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Predeterminado Relato de mi viaje a Egipto, programa Isis II, 12 días

Fecha de creación 20/10/2008 19:55:00

Relato de un Sueño hecho Realidad

Lunes 6 de octubre, llega el momento de tomar el avión dirección Luxor, noto algo de nervios y mariposillas en el estómago, hasta que no esté ahí, no me lo creeré. La ilusión y la expectativa es tal que el vuelo no parece tan largo. Tocamos tierra egipcia a las 18h, ¡ya estamos aqui! hace calor y ya es de noche. Entre sellado de pasaporte y asignación de barco, llegamos al Moondance hacia las 18h30. ¡Quién hubiera imaginado que nos iba a tocar el barco más nuevo, moderno y bonito de los 360 que navegan por el Nilo! La tripulación se encarga de llevar las maletas a buen puerto. Nos dan la bienvenida con un carcade frío, bebida típica de hibisco.
El guía que nos acompaña en este momento, Ahmed, diferente al que tenemos asignado para todo el crucero, nos propone ver el Templo de Luxor de noche con su grupo ¡Cómo resistir a tal invitación! Sin tiempo para cambiarnos ni nada, nos dirigimos hacia dicho templo con unas ganas desbordantes. Ahí está, a unos metros del barco que se encuentra amarrado justo enfrente. ¡Vaya maravilla! El templo se alza con un resplandor increíble ante nosotros a pesar de la oscuridad, brilla intensamente bajo los focos que lo iluminan con una suave luz naranja.
Vaya, qué impresionante, aqui están las estatuas enormes de Ramsés II para darnos la bienvenida. ¿Y dónde está el segundo obelisco, él de la derecha? Pues en Paris!
Dos grandes constructores como fueron Amenhotep III y Ramsés II fueron los principales encargados de la construcción del templo dedicado a Amón: durante el gobierno de Amenhotep III se edificó la parte interior, y el recinto exterior fue construido bajo el mandato de Ramsés II. Pero no fueron ellos los únicos que dejaron su huella en el gran templo. Tut-anj-amon, Horemheb y hasta el mismo Alejandro Magno movilizaron a sus trabajadores en pos de su inmortalización.
Dos obeliscos se erigieron al frente: uno de ellos, de 25 metros de alto, permanece allí, mientras que el otro fue trasladado a la Plaza de la Concordia en París, en 1836, en calidad de obsequio de Mohamed Alí. A cambio, Francia regalo a Egipto un reloj de madera, que se encuentra en la mezquita de Alabastro en el Cairo, ¡la broma es que nunca funcionó! En la entrada es también donde se encuentran las estatuas sedentes de Ramsés II, de un porte inimaginable, decoradas con imágenes de prisioneros en representación de los nueve pueblos conquistados por Egipto. Están hechas de granito gris, y miden más de 15 metros y medio de altura.
El patio está compuesto por 74 columnas en las que puede contemplarse al faraón con distintas divinidades. En el centro, un santuario está formado por tres capillas, dedicadas a Amón, Mut y Jonsu, decoradas por Ramsés II. Servían como almacén de las barcas sagradas.
El Guía muy simpático empieza con sus explicaciones, la verdad es que escuchando sus palabras, uno se imagina en esa época, es tan interesante recrearse en la primera civilazión. Venga a tomar fotos porque hay que imortalizar este momento. Si todos los templos son tan increíbles, vaya pedazo de viaje nos espera...
Una chica entabla conversación conmigo, parece simpática, nos presentamos. Olga y Cristian, y también están Marta y Eduardo, creo que ya tenemos compañeros de mesa para cenar.
Ya es hora de volver al barco, aqui están nuestras maletas en la puerta, a ver qué tal la habitación, ¡vaya qué chula! negro y dorado por todas partes, mini spa en la ducha, aunque poco pinta la mini mámpara, todo el agua se sale, ¡esto va aparecer Titanic en el baño! Bajamos a reponer fuerzas, llegamos los primeros, nos recibe el metre, elegimos la mesa de Barcelona como dice el graciosillo.
Ya estamos los seis en nuestra mesa redonda, la primera en medio del comedor, esperemos llevarnos bien ya que no podremos cambiarnos de mesa. La cena, bastante variada, ensaladas que dejaremos para más tarde, el tiempo que el cuerpo se acostumbre al cambio, que al final nadie escapó a las pequeñas indisposiciones, pero nada lo bastante importante como para amargarnos el viaje. Vamos a por arroz y un poco de carne de camello como dice el metre. ¡¿Y algunos poniéndose las botas con los postres, verdad Raúl?!
Ya es hora de ir a dormir, que mañana nos espera un día ajetreado.

