rio, pasadas, presentes y futuras.

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[Jazmine]

Muchísimas gracias taneferu, que ya se me ha agotado el botón.
Me está encantando como siempre.

Un saludo.

[taneferu]

Giovanni Battista Belzoni - Seti I.

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1817 - O t o ñ o - En el Valle de los Reyes.

Rebosantes de alegria por el "éxito" en Abu Simbel, nuestra pequeña expedición regresa, descendiendo por el Nilo hasta Philás. Durante su ausencia, su mujer Sarah y el joven James Curtin han permanecido asediados en el techo del Templo de Isis, por el acoso de de los hombres de D . Han observado impotentes como despedazaban las pocas obras de arte egipcio que rescatara Belzoni, de entre la herrumbe y el abandono. Porca miseria !!! ...poco bagaje económico de vuelta en esta 2ª Expedición. La sombra del recuerdo de sus dias en las cuevas de Qurna, sobrevuelan la mente de Giovanni; por contra, en los registros de la Historia, su nombre figurará como el primer occidental en desalojar la entrada de Abu Simbel...pero de éso no se come...

A su llegada a Tebas, descubren con asombro, que ahora es Drovetti quien ha dispuesto sus "ratas" entre los enterramientos. El saqueo ahora está habilmente organizado, gracias a la autoridad e inmunidad del cónsul francés. Belzoni decidirá volver sobre Biban El Mouluk, donde ya obtuvo suerte anteriormente, en la apertura de la tumba de Ay. Durante dias deambula, tranquilo y relajado, recuperandose de Nubia, pero muy atento e interesado por las formaciones rocosas inexploradas hasta entonces. Recordar que el aspecto del lugar, por aquellos años, no era ni por asomo tan normalizado como lo es hoy. No existían los accesos que presentan las inmediaciones a las tumbas descubiertas, tal y como están hoy dispuestas.

Hoy todo parece accesible, o al menos, visible; pero en 1817, sólo se apreciaban grandes escombreras naturales, como torrentías y/o barrancos, formados por los desprendimientos de la Montaña junto a la sepultura deliberada de los sacerdotes funerarios, los cachorros de Anúbis. De la orografía del Valle aún no se habían desalojado las toneladas de piedras, restos y detritus que ocultaban el nivel natural que permitirían reconocer lo que ahora, hoy por hoy, resulta evidente. El aventurero que anhelaba descubrir una nueva tumba, lo conseguiría gracias, en un 80%, a la suerte, el resto: a su perícia en estudiar y descubrir los rasgos naturales de la Montaña, y los que no lo son...Y sin embargo, cuántas veces y solamente con se tiene la más absoluta de las certézas...aparece el fracaso...y la decepción; pero en Belzoni es diferente: parece poseedor de un olfáto especial que le aporta un notable éxito en sus presentimientos.

De tal forma, en el espacio de muy pocos días, descubre a la luz el enterramiento de varias momias anónimas y la tumba real de Montujerpeshef, hijo mayor de Ramsés IX. Todo éllo no le aporta más que un escaso dote, sin embargo, es suficiente para elevar su autoestima y registrar su nombre un poco más arriba, entre la lista de descubridores ilustres en el Valle. Su popularidad in crescendo le permite sentirse ya un "hombre importante" entre los cada vez más frecuentes, turistas europeos accidentales, de ida y/o vuelta entre Inglaterra e India. Su nombre va adquiriendo cierta autoridad entre el círculo de apasionados aventureros que recorren el Nilo, Belzoni es la garantía.

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[taneferu]

El Gran Belzoni - Seti I.

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1817 - O t o ñ o - En el Valle de los Reyes - II -.

