---LAS FUENTES Del NILO---

[Ptahmés]

Segunda Expedición de 1.905 ( continuación ) .

El curso del rio se encuentra plagado de rápidos, saltos y cataratas, impracticables de remontar y por otro lado, la sucesión de lomas, crestas y desfiladeros, impiden transitar sin extremos peligros por vía terrestre.

En su odisea descubrirán antiguos pueblos " oromos " y tribus " gumuz ", etnias africanas negroides, considerados poco menos que "parias" para la jerarquía etíope de las tierras altas.
El encuentro produjo un recelo común; por un lado los indígenas tomaron al grupo de Jessen por enviados del emperador, que aún reclutaba esclavos en estas regiones para explotarlos en las altas tierras del altiplano.
Y por el otro, los europeos que tuvieron que insistir para hacerse comprender en su afán cartográfico, a los incrédulos y sorprendidos nativos.

La expedición continuaría mermando por las exigencias de la salvaje orografía, casi sin esperanza de alcanzar o atisbar/adivinar un presunto paso oculto, que permitiese mejorar las penosas condiciones de marcha.
Es más: en cada nueva jornada descubrirán la total imposibilidad de navegar por entre la garganta, donde las aguas del Nilo azul se tornan letales, violentas, asesinas…

La aventura les permite alcanzar la afluencia del rio Guder, otro rio tributario del Nilo azul.
Según el plan trazado de la segunda expedición, este es el lugar donde deberían encontrarse con el grupo de McMillan -que partía de Addis Abeba- pero no hay noticias de su presencia por sus inmediaciones.
Allí serán interceptados por una patrulla del ejército etíope que les requerirán pagar tributo al gobernador de la región.
Jessen les muestra la autorización real que les permite atravesar los territorios, pero los militares, ante la negativa de un dispendio económico, les obligan a acompañarlos hasta el próximo puesto de gobierno.




En aquellos tiempos, la gobernabilidad del Imperio Etíope se hallaba disgregada en diversos territorios al mando de jefes -Rais- que actuaban independientemente del poder central, pero al que puntualmente tributaban en forma de oro, marfil y esclavos.
El Rais disponía de poder absoluto sobre sus tierras y sobre sus gentes y hasta el son conducidos por entre aquel infierno de selva.

En el poblado, Jessen no dejara de exigir la atención debida, expresamente manifestada en el salvaconducto oficial…pero seguramente aquel "jefecillo" no supiese leer y tanteo la posibilidad de arrebatar todo cuanto de valor conservaban los extranjeros.
Al final las amenazas de Jessen, la impuesta autoridad de su voz y sus revólveres americanos, relajaron la situación hasta el extremo de pasar a disfrutar las próximas jornadas, en invitados durante su estancia en el poblado.

Siguen sin tener noticias de McMillan y Jessen opta por dirigirse en su busca hasta la capital.
Acompañados por fuerzas etíopes y avituallados con generosidad por "el rais" , Jessen, Scott y los supervivientes de la expedición, alcanzan Addis Abeba, donde encuentran al patrocinador postrado por enfermedad, en la habitación del hotel.
Jessen le relatará las desventuras de su gran caminata, vadeando sin fin el rio y descubriendo sus interminables peligros…describiendo el eterno tormento de no descubrir nada nuevo…ni bueno.

Narrando que las montañas ocultan otras montañas que, como barreras, impiden dislumbrar: rutas, trazos o caminos…tan sólo obstáculos en una secuencia letal de continuas cataratas.
Aquí terminará la reiterada y frustrada aventura de cartografiar la garganta del Nilo Azul.
McMillan regresará a Juja, su granja en Kenia y Jessen retomará sus safaris y cacerías, al tiempo que recogerá en un libro sus últimas experiencias en territorio africano.
Publicación "on-line" de dónde he resumido las partes más interesantes de estos últimos aportes.

Saludos.