Las 5h30 de la mañana ¡A levantar! Tenemos que cruzar a la otra orilla con faluca, pequeña embarcación a motor para turístas, temo la experiencia, pero llegamos rápido y a penas se mueve, no hay mareo. Nos dirigimos en autocar a Deir el-Bahari al Templo de la reina Hatchepsut, sí suena como un estornudo, fue una de las mujeres que llegaron al trono egipcio. La faraona, hija de Tutmosis I, tuvo un reinado brillante. Verlo en foto es una cosa pero estar ahí en vivo y directo otra, nos acercamos con un trenecillo. Es increíble, ahí está anclado en la montaña, parece solitario pero no necesita nada más para imponerse. Es el más monumental de los templos construidos en el valle y único en su género en todo Egipto. La obra fue diseñada por el arquitecto Senmut, construida en forma de amplias terrazas, con edificios porticados y patio de columnas, en perfecta armonía de proporciones que se integran magistralmente con la escarpada ladera de la montaña, situada tras el templo, logrando una espectacular escenografía.
Son las 9h de la mañana y el sol pega ya fuerte. El guía, Mohamed (y sécame, añade riéndose), nos descubre la primera diosa de una larga lista, es Hator, en forma de vaca, diosa del amor, la belleza, la música y el arte. Unas explicaciones del templo, tiempo para fotos, y vuelta al autocar, un trago largo de agua fresquita viene muy bien. Ya dan la nota algunos llegando tarde, los intrusos...
Seguimos nuestra ruta hacia El Valle de los Reyes. Pasamos el control de la entrada, bueno hay controles en todos los monumentos, pero la mayoría son ficticios, te hacen pasar aunque pite sin mirarte nada. Hay policias por todas partes, algunos dormidos encima de su ametralladora, o la pasean como un simple bolsito ¡vaya imagen!
Ante nuestros ojos y con un sol radiante, se alza una gran montaña con forma pirámidal, a sus pies reposan los grandes de la época faraónica. Tenemos tiempo para visitar tres tumbas incluídas en la entrada, con las colas que hay, no hay tiempo que perder. Y como aventureros sedientos nos dirigimos en grupito hacia la tumba de Tutmosis III, la más recondita, ¿Por qué ir a lo fácil cuando se puede hacer lo dificíl, no? Primero a subir 70 escalones estrechitos y con dos sentidos de marcha. Vemos como sale la gente empapada y con cara de agotamiento, pero ¡¿a dónde nos hemos metido?! nada, como valientes decidimos seguir camino. Ahora toca bajar y bajar, el calor aprieta, tanta gente en un sitio tan reducido... Bueno concentrémonos en las pinturas, y olvidémonos que nos estamos derritiendo, creo que nunca había sudado tanto, ¡vaya sauna! Algo de claustrofobia nos invade a todos, pero aguantamos como reyes o faraones. Por fín salimos del agujero infernal, ningún desmayo, todo va bien, ha valido la pena, anda que si tuvieramos que hacer todas las tumbas así hoy en día, ¡vaya tela!
Ahora toca la tumba de un Ramsés, no me acuerdo cual era, qué fallo. Qué alivio, a parte del calor, el recorrido es fácil. Ya queda la última: Ramsés IV, muy bonita, con un montón de pinturas y la diosa del cielo, Not, observándonos desde lo alto. Está representada en el techo con cuerpo largo.
Nos sorprende y asusta un guardia peleando con un guiri, empeñándose en quitarle la cámara de fotos, es que no se pueden sacar fotos, y ahí no se bromea con eso, ¡a fuera nos esperan los fánaticos del Euro con sus postales!
Nos tomamos unos minutos más para fotografiarnos delante de la tumba de Tutankamon, no hay tiempo para entrar y son 100 libras para ver el sarcófago de piedra y la momia, nada más. Según cuentan, al efectuar algunos movimientos de tierra para descubrir las tumbas hizo que la de Tutankhamon quedara totalmente tapada. Y fue en 1922 cuando los obreros a las órdenes de Howard Carter, descubrieron en la caseta donde pernoctaba la expedición la pista que les conduciría al encuentro de la única tumba intacta, con los sellos reales intactos en las puertas y repleta de tesoros de una magnitud incalculable, perteneciente al Imperio Nuevo. Tutankhamon fue la tumba número 62, la última de las descubiertas.
De vuelta al barco, nos paramos en la carretera para observar los dos Colosos de Memnon, son gigantescos pero no están en buen estado de conservación, una fotito y vámonos.
Ya regresamos al barco, toca tarde libre con crucero hacia Edfú. Vamos a disfrutar de la piscina y darnos un chapuzón, ahí están Olga e Isabel en plena conversación, me uno a ellas. ¡Qué fresquita está el agua! ¡Y qué bien sienta! Los demás haciendo siesta en su camarote. ¡Qué vacaciones nos estamos pegando! Desde la cubierta desfilan en la orilla plataneras por un lado y palmerales por el otro, ¡esto es el paraíso! Tenemos el lujo de poder presenciar la puesta de sol en el Nilo, es verdad que en Africa, el sol no parece el mismo...
Está sonando una campanita: ¡A cenar! nos echamos unas risas con nuestro camarero Abdul, es nubio, entre chapurreos en spanglish llegamos a entendernos y se ríe mucho. El metre sigue con la suya: una baraka, dos aguas, qué cansino, creo que no lo vamos a aguantar mucho más.
Subimos a la cubierta para reunirnos todos a tomar café y charlar un rato, estamos Alex y Ana, Olga y Cristian, Alberto y Milena, José, Isabel y José Antonio, Marta y Eduardo, nosotros dos, y como no, los Concejales. Todos nos llevamos bien, hay muchas risas. Bueno siempre hay una oveja negra o dos: los concejales o marqueses, para los íntimos: torijilla y cari cari. No son de nuestro planeta, y yo no puedo disimular que no los aguanto.
El cansancio del día asoma, vamos a estrenar esa cama tan dura. ¡Sorpresa! nos espera en la cama un pavo real hecho con toallas de baño, ¡qué gracioso! Entre tantos puntos positivos, algo tenía que fallar, estamos navegando, y el ruido en el camarote es infernal, el espejo vibra, y parece que tenemos el motor al otro lado de la pared. Bueno, no nos quejaremos, que hasta ahora todo ha ido super bien, y el sueño vence al estruendo. Pasamos la esclusa de Esna a las 4h de la mañana, Edu y Marta testifican de ello.

