Giovanni Battista Belzoni

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El Gran Belzoni - Regreso a Tébas.

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1818 - Otoño - El Obelisco de Philás - I -.

Al dia siguiente, la caravana de animales regresa abrevada y satisfecha de agua, la expedición debe abandonar el lugar y regresar al Nilo. Giovanni, a pesar del escaso tiempo que ha dispuesto, se siente satisfecho: encontró la verdad, cuando otros sólo vieron espejismos...confundir Bereníce, la real, con aquel otro poblado de los mineros de F. Cailliaud, resultaría desde ahora imposible para las futuras expediciones románticas y científicas, y todo, gracias al amor y al empeño, al tesón intuitivo de nuestro Gigante. Aquel viaje resultó ser el pretexto perfecto para no abandonar Egipto hasta el momento; su nueva gesta terminaba de proporcionarle esa satisfacción especial de los pioneros, además del reconocimiento oficial que recordarían los libros de Historia.

Giovanni viaja feliz con la mente fija en su Pádua natal...recuerda a sus padres, su barrio, sus amigos de la infancia...se pregunta sí todos ellos conocen de sus aventuras, de sus logros, de su fama...¡Cómo le gustaría volver y ser abrazado por tanta gente amiga!. Piensa hacer donación a su ciudad de parte dde su colección egipcia...y ser exaltado...y acogido, agasajado...El calor tórrido del Desierto, el lento avanzar, la soledad, el silencio, las ráfagas de viento impertinente que desplaza la minúscula arena, flagelando sus figuras; los pozos: como el doble de lejanos que la primera vez. El regreso de Bereníce fue un infierno: la falta de viveres frescos y los contínuos accesos de "amotinamiento" de los camellos, tornaron en muy penosa el discurrir de la caravana. Están exhaustos, delgados, mal olientes hasta el extremo; parecerían, por su patético aspecto, regresar a través del tunel del Tiempo , desenterrados de entre las mismas arenas del olvido que Bereníce.

Tan sólo ha transcurrido un mes desde la partida y sin embargo, para ellos, en su interior, acusan el carácter indómito de estas tierras, que ha multiplicado las horas y los días, consumiendo sus fuerzas, como en un reloj de arena. Pero al final, todo llega: ya se advierten, lejanas, las montañas junto al Nilo; ya se percíben los caminos y las fogatas de la actividad humana; alcanzan aquellas tierras que encontraron anegadas completamente en la crecida. Ahora crecen exhuberantes los cultivos y de nuevo, la vida campesina del fellayin sobrevive y continúa. En aquel 23 de Octubre de 1818, alcanzaron Edfú y en su puerto, su propio barco: la Civilización volvía a sus vidas. El Nilo, el Don de Egipto, les restablecía de sus fatigas; la humedad del aire, la brisa refrescante, como lo fue desde tiempos remotos hasta nuestros dias...buena cama, comida, mecidos comodamente en cubierta, relajando la tensión muscular del viaje continuo en dromedario...rumbo a Tébas, a re-encontrarse con la jauría.

Alli encontrarán a Henry Salt, actuando como cicerone excepcional del lugar. Solicitado continuamente por adinerados viajeros y aristócratas; de entre los más notables, el barón prusiano Albert von Sack, naturalista y William J. Bankes, joven anticuario, con gran influencia en el British M, amigo personal de Lord Byron, ex-ayudante de cámara del duque de Wellington; ninguno repara en gastos ni escatima del séquito preciso para sus multiples comodidades. Salt se encuentra organizándoles un viaje hasta Nubia, recalando en Philás, Abu Simbel...Belzoni se interesa en el proyecto, pero el cónsul ya le tiene preparada una nueva misión. Henry Salt ha cedido la propiedad del pequeñoobelisco de Philás (6,7 mt. alt x 0,7 anchura) a su influyente amigo Bankes...cosas de política y con el fín de colocar su vasta colección...Bankes, que ha escuchado la narración del traslado del joven Memnón, propone a Giovanni transportarlo hasta Alejandría. Belzoni accede, tanto por cortesía ante Bankes y por mejorar su posición ante Salt, como por la falta de fondos en su economía.