Siempre reconducido por sus amplísimas observaciones, en aquel Octubre de 1817, la actividad de Belzoni se incrementa: en una más de sus exitosas actuaciones, ha tropezado con la morada de reposo de Ramsés I. Ha vuelto a ejercer de hombre forzudo, ayudandose de un tosco ariete para romper las puertas de piedra que impiden la apertura. Es una pequeña tumba, terminada precipitadamente, que encierra entre sus paredes ilustradas los 8 sarcófagos inviolados de otras tantas momias anónimas. Giovanni, en febril actividad, debe dividir sus fuerzas, tratando de examinarlo todo, limpiando las estancias buscando indicios que oculten pasadizos, auscultando las paredes, testando el sonido de rebote que descubra posibles muros falsos...toda una labor de registro que Belzoni ejecutará con la mayor de las pasiones.

El 16 de Octubre, en otro golpe inesperado de la fortuna, nuestro italiano descubre la singularidad y los indicios visibles de una torrentía, que no cumple exactamente con lo que debería ser. Y así, en los dos próximos dias, tras excavar la zona varios metros de profundidad, quedan al descubierto las grandes piedras, a modo de losa, que sellan la entrada de una nueva tumba, Kv 17, Setí I, casualmente, hijo de Ramsés I, pero desconocido en aquella época. Belzoni y el secretario de Henry Salt, Beechey, se arrastran los primeros metros en un pasillo descendente; más adelante, el paso se presenta limpio de restos y pueden incorporarse.

A la luz de las antorchas, las imagenes, los jeroglíficos y los colores les recibieron con una frescura inexplicable para su antigüedad. Todo este pasillo, que conducía a otro, ilustraba en sus paredes ciertos pasajes del Libro de los Muertos y del viaje nocturno de la Barca Solar de Rá, todo éllo entre columnas de jeroglíficos en relieve, de perfecta ejecución. Asombrado ante lo que veía, nuestro Giovanni quedó gratamente afectado, tanto, que el recuerdo de aquellos momentos le acompañarían hasta el final de sus días. Fue allí, donde interiormente, dejó de considerarse un saqueador ávido y comenzó a sentirse arqueólogo, historiador, no ya científico, eso no...era demasiado, más bien una suerte de primigenio descubridor ilustrado, preocupado, ansioso, interesado por lo que aquellas paredes trataban decirle.

El primer día alcanzaron el pozo de 9 metros de profundidad, que pretendía recoger las aguas filtradas de lluvias desde pretéritas fechas. Lo observaron detenidamente y aún a pesar que, precipitadamente se quiso volver a sellar, se percibían señales inequívocas de la puerta, antigüamente disimulada perfectamente. Al amanecer del día siguiente, provistos de 2 largos maderos, alcanzaron introducirse en la primera sala que sustentaba 4 magníficos pilares; en éstos, podrían apreciarse al Faraón Seti I honrando la figura de los más importantes dioses del Egipto antiguo, a tamaño natural, tan frescos como el primer día...impresionante sala que años más tarde, la expedición franco-toscana, de Campollion y Rossellini, lograrían desprender integramente dos facetas de dos pilares opuestos, hoy famosos en todo el mundo: uno en Turín y el otro en Le Louvre.

Esta primera cámara conducía a otra, ilustrada tambien, pero inacabada, sin colores, sólo los cánones trazados y los bosquejos iniciales del artesano, deliberadamente dispuesta para engañar a los profanadores. Sabemos del asombro que le causó a Belzoni este inesperado contratiempo, pero no desistió en absoluto...¿ era una tumba inacabada realmente como pretendían aparentar? ¿ o todo cumplía una especie de treta o engaño para que desistieran?. Tanteo las paredes, golpeandolas sin dañarlas, a la espera del sonido hueco pero no obtuvo respuesta, algo en él le decía que allí no se encontraba la siguiente puerta, demasiado fácil y evidente.

Volvió sobre sus pasos, a la cámara anterior, a la decorada y actuó de igual forma y...nada. Se atrevió incluso a martillear largos escóplos, a traves de las paredes, pero siempre sin dañarlas innecesariamente, entre huecos vacíos de imagenes y...nada. Volvió hasta el pozo, lanzó una antorcha tratando de divisar una posible entrada, inferior al nivel en dónde se encontraba y nada...

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