El templo de Horus nos espera, subimos en la primera calesa con Alex y Ana, estamos algo incómodos entre los olores del caballo y el estado de la calesa que lleva acumulada polvo de hace siglos. Pasamos por el poblado de Edfú, la gente nos saluda, no son para nada reacios a los turístas, claro está viven de ellos. Una fotito antes de bajar, y dos euros que caen por aqui.
Qué listos, nos hacen pasar por un mercadillo, vamos corriendo antes de que nos avasallen. El templo está dedicado al dios halcón, Horus, es el mejor conservado de Egipto y el mayor después de Karnak, consagrado por Ptolomeo y Cleopatra. Vemos un montón de grabados muy bien conservados, y aprovechamos el tiempito libre para colarnos en la fila para admirar la barca sagrada en el fondo del templo.
La visita se acaba y tememos el paso por el mercadillo: “mirar no agobiar”,
“¡pero suéltame el brazo!” Nos vamos pitando a la calesa. Venga a pedir cambio de monedas, y propina para “comida caballo, niños, mujer...” ¿y qué más? No hacemos caso, el guía ya ha repartido la propina.
En el muelle nos esperan un montón de niños con pulseras con escarabajos de piedra: “¡1 euro,1 euro!”
Tenemos que cruzar varios barcos para llegar al nuestro, desde luego hay algunos con decoración curiosa, pero el nuestro se lleva el premio Design.
Raúl y yo descansamos en el bar discoteca disfrutando del paisaje que desfila ante nuestros ojos, es que arriba, el sol pega fuerte. Después de comer, otro chapuzón se impone, hay tantas velas por el Nilo que parece una regata, son las pequeñas falucas con vela. Por la tarde nos espera el Templo de Kom Ombo en Aswan.
A las 6h ya es de noche y todo está iluminado. Ahí se encuentra el hospital y la famosa piscina de Cleopatra que se bañaba en leche de camella con su mascota preferida: ¡un cocodrilo! Moha nos enseña las herramientas utilizadas, el tema de la 7 gotitas con el remedio de la lechuga, el calendario egipcio y el pozo nilómetro.
El dios del Templo de Kom Ombo era Sobek, con forma de Cocodrilo. Se cree que fue divinizado porque los cocodrilos abundaban en esta zona del Nilo.
Con el paso de los años, a la gente de este pueblo no les gustaba tanto ser asociados a un dios que representa el mal, por eso, le agregaron otro dios, Horus, como hermano suyo y socio en el culto del templo.
El estado de destrucción actual en el que se encuentra el templo, está contemplado en el propio mito de este templo, pues cuenta la leyenda que Sobek, el hermano malvado con forma de cocodrilo, maquinaba contra su hermano, Horus, con forma de Halcón hasta echarle del pueblo. La población, al ver su dios amado abandonar el pueblo, también partió hasta dejar el pueblo completamente desierto. Sobek al querer reanudar la vida en el poblado, resucitó a los muertos quienes en lugar de construir destruían y en lugar de sembrar trigo, sembraban arena.
Regresamos al barco con tranquilidad paseando por el mercado, ¡increíble! nadie nos molesta. Esta noche: fiesta nubia con chelabas. Vaya curiosidad ver como un pequeño barquero se acerca al Moondance tirando chelabas hacia arriba, vaya negocio las fiestitas.
Durante la cena, salen los camareros cantando con una tarta, es para los recién casados, aqui es cuando hace su aparición ¡la diosa Pazpa! Bueno de diosa nada, más bien descarada y ridícula. Pero si no fuera por esta gente subnormal, no habrían tantas risas. Aunque lo bien que lo pasamos con la tripulación fue de lo mejor. Acabarón todos con sus apodos: Aznar, el metre; Tom cruise, el barman de la cubierta; Carlton el camarero; Tío Phil, el capitán; Horus el jefe de los camareros; y el hijo de Horus, su hijo, el hombre de limpieza de la recepción, siempre estaba ahí sacando brillo o haciendo bromitas a los que bajan por la escalera. Nos reunimos en la cubierta como todas las noches, la verdad es que falta algo de animación arriba. Bueno alguna noche hay bailes tradicionales en el bar, danza del vientre y un bailarín con su falda de todos los colores. El sueño vence y bajamos a dormir, que mañana es el gran día de Abu Simbel.

Espero que os hay gustado este primera parte, mando la otra ahora mismo.
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Wink segunda parte: relato de mi viaje a Egipto, programa Isis II, 12 días

