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Egipto, año 0.
Tras el cese de las hostilidades fronterizas, ahora son otras las prioridades y directrices del Imperio.
.__________OASIS OCCIDENTAL :
La línea diseminada Norte-Sur de oasis, al oeste desértico del Valle del Nilo, formaban una mítica ruta terrestre que enlazaban el norte de la baja Nubia ( hoy Sudán ) con los asentamientos próximos a la costa mediterránea.
También llamada "Ruta de los 40 Días" por las tribus beduinas, esta frontera occidental enlazaba con otros remotos asentamientos, que a su vez, convergían hasta las ancestrales rutas del Sáhara y África central.
La ruta de estos oasis libicos, era popularmente tildada como 'la puerta trasera de Egipto' porque, en su largo recorrido, permitía acceder a diversos enclaves egipcios, fuera del habitual curso fluvial, sin ser advertido o detectado previamente, como por sorpresa.
Kharga, Dakla, Farafra, Bahariya, Siwa...son los nombres actuales del cinturón de grandes oasis que Roma colonizó con un gran número de familias agrícolas.
Con el tiempo y la construcción de una línea de fortalezas de guarniciones militares, facilitó que la extensión del cultivo de viñedos aumentara las exiguas producciones de antaño.
Y así, permitir suministrar al Imperio las variedades vitivinícolas más famosas y solicitadas de Egipto.
Gradualmente, al tiempo que se consolidaba la presencia militar de la "pax romana", las grandes recuas de asnos y camellos, facilitaron establecer una línea estable de suministros hasta las más inhóspitas comunidades y dispersas fincas de cultivo.
Continúas migraciones de familias romanas, prolongarían su presencia estable sobre la zona, arropados entre las otras comunidades greco-latinas próximas, que forman cada oasis. Durante generaciones, muchos nacerían y vivirían en este medio, cuasi-bucólico; sin ni siquiera conocer otros lugares de Egipto, ni mucho menos Roma.
Contrariamente: es Roma quién viene a visitarles, ofrecerles sus lujos mundanos y comprarles sus tinajas de vinos blanco, tinto y dulces.
Proliferan en la Ruta de los Oasis occidentales, vestigios de aquella época del Egipto romano, trazos de su testimonio, restos de su legado. Numerosas fortalezas todavía se alzan orgullosas sobre la arena ( ver fotografías de apunte anterior ).
Las dimensiones de los núcleos urbanos semi enterrados, evidencian cómo transcurrieron sus vidas.
Pero es en los monumentos funerarios donde mejor interpretamos el transcurso de sus vivencias. Y la evolución de sus creencias ante la muerte.
Con el tiempo, el colono romano descartará ser tan sólo cenizas, en una urna, para preferir preservar su cuerpo incorrupto a la forma osiriaca egipcia, en la esperanza de continuar corpóreo, existiendo en "el más allá".