De nuevo encontramos a nuestro protagonista, relatando sus recientes aventuras ante un ilustre público, que sabe admirar y apreciar, en justa recompensa, sus continuos avances en el descubrimiento del Antiguo Egipto. El, a diferencia de éllos, no proviene de alta cuna; como sus patrocinadores, no dispone de fortuna, ni apellido ni linaje, pero cuenta a su favor ese sentimiento ilustrado, humanista y cuasí enciclopédico que le satisface y enorgullece a su manera. Pensad, que por aquel entonces, el descubrimiento de la Tumba de Seti I causó la misma conmoción que lo haría la Tumba del Rey Tut. Ahora viajará como un millonario con aquellos compañeros, tras haberse alimentado durante un mes en el Desierto, a base de agua, bizcocho reseco y pescado, ahora trasiega por su paladar excelentes viandas, fruta fresca, buenos caldos y carne roja, todo bien condimentado.

Al olor del dinero aparece tambien Drovetti. Aún a pesar de la eficacia de su amplia red de colaboradores y esbirros, " D " desea controlar y vigilar personalmente a este potencial grupo de rivales. En su condición de cónsul francés, es agasajado diplomaticamente en los opíparos encuentros culinarios con los que habitualmente se despachaba el grupo. Como muestra de cortesía, "D" les acompaña en las pospecciones francesas, mostrandoles sus ultimos descubrimientos y adquisiciones. Trata de ser amable hasta el límite, intentando ganarse la confianza y admiración de aquellos millonarios; en un arrebato, más propio de un fanfarrón, propone a Belzoni comprarle el excelente sarcófago de alabastro de Seti I. Giovanni, recordando las malas artes del conde Forbin en El Cairo y la serie de "zancadillas" de las que ha sido objeto por este sujeto, rechaza venderlo sin tan siquiera hablar del precio.

Drovetti, irritado por dentro, cínico por fuera, se molesta con él, y muy "amistosamente", preocupandose por su integridad, le recomienda y advierte de no continuar husmeando por entre las ruinas del Valle. Giovanni disimula su temor ante esta amenaza velada, y actua, a priori, indiferente a su recomendación. Incapaz de mantener un secreto, Belzoni le confía ante todos, su nueva misión: recuperar el obelisco de Philás para William J. Bankes. Touché!...Drovetti ya lo tiene, ya conoce los próximos alcances de sus rivales e inmediatamente ordenará las acciones para entorpecer y arrebatarles el tesoro.

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Varias imagenes relacionadas con la Ruta al Mar Rojo, vía Bereníce.
Este templo excavado en roca, fue mandado construir por Seti I, era la primera escala...a continuación, en pequeño, una vista frontal del mismo.

Luego podemos observar, petroglifos antiquisimos, realizados por las tribus nómadas del paraje... dispersos sobre toda la ruta...hay muchisimos más, debereis descubrirlos vosotros mismos...en éllos, podemos observar las imagenes de barcos o buques y algo parecido a los remos...no sabemos sí quisieron representar las naves sobre el Nilo o las mismas naves trasladadas por la ruta hasta el mar, sea como fuese, ya se aprecia las proas caracteristicas de las naves egipcias.

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El Gran Belzoni - Punt d`Honor.

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1818 - Noviembre - El Obelisco de Philás - I I -.