A las 2h30 de la madrugada ya estamos en pie, nos esperan unos 300 km de carretera hasta el famoso templo de Abu Simbel. Almohada en mano estamos listos, bueno es mucho decir, esperamos al convoy (formado por unos 50 autocares), escoltado por policias. Vaya viajecito, el autocar iba con los caballos desbocados, cabeza para aqui para allá, a ver si llegamos pronto. Nos comemos el “super picnic” desayuno en el autocar, con la pedazo de almohada estampada contra la ventana. El que se lo pasó bien fue Eduardo tomando fotos de recuerdo de nuestros caretos dormidos, vaya chantajista.
Ya hemos llegado, con caras de cansancio, el pipi room se impone, omitiré dicha experiencia. ¡Dios mío! Aqui estoy, no es una foto ni un espejismo, estoy aqui de verdad, es que me cuesta tomar conciencia, creo que es un sueño y no quiero despertar. El lago Nasser con 500 km de largo reposa a los pies del más bello templo de Egipto: Abu Simbel.
Para establecer sus derechos sobre las tierras de Nubia, Ramses II mandó construir más de siete templos entre la primera y la segunda catarata, el más conocido de todos es el templo de Abu Simbel. Ramses II tenía apenas 15 años cuando ordenó la construcción del templo. Abu Simbel consta de dos templos que se complementan, Los dos templos excavados en la roca fueron dedicados uno a Ptah, Ptahatenen, Hator y al propio faraón y el otro sería dedicado a Hator y Nefertari. Durante la segunda mitad del siglo XX, la construcción de la presa de Asuán haría necesario el traslado de los templos de Abu Simbel, de lo contrario quedarían para siempre bajo las aguas, la UNESCO financió y organizó el traslado de los templos, mientras el gobierno egipcio se encargaba del traslado de los habitantes de la zona. El templo fue desmontado y trasladado de su emplazamiento original, unos 210 metros más allá del río y 65 metros más arriba. Impresionante fachada, excavada en la roca, de 35 metros de anchura por 30 metros de altura, en la que están los 4 famosos colosos sedentes de Ramsés II de unos 22 metros de altura. Estos colosos están acompañados de pequeñas figuras, colocadas entre las piernas, que representan a sus parientes.
La construcción fue planificada de manera que dos veces al año, cuando el sol salía por el horizonte, sus rayos penetraban por la puerta y tras proyectarse en la gran sala de ocho columnas, la segunda, el vestíbulo y el santuario incidían en las 4 estatuas del nicho de la parte posterior que se iluminaban por completo.
No encontramos palabras, Olga está tan emocionada como yo, es que esto no se ve en ningún otro lugar del mundo, vaya privilegio. Las cuatro estatuas de Ramsés se alzan impresionantes, casi les pedimos permiso para entrar en sus aposentos. “¡No fotos, no video!”, qué lástima, es tan...no hay palabras para describir lo que ven nuestros ojos. Pasamos por un pasillo rodeado de colosos a cada lado, apoyados sobre columnas sin fin. Las paredes están llenas de gravados , algunos colores aún se aprecian con intensidad, ¡qué maravilla! No me extraña que venga gente de todo el mundo sólo para ver esta obra de arte. Por desgracia, tenemos poco tiempo para empaparnos de su recuerdo, más adelante se encuetra el templo de la Reina Nerfertari, la esposa de Ramsés II, muy bonito también pero no se me quita de la cabeza el anterior. El templo tiene una profundidad total de 21 mts. y está consagrado a la reina Nefertari en calidad de diosa Hator. En su fachada se encuentran seis estatuas de 10 metros de altura cada una, cuatro de ellas representan a Ramsés, dos más a Nefertari, complementadas por las efigies de los príncipes a ambos lados de las estatuas de Ramses y de las princesas junto a las de la reina, tras la entrada se encuentra una gran sala, que a su final da a el sagrario donde se puede observar la efígie de Hator.
Salimos para echar un montón de fotos más en parejita y demás. Hay que llevarse el mayor número de recuerdos fotográficos, es el único material que nos podremos llevar de este lugar de ensueño. Vamos despidiéndonos con emoción, y un halcón se deja divisar en lo alto del cielo: Horus hace su aparición como para hacernos la promesa de que una parte de nosotros quedará ahí para siempre, un trocito de nuestro corazón robado con total permiso, qué momento más trascendental...
Retorno al barco a mil por hora. Divisamos el fenómeno del espejismo en el desierto, aparece un lago virtual a lo lejos. Ya hemos despertado del sueño, ¡a tomar el sol los pies en el agua! Por la tarde, Mohamed nos lleva a la joyería, menudos tesoros, ya volveremos cuando nos toque la lotería. Bueno a los marqueses no les hace falta, qué mona ella con su precioso brazalete de 700 euros, ya os sabéis el dicho de la mona, ¿no?
Seguimos el recorrido por la mezquita de Aswan, algunos preferimos no entrar y ver el monumento por fuera. Para acabar, Moha nos lleva al mercadillo, mañana nos acercaremos a poner en práctica el regateo.

