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Proseguimos con el relato descriptivo de aquellos primeros tiempos de Egipto, aquellos denominados protodinasticos.
Siglos anteriores al fabuloso 'estado' faraónico egipcio, plenamente establecido, brillante, efectivo.
Y como siempre sucede con mis aportes, los conceptos y los hechos se ciñen a las ideas y datos históricos reconocidos, pero son otras las palabras que los narran y acompañan.
Palabras que responden de forma personal, a tal cómo yo lo interiorizo.
Continuamos.
La RELIGIÓN.
Un mismo credo, un principio común en su singular 'odisea' colectiva.
El habitante del Valle del Nilo, aunque transita sobre los dominios ahora deshabitados de sus últimos dioses, advierten que los reflejos de su presencia aún son visibles, continúan a la vista de todos, no se ocultan.
Los últimos dioses viven y permanecen en el entorno más cercano e íntimo.
En la esencia regenerada de la flora y la fauna, y de su semilla que se expande, que no se extingue.
Igual a como sucede, en la gestación embrionaria humana, mamífera, en aves, insectos y peces.
Al igual a como escucha y le cuentan, que sucedió en el mito de Osiris que, muerto, descuartizado y re-compuesto por Isis, aún retiene la semilla que transmite la vida.
Isis se insemina y germina en su vientre, a su póstumo heredero.
En Sobek, el cocodrilo, también advierten divinidad porque presagia con certeza cuál será el nivel de la próxima crecida y desova siempre en un punto inalcanzable a la inundación.
Tildan de señal divina al vuelo masivo de grandes bandadas de ibis, desde el sur, en la época seca. Son mensajeros que auguran la llegada inminente de las aguas.
La generosa capacidad alimenticia de las ubres de Hathor, que ofrece a diario consuelo a las necesidades nutricias de muchos y no sólo las de su prole.
La felina docilidad de la diosa Bast, que atiende paciente, en su regazo, a que su camada se amamante al unísono.
Happy, el dios de las aguas del Nilo, se manifiesta espontáneamente, aquí y allá, creando sus diques naturales de retención. El egipcio primitivo sólo tiene que procurar imitar las condiciones del paraje, para crear canales, depósitos y lagunas.
Bajo los cielos de Kemet, y siempre que se les venere con gratitud sincera, los dioses siguen amparando y prodigando, toda una serie de ventajas y privilegios a sus devotos creyentes terrestres.
El habitante del Valle del Nilo, cree que sus dioses inmortales son sólo efectivos en su tierra; que su protección emana única y estrechamente vinculada, sobre todas las criaturas de ambas riberas cultivables del Nilo.
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