Visitando la Iglesia de Medina Sidonia
Viajando por la provincia española de Cádiz pude visitar la población de Medina Sidonia. ¿De qué me sonaba a mí el nombre de Medina Sidonia? Claro, el noble y militar español Alonso Pérez de Guzmán fue el VII Duque de Medina Sidonia, aunque había nacido en Sanlúcar de Barrameda un 10 de septiembre de 1550. ¿Y por qué saco a colación esto ahora? Porque este noble español fue encargado por el rey Felipe II para dirigir la gigantesca flota militar conocida con el nombre Armada Invencible, y que en realidad resultó destrozada por los elementos de la naturaleza en las costas británicas.
Aparte de las impresionantes vistas que se pueden ver desde lo alto de Medina Sidonia, lo más interesante para poder ser visitado es su Iglesia Sta. María la Coronada. En el interior de este viejo edificio religioso hay varias cosas notables: El Retablo Mayor es una obra de arte sin igual, se trata de una monumental talla que empezó a ser construida en 1533 y se terminó en 1584, ósea, 51 años de trabajo solo para este magnífico retablo. Sus múltiples figuras religiosas representan pasajes de la vida de Jesús y de algunos santos de la Iglesia. Originalmente, todo el retablo estaba cubierto con pan de oro, y su visión dorada tuvo que haber impresionado a todo el que lo viera, pero en 1774, esperando la visita de un alto dignatario de la Iglesia, el párroco responsable le pidió al organista que barnizara todo el retablo para que brillara mucho y se viera más limpio. ¡Y tanto que lo “limpió”! Con el barniz el dorado del retablo se estropeó y lo oscureció tal como hoy lo vemos. Pero sigue siendo una obra magnífica de arte.
Otra cosa que me llamó la atención es una pequeña capilla de las varias que rodean todo el interior de la nave eclesiástica. Esta capilla es muy sencilla, pero en la base tiene pintado en blanco y negro un rostro a tamaño natural que dicen que es el de Jesús, sus ojos están cerrados. Pero si te quedas mirando fijamente esa cara, de repente sus ojos se abren y te miran. ¿Qué es lo que está pasando aquí? Para los fieles de hace 300 o 400 años esto solo podía ser interpretado como un milagro, pero hoy sabemos, y el pintor que lo hizo también debía de saberlo, que se puede dar un tratamiento a los dibujos para que estos presenten ilusiones ópticas. En fin, es algo interesante.
En otra de las capillas menores de esta iglesia, dedicada a un santo llamado San Benito, un poco más grande que las demás y como un par de metros dentro de la superficie de la pared con respecto a todo el contorno general, tiene unos pequeños ganchos o argollas distribuidos por su pared, ¿qué son? Al parecer, cuando la Santa Inquisición condenaba a muerte a algún “hereje” de estos territorios, al condenado siempre le tapaban la cabeza con una capucha, una vez muerto el pobre desgraciado le quitaban la capucha y la colgaban de esos ganchos de los que he hablado, quizás para encomendar su alma al cielo y para que sirviera de escarmiento a los demás. Lo curioso es que esta capucha del condenado a muerte la llamaban “San Benito”, y de aquí viene una frase española que se dice cuando alguien intenta culpa a otro de algún hecho real o imaginario y darle cierta fama: “Ya me han colgado el San Benito”.
Bueno, y ya para concluir, diré que en esta iglesia también hay dos largos y viejos bancos en los que se sentaban los miembros de la Santa Inquisición para juzgar a los herejes, yo me quise sentar en ellos y lo hice. Anda, que si aquellos individuos me hubieran visto hacer eso también a mí me hubieran colgado el “San Benito”.
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