Ya han pasado 5 días, la verdad es que estamos disfrutando a tope del viaje, visitas, relax, risas, ¡¿qué más quiere el pueblo?! Vámonos para la gran presa de Aswan, es una gran obra hidraúlica que se construyó con la ayuda económica y técnica de la Unión Soviética. Tiene una longitud de 5 km y una extensión de su embalse de 400 kms. Las turbinas para generar luz nunca han funcionado, la obra se realizó para generar electricidad, para abastecerse de agua y para evitar las crecidas del Nilo que provocaban inundaciones todos los años. Pero realmente lo que consiguió es destruir un ecosistema perfecto que durante siglos se había creado a orillas del Nilo, casi sepultar monumentos históricos bajo las aguas y poner una barrera a los peces y animales que habitan en las aguas del Nilo.
Nos hacemos fotos de grupo, qué buena idea haber traído el trípode! Al Templo de Philae o de Isis, navegamos en faluca hasta ahí, es agradable, la ventaja de los ríos: sin olas no hay mareo. Está en una pequeña isla. Es uno de los cuatro templos y lugares donde suceden los acontecimientos de la Leyenda de Isis, Osiris y Horus. De los Hijos del dios Ra, El aire y la Humedad (Shu y Tefnut), nacieron dos divinidades que eran Geb, el dios de la tierra y Nut, la diosa del cielo. Estos dos engendraron cuatro: Osiris, Isis, Seth y Nefthis. Osiris y sus hermanas Isis y Nefthis representaban el bien, mientras Seth representaba el mal. Osiris al ser hijo mayor y favorito de los dioses, reinaba en la tierra, enseñando a los humanos, la agricultura, la escritura y la civilización. Mientras su Hermano Seth, se revolvía de envidia. Seth maquinó para asesinar a su hermano y gobernar sobre Egipto, lo cortó en varios trozos que repartió por todo Egipto.
La fiel esposa Isis encontró los trozos y resucitó a su marido en Abydos (Primer templo de la historia), y ahí concibió a su hijo Horus. Isis Tuvo que refugiarse en la isla de Philae (Segundo templo de la historia) para proteger y criar a su hijo. Horus creció, desafió a su tío y le venció en Edfu (Tercer templo de la historia). Horus Reinando sobre Egipto y dios sobre la tierra, se desposó con Hathor cuya morada estaba en Dendera (cuarto templo de la historia).
A parte de ser dedicado básicamente al culto de la diosa Isis, diosa de la magia y diosa universal, símbolo de la vida, protección y fertilidad, el templo era en la antigüedad, santuario del dios Khnom, el dios creador alfarero y dios de las cataratas y las fuentes del nilo. También la zona era la morada de Hapis, el dios De El Nilo, dios hermafrodita, de entre sus manos fluían sus aguas y en sus palmas traería el bienestar o las desgracias.
Volvemos a la barca y suben vendedores de collares, las mujeres nos dejamos tentar por uno con la llave de Isis. Creo que después pasamos por un museo de papiro, nos explican como se hace, y las diferencias entre el verdadero y el falso de hojas de plátano. Hay impresionantes, pero el precio acompaña, entre comisiones y demás.
De vuelta a “casa”, depués de tantos días, ¡el Moondance es nuestro! Seguimos con el ritual del baño en cubierta, y a hacer acrobacias en la mini piscina, una foto para imortalizar el instante, los English no se lo toman muy bien, bueno ¡no se puede ser niños todos los días!
Bueno pasamos a estar serios ¡qué hay que regatear! Nos encontramos en el mercadillo de ayer, venga papiros, pijamas y un refresco para recobrar fuerzas. Por todos los mercadillos se oye lo mismo: “hola Mari Carmen, Pantoja, María de la Oz, José”, y hasta “cachondo mental”, y “cuantos camellos por la mujer?” la verdad es que son divertidos, y saben jugar con nosotros, dicen que les gustan los Españoles más que otros turístas, porque saben tomárselo todo bien y bromean mucho, es que somos los mejores, ¿por qué negarlo?
En la cena, cambiamos de mesa para estar el grupito más cerca, el metre se gana un buen rapapolvo de Moha, ya no aguantamos más sus bromas pesadas y nuestro guía está siempre aqui para salvarnos de cualquier incomodidad, la verdad es muy atento y se agradece. Nos pasamos por la tienda del barco, Raúl me hace un regalito, la llave de Isis de plata, y encargamos un colgante de ébano con hieroglificos para él. Subimos a por el café que nos sirve Carlton(Samir) con la sonrisa siempre puesta, “¡Carlton! ¡Carlton!”.

Hoy toca excursíon relajante, el pueblo nubio. Bueno eso de relajante es discutible. Vamos en barca y observamos algunos pájaros autóctonos, ¿y los cocodrilos, dónde están? (del otro lado de la presa). Aceptamos ir hasta el poblado en camello, uno trás otro como una caravana, aqui nada de relajación, ¡qué miedo! anda por el borde del barranco, el truco: no pensar en que el camello ponga un pie en falso y nos caigamos los dos revueltos, ¡Arg! Nos cruzamos con otros camellos que vuelven solos, y el mío empieza a dar la vuelta por el lado del barranco, yo con las riendas en la mano sin saber que hacer, pero ¿qué haces burro? digo, ¡camello! Volvemos en linea recta, y parece que soy una experta en llevarlo porque el chico que lo custodia se va tranquilamente a beber agua, dejándome sola al cargo del bicho y desemparada, Marta está detrás animándome. Bueno, todo irá bien, seguro...¡Uf! ya está aqui otra vez, ¡no vuelvas a dejarme sola nunca más!
Al cabo de un buen rato, llegamos al poblado, nos acogen en una bonita casa azul con un desayuno nubio: falafell, pan, habas, patatas fritas (muy típico), etc, y un té o refresco. Pasamos a hacernos tatuajes de hena y a fumar la shisha. Alberto hace de las suyas y algunos acabamos en una nube flotando. Hay un cocodrilo encerrado en una caseta, es grande y muy agresivo, los otros de tamaño más reducido están en una cajita de cristal sin techo, y nos dejan coger los pequeños, tienen la piel rugosa y agitan la cola frenéticamente al ponerse nerviosos, de ahi la gran desgracia de José, ¡¡¡NOOoooo!!! Bueno José, la próxima vez estruja al bicho aunque se le salgan los ojos pero no dejes caer la cámara ¡por tu vida! Pobre, nos reímos una barbaridad después, pero el disgusto que se llevó fue tremendo, bueno aqui estamos para hacerle un montón de fotos y que no se quede con esta amargura.
Vemos una escuela y compramos unas pulseras, todo a 1 euro, para no cambiar. Nos acosan niñas y mujeres con muñequitas, hay que ser duros, dan penilla, pero se aprovechan de ello, pero ¡qué guapos son los niños!
Vamos a la playa de arena fina y aguas limpias, digo, arena con boñigas de camello y agua con zurullos flotando, sí una experiencia increíble, pero creo que me voy a quedar en la barca con Milena y José. Los niños grandes se lo pasan bomba, venga a saltar desde el techo, y a hacer croquetas en la arena, tirándose desde arriba de la pequeña duna. Los nubios les miran con una cara de espanto: “de dónde han salido estos?”. Entre mareos por abuso de croqueta arenosa y trago de agua del Nilo, algunos acaban revueltos como mi maridito.
Nos vamos y pasamos por la Isla Elefantina, que debe su nombre a la forma de las rocas que la rodean. ¡Cuidado, hay un niño con una barquita en medio del Nilo , y nos lo vamos a llevar por delante! Pues no, el niño tan tranquilo se pone a remar y se acerca a nuestra barca para vender, ¡increíble! De camino al barco, pasamos delante del famoso barco de la película “Muerte en el Nilo” de Agatha Christie.
Regreso al barco, vuelta a la piscina, pero el viento sopla fuerte hoy. Salimos todos a tomar una copa en el mercado de Kom Ombo, cerveza sin alcohol y zumo de plátano, qué rico, la cerveza menos. Y como no, una shisha con sabor a manzana. Tiempo para comprar unas camisetitas o collares.
En la cena, todos nos prestamos a la segunda fiesta de las chelabas, los demás ¡unos sosos! Otra vez salen los camareros cantando, y los únicos en seguirles el rollo, nuestro grupo, las dos mesas de pie con la servilletas dando vueltas y acompañando a los camareros, ¡qué bien lo pasamos!.