El grupo viaja placidamente remontando el Nilo. Admiran la amplítud de la crecida, que aún permanece activa, y la diligencia contínua de sus campesinos. Andan ocupados entre las acequias, canales y lagos artificiales, que a modo de aljibes, y como todos los años, pretenden retener un vasto caudal de agua para utilizar en los meses siguientes. Estos esforzados fellayin despejan y limpian de impedimentos los entresijos más vitales, los nudos de enlace de la multitud de arterias que recorren los extensos campos de cultivo. Todo es un agradable discurrir entre las risueñas margenes del Nilo; contemplan los atardeceres más cromáticos imaginables, escuchan el graznido de las aves que alzan el vuelo ante la figura amenazante de los cocodrílos, persiguen con su mirada, el vuelo de aquellos ibis inquietos, el rostro indiferente de los búfalos de agua que descansan de su trabajo en las norias... el croar contínuo de cientos de ranas en las noches de plenilunio...

Egipto aún es capaz de asombrar y enaltecer el espíritu de Giovanni, todavía no ha completado el aprendizaje básico que estas tierras han de aportarle...todo sería ideal si Drovetti no le preocupara. Intuye que su rival, mucho más influyente, no permitirá usurparle su obelisco; está inquieto por llegar cuanto antes, pero las escalas sucesivas y excesivas de sus compañeros, casí le desesperan. Opta por continuar rio arriba, en solitario, en una embarcación mucho más rápida, derechito y sin escalas a su destino: Assúan.

Allí descubrirá los intentos urdidos por los secuaces de " D ": quieren convencer al gobernador de la verdadera propiedad del monumento; hasta en un fingida, y por supuesta falsa, interpretación de los signos jeroglíficos que lo recubren, quisieron convencerle que había pertenecido, originariamente, a los antepasados de Drovetti...pardiez !...Hoy, podríamos discernir inmediatamente de la falsedad de tales argumentos, tomariamos partido por la legitimidad, claro está...pero en aquellos tiempos, la autoridad de Mohammad Alí y de sus amigos no se discutía...a riesgo de perder el cargo u otra cosa más vital. El gobernador, que temía infringir los deseos del Virrey de Egipto, no dejaba de reconocer que la Corona Británica estuvo aportando fondos a la custodia de la piedra. Además, durante sus anteriores encuentros, habia congeniado con la jovialidad y generosidad de Giovanni; le consideraba en muy alta estima, más desprendido que el resto de los " inglizi ", tan estirados...

Al final, el gobernador de Assúan decidió desentenderse del dilema y permitió que el más ingenioso de sus "pretendientes" recuperara el obelisco de su emplazamiento, como en un cuento árabe de Las Mil y Una Noche.... No podía impedir que los agentes de " D " mareasen en sus arrebatos, no podía prohibirle a Giovanni intentar embarcarlo; sea como fuese, todo áquello aportaría trabajo y dinero para su gente durante días...Nuestra expedición, ahora ya al completo, optan por dirigirse hasta Philás y actuar decididamente, al amparo de los hechos consumados; han de aprovechar las ultimas semanas de crecída...luego ya resultaría imposible...hasta el año siguiente. Alquila la barcaza apropiada, adelantando una cantidad suficiente para quebrar la voluntad de su propietario, rehacio continuamente ante la peligrosidad del proyecto.

Durante los día siguientes, se procurarán de maderos y troncos para efectuar el traslado y embarque del pequeño obelisco. Ejecutan, muy a la ligera como comprobarán más tarde, el emplazamiento de una suerte de espigón de piedras, arena y fango, muy rudimentario, al final del camino, al nivel del bahío. Giovanni, más preocupado por la integridad del descenso de la cataráta, olvida comprobar que aquellas gentes elaboren convenientemente la consistencia, la densidad y componentes del terraplén. El obelisco avanza poco a poco, como ya lo hiciera del mismo modo, el joven Memnón, en Tébas.

Salt, Bankes y von Sack, están maravillados por el lugar y por la marcha de los trabajos . Alojados comodamente bajo el llamado kiosko de Trajano presencian y se impregnan de la elevada mágia que se respira en la llamada Perla del Nilo. Forman la clásica estampa arqueológica decimonónica: bajo un sombraje o toldo, las figuras elegantes, occidentales, los patrocinadores de aquella aventura ...observan muy de cerca, las elaboradas maniobras de los indígenas...esas gentes dirigidas por la voz grave y rota del rais , que les gobierna en su acción...la fuerza, el unísono, la tensión...el polvo, el lamento, el dolor....