Navegamos toda la noche de vuelta a Esna, ya nos estamos acostumbrando al ruido, la verdad es que el cansancio nos vence cada noche. Nos levantamos tarde y descansamos toda la mañana, a las 11h pasamos la esclusa bajo un sol ardiente y viento, curioso ver como los barcos bajan de nivel, creo que son 7 metros de desnivel.
Esta tarde,visitamos el Templo de Karnak. Las explicaciones del guía nos parecen insuficientes por la grandeza del templo, y el tiempo de visita muy corto. Se compone del gran templo de Amón, algunos templos menores, capillas y el lago sagrado. En el recinto existía también un templo de Akhenatón que actualmente está destruido. Todo el conjunto está rodeado por una muralla de adobe de 8 metros de grosor y 2400 de perímetro. Consta de 8 puertas de piedra, 2 de ellas monumentales. El recinto está precedido por la avenida de las esfinges formada por 40 esfinges con cabeza de carnero construidas por orden de Ramsés II que unen el templo de Karnak con el de Luxor y el embarcadero que comunica el templo con el canal que llega del Nilo. Se empleaba como acceso al Nilo de las barcas sagradas durante las fiestas religiosas. Aquí se encontraba la cámara de los antepasados en la que Thutmosis III realiza una ofrenda ante 57 faraones y que actualmente está en el Museo del Louvre de París. Hay dos pequeños obeliscos obra de Sethy I. La forma actual probablemente proviene de una reconstrucción de la XXX Dinastía.
Parece mentira que algunas pinturas al aire libre se conserven tan bien, gracias a la falta de humedad. Ahí está el escarabajo sagrado al que se dan tres vueltas pidiendo tres deseos espirituales. ¡Qué bonito ver como cae el atardecer sobre el Templo! Nos quedamos con cierto disgusto por no haber podido disfrutar de más tiempo en él.
Nos vamos para el barco, yo mareadísima, espero que se me pase pronto. No puedo disfrutar del mercado con los amigos, así que me dirijo al camarote a descansar. Me despierto animada de nuevo, la magia de los sobrecitos. Una infusión arriba y a dormir, y nos da las buenas noches un mono de toallas colgando en la entrada de la habitación.

Ultimo día de crucero, visitamos Luxor por segunda vez, con la luz del día parece más bonito aún, se aprecian los detalles y puede que por ser el primero que vieramos, es él que más me gusta de todos después de Abu Simbel. Fotos y más fotos y se acaba el desierto de Luxor.
Nos mojamos los pies en la piscina por última vez, y ya vienen las despedidas después de comer, abrazos y besos a Abdul, lo vamos a echar de menos, y adiós a todos. Nos reunimos a las 15h30 en el bar para esperar el vuelo para el Cairo. Las horas van pasando sin que podamos movernos, el vuelo se retrasa, lo tomamos con calma ya que estamos en el barco y bien acompañados con Olga, Cristian, Edu y Marta. Otros se ponen hístericos, y se amargan el último día solitos. Nos dan de cenar en el barco y volvemos a saludar a Abdul y los demás. Nos enteramos de que el avión se ha averíado y otro ha cogido el relevo, es cuestión de paciencia. Cristian y Olga, expertos en aeropuertos consiguen calmar algo el ambiente. Subimos a tomar aire arriba, y viene Mohamed, que ya se despidió de nosotros hace horas, para arreglar lo del tema de la visita a las pirámides por la mañana. La verdad es que a pesar de la falta de datos durante las excursiones, pienso que fue un buen guía, atento y muy majo, en todo momento nos sentimos arropados.
¡Ya nos vamos por fín! Son las 23h, estamos cansados de esperar, pero con suerte de haberlo hecho en el barco y no como otros que se pasarón 8 horas en el aeropuerto. Embarcamos a las 2h50, nos dan tiquets para comer algo. Cristian consigue que tengamos los asientos delante, después de una horita aterrizamos en El Cairo, antes de dejar el avión, se nos permite echar un bistazo a la cabina del piloto, ¡cúantos botones!.
Nos separamos cada uno dirección a nuestro hotel, son las 6h de la mañana, la recepción del hotel es impresionante, todo decorado con faraones y tronos dorados. Recorremos con las maletas un pasillo interminable y por fín una cama, ¡o dos! la moqueta y los muebles bastante anticuados, pero el baño está todo reformado, muy bonito.

Dormimos hasta tarde, ya que las pirámides las dejamos para el jueves. Decidimos comer los bocatas del aeropuerto en nuestra terracita y luego a despejarnos en la piscina, hacemos unos largos y el cuerpo lo agradece.
Por la tarde nos preparamos para El cairo de noche. Nos volvemos a encontrar todos, unos más cansados que otros. El guía que nos ha tocado es de lo más aburrido, no deja de hablar con el mismo tono, parece que le dan cuerda sin parar, y encima es poco amable, echamos de menos a Mohamed.
Poca cosa vemos, a parte del caos de la ciudad, es un sin parar de coches que pitan a cada segundo, una anarquía total. Terminamos el recorrido por el café de los espejos, nos apiñamos como podemos para tomar un té o refresco, y nos toca el rincón del poeta Naguib Mahfuz, premio Nobel de literatura. Una mujer nos tiende un collar de flores blancas muy olorosas, jazmín ¿puede ser?. No paran de entrar mercaderes y nos sentimos agobiados entre tanta gente y el calor que llena la estancia. Volvemos al hotel cansados, mañana es el Cairo Completo.

Empezamos por la ciudadela de Saladino, la verdad es que nos cuesta prestar atención al guía, se hace pesado, mejor hacer fotos y pasear la mirada. Nos descalzamos para entrar en la Mezquita de Alabastro donde está enterrado Mohamed Ali. Ahí sentados en el suelo, escuchamos al guía, o más bien lo oímos. Fuera, tomamos alguna panorámica de la ciudad, a lo lejos divisamos entre nubes de contaminación, la ciudad de los muertos, antiguo cementerio, y barrio de mala fama, y vámonos para el museo...
Impresionante la colección de tesoros y estatuas inumerables, tenemos que detenernos ante unas cuantas piezas que comenta el guía, lástima no tener más tiempo para disfrutar de todo lo que nos rodea. El tesoro de la tumba de Tutankamón se revela fantástico, está intacto casi en su totalidad, cuantas riquezas y trabajo dedicado a un sólo personaje, él que menos tiempo reinó en Egipto, la única tumba que se salvaría de los pillajes. Olga está muy nerviosa, la acaban de pillar haciendo fotos, por culpa de unas delatadoras envidiosas. Todo se arregla y sólo ha sido un susto, una anecdota más que añadir al viaje.
Ya es hora de comer, nos llevan a un barco donde la comida está insípida, poco comemos. Y por fin, viene el mercado de Khan el Khalili, un barrio entero dedicado al comercio para turistas. Preguntamos por la tienda del famoso Jordi, y nos lleva un policia hasta ahí. Está bien escondida, por lo menos aqui no se regatea y los precios son muy buenos. A penas tenemos una hora así que nos ponemos las pilas, compramos un montón de cositas de plata, llaveros, figuras, y más recuerdos en las otras dos tiendas. Volvemos al autocar limitados por el tiempo, ¡hasta mañana chicos!
Cenamos en el buffet del hotel con Isabel, JoséAn y José, está todo muy bueno y hay mucha elección.

El gran día de las pirámides ha llegado. Es el último día de excursión y aún no me creo que esté aqui delante de las pirámides. Nos decidimos por entrar en Keops , la más grande de todas, ya que en ésta se puede entrar casi de pie y en la otra entras convertido en gato, y reza para llegar hasta el final sin sentir claustrofobia. Por desgracia, la suerte no acompaña, ya no quedan entradas para Keops. Otra vez será.
Primero, Raúl y yo vamos a ver la barca que encontrarón excavando al lado de Keops. Había leído mucho sobre dichas barcas que llevaban la mercancía, los animales, etc... me parecía increíble que pudieran llevar tantas cosas y esperaba poder ver una de verdad, ¡vaya que grande! muy bien conservada toda de madera.
Vamos a deleitarnos con la vista de las pirámides, datan del imperio antiguo concretamente de la IV dinastía pertenecientes a los faraones. Keops (considerada una de las siete maravillas del mundo), Kefren y Micerinos próximas a El Cairo se alzan majestuosas desafiando al paso de los siglos. Me llama la atención Kefrén con su punta acabada, es más facíl imaginarla en su apogeo toda brillante. ¡Estoy aqui! y no es un sueño, estoy casi en choc de la emoción, no alcanzo a realizar que las veo con mis propios ojos.
Nos vamos a la esplanada para hacer la foto típica con las tres pirámides de fondo, y aquí la emoción me embarga, ya no aguanto más, los nervios del viaje acumulados y tantas emociones juntas, es imposible guardar algo así sin inmutarse. Bueno, veo que no soy la única en tomarmelo tan a pecho¿verdad Olga? Nunca nos olvidaremos de este momento.Y menos él haberlo compartido con buena compañia.
Vamos a por la Esfinge, postrada junto al templo del Valle posee cabeza humana (rey Kefren) y cuerpo de León, su longitud es de 70 m y su altura 20 m. Existe un fenómeno descubierto recientemente (la alineación de un rayo solar en la cara de la esfinge concretamente el 21 de marzo de cada año), la esfinge guarda en su interior grandes hallazgos y secretos por desvelar.
Puede parecer más pequeña que en las fotos por una cuestión de óptica, pero no decepciona en absoluto. La base es un poco polémica, algo más acorde con la época se hubiera podido hacer, pero el conjunto monumental de la Esfinge con las pirámides de fondo no tiene precio. Un guardia, muy listo él, nos propone hacernos fotos de grupo en un sitio estratégico. Le damos 3 euros y nos persigue pidiéndonos más, ¡vaya gente! Tenemos que irnos al autocar, nos damos la vuelta y un último bistazo como para fijar esta imagen en nuestras mentes. Esperemos poder volver dentro de unos años.
Segunda visita al museo de papiro, pasamos de las explicaciones y nos vamos para el hotel, hemos quedado a las 17h30 en el Jalili. Comemos en el Italiano del hotel, ensalada y pizza compartidas. A las 16h30, nos subimos los 5: Isa, Josean, José, Raúl y yo en un taxi en la puerta del hotel, 50 libras por la ida sola y 80 libras ida y vuelta, nos esperará tres horas, le pagamos a la vuelta. Estamos super aprietados detrás, pero prefiero no estar delante. Esto parece un vídeo juego, vamos esquivando los demás coches como si nos persiguiera un tsunami, lo tomamos a risas, pero ¡tenemos unas ganas de llegar! Por fín, llegamos y aqui están todos esperándonos. ¡A por el Jalili! Volvemos al Jordi, y decidimos aventurarnos por este laberinto, Olga y Cristian ya son expertos en el tema del regateo. Compramos cositas aquí y allá, y ya estamos listos. A las 20h, nos reunimos a tomar una copa en el café de la plaza. Intercambiamos datos de contacto, y sigue el dichoso vendedor de relojes dando la lata.
Esto ya se acaba, llegan las despedidas, intentamos no ponernos sentimentales, y acordamos quedar todos para un fin de semana en Madrid. Regresamos un poco tristes al hotel, lo hemos pasado tan bien y con una compañia estupenda, pero todo lo bueno se acaba.
Cenamos en el Italiano y José Antonio e Isabel se despiden de nosotros, a ver si algún día nos pasamos por San Sebastián. Nos reunimos con José en su habitación, está en compañia de una parejita simpática que estuvó en el mismo barco que nosotros. Charlamos un rato ¡y a acabar las maletas!