Todo parece conducir al éxito cuando, de repente, el espigón cede a la presión del peso del obelisco. La falta de un buen basamento impide que el terraplén no se deshaga como chocolate...y el obelisco resbala hasta el rio, casí hasta desaparecer engullído...sólo se aprecia visible su punta piramidal. El estupor contenido, los gritos, el olor de desencanto...y esa fléma británica, imperturbable...que parece resignarse o parecer indiferente ante lo adverso...y ese caracter látino de Belzoni que se enciende...

Tras los primeros momentos caóticos, urge encontrar solución ante el desastre...Giovanni ha presumido siempre de sus conquistas ...ahora no puede fracasar, no se lo permite...aquellos aventureros quieren lo mejor y en él, we trust... No dejará el problema sin respuesta, aportará la solución, no sufrais...le interesa resolverlo sobremanera...cuando otro cualquiera, con aquellos precarios auxilios y herramientas, hubieran desistido en el rescate .
Como yo.

	Alfabeto egipcio El Alfabeto egipcio explicado de forma sencilla

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Más escenas del entorno de Belzoni...

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El Gran Belzoni - Punt d`Honor.

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1818 - Noviembre. - El Obelisco de Philás. - III -

Superados los primeros instantes de frustración, el grupo, resuelto a continuar su crucero, inicia los preparativos para volver a embarcarse, rumbo a las tierras nubias. Belzoni permanecerá en el lugar, resuelto a rescatar de las aguas la aguja pétrea; completamente responsable y resuelto a defender el punt d`honor que le caracteriza, animado además por la gente de su cuadrilla, que le considera "magnum", Sansón, el más fuerte e ingenioso, ni se amilana ni se rinde...augura a la comitiva que se despide, la promesa de volverse a ver en Tébas junto al obelisco.

Primera operación: reconocer la situación y sus posibilidades...anudar con cuerdas, abrazándolo muy cerca de su báse...acción: tirar de él. Segunda operación: bajo el agua, enlosar la trayectoria que seguirá a su desplazamiento...acción: sumergir piedras sobre las que crezca facilmente hasta emerger. Tercera operación: al esfuerzo de las cuerdas y empujando con palancas, actuar conjuntamente y acercar la base del monumento al margen del rio. Cuarta operación: rezar y desear que todo funcione como Belzoni pretende demostrar a su cuadrilla.

Y así fue...otra vez las cualidades de sus ingeniosos métodos, aplicados sobre la fisica y el temple de nuestro Giovanni, aportan resultados...el esfuerzo es titánico...imaginaros el centro de gravedad de un obelisco: está tan cerca de su báse, la parte más hundida, que parecería pesar como tres. Pero el trabajo continuo y las excepcionales condiciones físicas de nuestros nubios, terminarán por emergerlo completamente al cabo sólo de dos días, para gran alborozo de los integrantes de aquel milagroso rescate.

Hasta Drovetti, desplazado hasta Philás para exigir al Gobernador que paralice los trabajos, ha sido testígo de la proeza. Belzoni, tampoco dejar de expresar lo asombrado por la facilidad que su cerebro piramidal le aporta una nueva medalla más a su expediente. Recuerda cómo encontró por primera vez este monolíto, tres o cuatro años antes...cómo en aquel instante, ya percibía claramente que el lo rescataría...cómo tomó posesión, en nombre de la Corona, de aquella muestra exquisita de eternidad...no imaginó sin duda, la sorpresa de su hundimiento, cómo si de una negativa a abandonar el santo lugar dónde fue dispuesto...tampoco imaginó, que algunos años más tarde, el joven Champollion, con una réplica de los jeroglíficos registrados en él, lograría convalidar por primera vez lo acertado de su erudición: pudó comprobar la similitud de los nombre de Cleopátra y Ptolomeo, en Rosetta y en el Obelisco de Belzoni, o de Bankes (?)...