Desayunamos los cinco y nos damos un paseo fuera del hotel, cada 50 metros hay un policía de turístas para acompañarnos donde sea, se dan el relevo y nos ayudan a cruzar la carretera, porque no quedaría bien que un turísta fuera una de las 22000 personas atropelladas al año. Nos invita un vendedor de esencias a entrar en su tienda y las probamos, me quedaré con las ganas de comprarme “el Secreto del Desierto”, ¡vaya olorcito más rico! 1 libra el gramo. Y él de hombre, “Tutankamón”, huele de maravilla también. Es que nos queda lo justo para comer, bueno para otra vez será, igual en internet puedo conseguirlas, quién sabe. Vemos más tiendas en busca de papiros falsos para la parejita, creo que es un poco tarde para eso. Y acabamos la mañana comiendo en un Felfela, recomendado por Mohamed, con decoración curiosa de árboles de conchas. Está baratito, 60 libras el menú por persona,, unos 8 euros, y es comida típica, Así que mejor no se puede acabar el viaje.
Regresamos al hotel por última vez, nos cambiamos en la habitación de cortesía para estar más cómodos durante el vuelo. Tomamos las últimas fotos del hotel y de la vista sobre las pirámides. Llega la hora de despedirnos de José, está muy emocionado, bueno después de 12 días juntos, todos nos tenemos cierto cariño.

Ya estamos en el aeropuerto, pasamos todos los controles, y nos reunimos con nuestros compañeros de viaje. Nos echamos las últimas risas en tierra egipcia. El vuelo muy bien, la comida mejor no hablar. Aterrizamos en Barcelona a la 1h de la madrugada, vaya lío de gente para coger las maletas. Vamos para la salida, ya veo a mis padres esperándonos. Les presento a los amigos, y nos despedimos todos con cariño. Lo de quedar para Madrid, la verdad es que como suele pasar, después del viaje, la mayoría se olvidan, pero bueno, en su momento lo pasámos genial así que: ¡qué nos quiten lo bailado!
Llegamos a casa hacia las 3 de la madrugada con la cabeza llena de imágenes y un sentimiento de satisfacción total por haber hecho realidad un gran sueño, el de viajar a la tierra de los Faraones...


Espero que os hay gustado mi relato. Por cualquier consulta, estoy a vuestra disposición. Gracias por leerme.
Estas 6 personas dan gracias muy sinceramente a Nathaconfresas por esta buena aportación o artículo:
  #3  
Antiguo 30-04-2009, 23:56:30
Tebas Tebas is offline Femenino
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Predeterminado Re: Relato de mi viaje a Egipto, programa Isis II, 12 días

Recuerdas el nombre del guía de El Cairo? Rami, quizás? Este elemento nos acompañó el último día en el autocar hasta el aeropuerto, nos dejó tirados y desapareció, sin organizar la facturación ya que solamente había un mostrador para 200 personas.
  #4  
Antiguo 12-05-2009, 16:45:02
Nathaconfresas Nathaconfresas is offline Femenino
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Predeterminado Re: Relato de mi viaje a Egipto, programa Isis II, 12 días

Hola, no recuerdo su nombre, pero sé que empezó a hablarnos de su vida y no había quién lo parara, parecía que le daban cuerda y encima tenía mal carácter, algo inusual por ahí, ya que el guía que tuvimos en Egipto fue de lo más agradable con nosotros, se llamaba Mohamed, muy majo y atento. Con él del Cairo, las visitas se nos hicierón muy pesadas por desgracia. Pero pensamos volver al Cairo en otra ocasión para poder visitar lo que no pudimos por falta de tiempo. Egipto no se puede visitar sólo una vez, ¡hay que repetirlo!
Saludos
  #5  
Antiguo 12-05-2009, 18:45:25
Karmelaviajera Karmelaviajera is offline Femenino
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Predeterminado Re: Relato de mi viaje a Egipto, programa Isis II, 12 días

Muchas gracias por tu relato, me has hecho vivirlo de nuevo. Una pregunta compraste el video en español del espectaculo de luz y sonido de Abu Simbel. Nunca le perdonaré a mi marido no haberlo querido comprar.

Si lo compraste podríamos compartirlo y pagarlo a medias. qué te parece?
  #6  
Antiguo 20-07-2009, 12:57:30
Nathaconfresas Nathaconfresas is offline Femenino
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Predeterminado Re: Relato de mi viaje a Egipto, programa Isis II, 12 días

Hola, perdona por no haber contestado antes, hace tiempo que no vuelvo por aqui. No, lo siento, no compré el vídeo ni ví el espectáculo, pero seguro que otra vez que vaya, no me lo pierdo! Ojalá vuelva pronto, fue una experiencia inolvidable, y eso que he viajado bastante.
Saludos y a seguir soñando...
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