El Sansón de Egipto no pierde el tiempo: la acción no está terminada ni resuelta. Ha logrado ubicar el obelisco en la barcaza, y esta vez, sin sobresaltos, bajo su atenta mirada. La mayor preocupación consiste ahora en desplazar el barco, libre de daños, rio abajo y controlar ferreamente su rumbo, frente a la violencia de las aguas y huyendo de las rocas que emergen, desafiantes, que podrían partir el casco. Y siempre, atentos a las evoluciones de los remolinos y de ninguna de las maneras, dejar de gobernar la nave. Una operación arriesgada que puede conducir al desastre, al instante, toda la operación.

Belzoni actua como con los descensos habituales de bajeles, es decir, anuda a babor y a estribor largas cuerdas hasta los márgenes donde se encuentran los hombres; estirar y acercar, ceder y alejar, soltar y recoger amarrres...En la intensidad de la fuerza, en la atención de las indicaciones, de quién desde lugar elevado, vigila y configura la trayectoria sobre las aguas embrávecidas...estriba el éxito de alcanzar las aguas de Assúan y recobrar su autoestima, su orgullo, el punt d`honor puesto en duda...

Utilizando el mismo método de tiempos faraónicos: las remontadas fáciles, sólo hay que tirar y tirar, por el lugar más profundo o más accesible, según la crecída...esfuerzo y tesón y al final, las aguas más tranquilas, rio arriba. Pero en los descensos, los hombres debían frenar la violencia de las aguas, además del peso de la embarcación, generalmente cargada de "apresamientos" y metáles, y sobre todo impedir que aquellas rocas, la frontera natural ante las embarcaciones, las convirtiera en astillas y naufragios...

Belzoni, a este procedimiento ancestral en los descensos, añadirá un tercer puntal de sujeción. Anudará a la popa del barco otra larga maróma que abrazará el tronco de un gran árbol, que encontró dispuesto e idóneo a sus planes. Esta tercera vía, consistia en amarrar la velocidad, sujetando con fuerza y soltar poco a poco, desde el mismo barco; equilibrando las fuerzas convergentes desde tierra, tener en todo momento control sobre su gobernanza. La maniobra fue todo un éxito, la barcaza fue desplazandose sujeta y controladamente, respondiendo felizmente a los ajustes de dirección y amarre de nuestros esforzados navegantes. Hip, hip...hurray !.

	Alfabeto egipcio El Alfabeto egipcio explicado de forma sencilla

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El Gran Belzoni - Regreso a Tébas.

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1818 - N A V I D A D E S - Amenazas y Despedidas.

Hoy conocemos por sus escritos en Narrative... que el rescate del obelisco aportará la última conquista, coronada con gran satisfacción, en el alma de Giovanni. Releyendo su relato en primera persona, descubrimos con qué alborozo se abrazan los lugareños...cómo consideraban aquella hazaña, igual de meritoria para todos...pues todos, por igual, eran merecedores del éxito. Giovanni respondió con generosidad al esfuerzo titánico de su cuadrilla de sansónes nubios...Hasta el mismo propietario del barco, alabába a Giovanni por devolverle " a flote " su barcaza, cuando ya la consideraba perdida y naufragada...El mismo gobernador de Assúan, tambien recibió con satisfacción, la justa consecución de la noticia...Aquella misma noche...en Assúan...todos celebrarían las excelencias de su misión, en franca camaraderia, como corresponde...en la fiesta de despedida.

Ante la imposibilidad de descender el rio con rapidez, por los violentos vendavales del Norte, que amenazan la descarga inminente de una gran tormenta, Giovanni regresa a Tébas, vía terrestre, anticipándose al convoy. El 23 de Diciembre de aquel magnífico 1818, alcanza el que fue su último hogar en Tébas: las inmediaciones mismas de Kv. 17. Allí mismo se re-encuentra con Sara, de regreso de su viaje religioso por Tierra Santa...La sorpresa no puede agradar más al niño Belzoni que vive dentro de él...Abrazos, besos, caricias, miradas...todas esas sensaciones que alimentan el Ka...Bajo los chaparrones violentos, nuestra pareja se afánan por procurar preservar la limpieza de los pasillos de acceso a la tumba, al mismo tiempo que se relatan sus aventuras respectivas. Durante los siguientes días, trataron de imposibilitar la inundación de fango por los inclinados accesos, que Belzoni en su apertura, había dejado libre.

Cuando al final cesaron las lluvias...Giovanni regresa a Tébas contemplando los cauces de desagüe de las torrentías...por ver sí dejaron algo al descubierto...Pero no, no hay nuevas sorpresas...la sorpresa la contemplará al llegar al puerto y descubrir horrorizado que el buque-obelisco se encuentra amarrado justo al lado del caserón de Drovetti...como en un gesto de provocación, no deliberada, pero como sí lo fuera. Y algo más que una infantil insolencia debió considerarlo " D ", que ordenó a sus hombres dar una verdadera lección a Belzoni. Los esbirros del cónsul francés lo tenían fácil: distinguir su sobresaliente figura y acecharlo discretamente desde la distancia...en espera que la soledad y el desamparo fuese propicia.

El encuentro se produce y surgen el griterío, el insulto, la grosería, la violencia...Giovanni lo observa todo pero no responde con agresividad...quiere batirse utilizando su elocuencia y oratoria...y se defiende de todas las falsas acusaciones, sin bajarse del burro que le transporta, sin responder con golpes y puños, sin armas de fuego...Aguanta la feroz embestida de aquellos lobos, casí indiferente a los gestos amenazantes...entonces llegó Drovetti, junto a más hombres armados...y posiblemente ése fue su error. El cada vez más numeroso grupo de jinetes, elevó una polvareda bien visible en las inmediaciones del lugar. Y así fue cómo los lugareños, movidos por la curiosidad, o por el posible espectáculo, a partes iguales, acudieron en masa, prestándose inmediatamente en auxilio de Magnúm-Belzoni.

Belzoni seguía con su oratoria grave, parlamentando é parlamentando...recriminandole a Drovetti, todas sus marrullerías, engaños y la brutalidad de todos sus actos, pasados y presentes...sin bajarse del burro... Cada vez, la gente alentaba más y más, sus palabras de reproche, de acusación...le animaban a continuar en su defensa. Giovanni descubrió el aprecio que incítaba y así fue cómo pudo eludir esta grave amenaza. En ese mismo momento, en ese lugar, el 26 de Diciembre de 1818, Giovanní reveló a todos su deseo de regresar a Inglaterra, de dar por finalizada su aventura egipcia, cansado e impedído por las impertinencias continuas de " D ", además ahora, amezado realmente en su integridad.

Drovetti entiende la imposibilidad de hacerle callar y alejar a toda aquella gente...tiene que admitir su derrota y abandonar aquella turba multa que le amenazan a él...a él, el cónsul francés, oh, lá lá...( aquel incidente, al año siguiente causará su destitución como tal)...tiene que huir apresuradamente con sus hombres...Y otra vez, Belzoni, escoltado por sus enaltecidos amigos hasta el Valle Occidental, arropado por toda la consideración que le demuestran, no volverán a dejarle indefenso hasta su partida, un mes más tarde.

Hoy...por casualidad, sí es que existe ese fáctor...hoy es su onomástica: San Juan Bautista. Felicidades...caro Giovanni. Va por tí.

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MAS ESCENAS COTIDIANAS...DESCUBIERTAS / SCOPERTAS... PER BELZONI...

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El Gran Belzoni - Retorno a Inglaterra.

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1819 - Rumbo Alejandría - Escala en El Fayoum.

Las labores del meticuloso embalaje de las reproducciones de la tumba de Seti I y el traslado ( 4,8 km.) de su sarcófago de alabastro -qué fragilidad- mediante rodillos hasta el puerto, les acarreó el trabajo de todo un mes. En su relato, Giovanni alude a la gran tristeza de aquel 27 de Enero de 1819, cuando se despidieron definitivamente de aquel lugar, al que ya habían considerado su hogar aquellos maravillosos e intensos ultimos cuatro años. Alcanzan Alejandría, sin desear despedirse de sus amistades, por no querer prolongar innecesariamente la partida...Sarah, no cesa de enfermar...

Henry Salt, informado del incidente de Qurna, ha iniciado acciones legales contra Drovetti, la presencia de Belzoni es imprescindible hasta el inicio de la causa. Con la lentítud que todos estos procesos conllevan, nuestra pareja decide instalarse comodamente en Alejandria, dispuestos a recorrer las zonas arqueológicas del Delta...pero no fue posible, tambien aquí los lugares más "prometedores" estaban ocupadas por los rivales franceses y optó por recorrer, sin ninguna especial pretensión, la zona del Oásis del Fayoum.

El Oásis del Fayoum, originariamente surgido y formado de forma natural, fue progresivamente ampliado por las obras hidráulicas de los faraones de XI y XII dinastías. Éstos descubrieron las amplias posibilidades que ofrecía en la expansión de los campos de cultivo, necesarios para la re-configuración del poder farónico, tras el primer periodo intermedio. Ya conoceis la Historia...
Aprovecharon una bifurcación del Nilo, en la ciudad sureña de Assyut, para reconducir artificialmente parte de las aguas hasta El Fayoum...creando el más vasto oásis que permitió aumentar los recursos de un empobrecido Imperio. Hasta allí, trasladaron sus palacios los grandes faraones de ámbas dinastías, preocupados por mantener la cercania con la ingente acción colonizadora de estas nuevas tierras negras, arrebatadas al desierto.

Hoy, visto en Google Earth, se pueden apreciar los magníficos resultados de aquel antiguo proyecto; su calificación no pueder ser otra que el de excelente. Os animo a que observeis a traves del satélite, como la zona del Fayoum puede considerarse un "pequeño delta" nilótico y os puedo asegurar que no desmerecerá vuestra atención.

Giovanni habia escuchado las leyendas que hablaban de la existencia de un gran laberinto, en las inmediaciones de las pirámides de Amenemes III y Sesostris II, pero ni desde su címa se apreciaban sus singulares restos. Tambien escuchó entusiasmado los relatos sobre el Templo de Zéus, en el oásis de Siwa, la expedición engullida de Cambises...aquellos lugares o se encontraban desaparecidos o desmantelados o se encontraban demasiado lejanos. Olvidando momentáneamente al laberinto, nuestro pequeño grupo sobrepasa la ciudad de Arsínoe, en dirección norte, hasta el Lago Moeris o Birket Karum .Este lago inmenso, en la parte más septentrional de la zona, es de agua salada; sus aportes hidrícos tan sólo sirven para la pesca, y por éllo, la zona muestra un aspecto depoblado y desolado...pero eso sí, los parajes naturales son soberbios, inigualables...allí, muy cerca, en el desierto podemos apreciar esas figuras caprichosas sobre los túmulos de rocas...unas veces en forma de hongo, otras casí completamente redondas, como grandes balas de cañón...el cromatismo de las formaciones geológicas alcanzan aquí su cenit, los atardeceres tambien, a medio camino entre lo fantástico y el embrujo...

En la zona de Qasr Qarûm - al oeste del Lago Moeris - han reconocido antiguos emplazamientos prolemáicos y romanos. Sus restos han terminado diseminados en las casas de pescadores de toda la zona. A flote gracias a una rudimentaria balsa reconocen la totalidad del lago y sin apenas dislumbrar grandes restos que estimulen su interés, deciden retornar a Medinet Al Fayoum para tratar de reconducir su errático proyecto. Disponen explorar hasta el suroeste, en busca del uadi Bahariyá , otro esplendido oásis, legendario y famoso por sus colonizádores vitivinícolas romanos. En décadas pasadas, en nuestros días, volvió a conocer la fama por el descubrimiento de sus necrópolis y las llamadas momias doradas...pero en aquellos días, Belzoni se siente tan continuamente vigilado y acompañado, que apenas dispone de ocasiones para explorar con total libertad las posibilidades de las ruinas romanas. Por desgracia, el guía árabe que les acompaña, no goza de las simpatías allá por donde avanzan...es casí un proscrito que no goza de reputación suficiente. Continuamente escudriña el temple con el que son recibidos, avieso y desconfiado, no cesa en recomendar no prolongar demasiado las escalas.

Desde Bahariyá, descenderán hasta el sur, hasta el casí desconocido oásis de Farafrá...para apenas descubrir nada, nada que no sean prometedores campos de cultivo y alguna triste iglesia copta...lejos de descubrir "nuevos tesoros", aquel viaje por el gran desierto líbico sólo sirvió para satisfacer y calmar, las ultimas tribulaciones díscolas de Tébas...fue en aquel desierto dónde el espíritu de Belzoni logró equilibrarse, intimamente, como individuo dichoso, pionero, aventurero de fáma, explorador...explorador: que bella palabra, en el Egipto de 1819...

Regresan a Bahariyá y retomar el viaje de regreso...y descubren con asombro qué le tiene dispuesto a nuestro explorador: le ofrecen excelentes tierras de cultivo, casa propia y hasta matrimonio con las hijas del jefe lócal. Ha causado simpatía en el oásis, sin duda el relato de sus hazañas han encandilado a la población...agasájo, mimos y promesas...Giovanni deberá zafarse, alegando excusas y otra serie de asusntos personales. Cuando ya por fín, consienten en permitirle regresar, el camello que lo transporta sufre un tropiezo fatal, que produce la rotura de alguna de las costillas de Giovanni...cuando ya se creía libre de las miradas insinuantes y arrebatadoras, tiene que permanecer en casa del jeque, por espacio de algunos más días, convaleciente, en un camastro, en el patio...sin intimidad alguna, a la vista de todos y acosado por el trasiego de bestias y personas...Horror...pero qué cómico...qué escena de patio de vecinos...qué escenas se perdió del cinematógrafo. Solo tres dias le bastaron, en aquellas condiciones, para recuperar algo de fortaleza, salir rumbo a Medinet Al Fayoum hasta Bení Suef. Tal vez, eligieron el camino más corto, pero no el más propicio: sufrieron la escasez de agua dulce, alcanzando el Nilo en lamentables condiciones. Sin casí nada que embarcar, mas que cuatro pertrechos y restos de sarcófagos de terracota, la expedición alcanza El Cairo rapidamente.

En la ciudad, se entrevista con Salt, "su cónsul", siempre en términos amistosos, Giovanni escucha atento las recomendaciones legáles que le ofrece la Corona. Pero no puede dilatar más su partida: su mujer enferma cada vez más frecuentemente...en aquellos dias, El Cairo sufría una más de sus epidémias periódicas de peste...Decide no continuar con las acciones jurídicas contra Drovetti; la causa será larga, intríncada, sin testígos acreditados...además debe aportar un alto depósito de fianza...es el colmo. Giovanni se desentiende de todo aquello y corre al encuentro de su esposa, en Alejandría...ya nada...nada le detiene. Abrzarla, besarla, mimarla, aquella pobre criatura siempre, o casí siempre, sóla. Delicada y tan joven, tan espléndida compañera de viaje, tan dicharachera y alegre...Ya nada les preocupa cuando se abrazan en la cubierta del buque que les aleja de Egipto...para siempre.

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Las pirámides de Egipto