___________epílogo__________1º.
 
ALEJANDRÍA, en el siglo IIº d.C. amén de continuar atesorando las cualidades que imaginó su fundador y que la harían brillar muy por encima de las demás grandes zonas estratégicas, experimenta un prolongado plan de mejoras bajo el dominio romano. La ciudad ofrece tan excelentes cualidades para el asentamiento de comunidades judías, persas, griegas, etc. que se ha transformado en un gran crisol de razas, intercambios y manifestaciones culturales y religiosas de lo más diversas. El mercado se organiza mediante gremios y las zonas residenciales por razas; sin embargo y pese a otras diferencias marcadamente religiosas, nadie parece objetar la barbarie ajena a la hora de convivir diariamente.
Lejos quedan los últimos intentos de su pasado tolemaico, por preservar su independencia frente a Roma, y ahora, Egipto no es más que otra provincia integrante de Oriente, no es más que el granero del Imperio. Y al igual que lo fue el sentimiento griego, afortunadamente para todos, Roma también admira la legendaria civilización egipcia, por la que siente un gran magnetismo. Y así fue, entre otras razones más mundanas, porque filósofos, geógrafos e historiadores griegos glosaron las excelencias del Nilo, ante la clase dirigente ilustrada de la alta aristocracia civil y sus máximos mandos militares.
Ilustres visitantes: como Diodoro de Sicilía, Plutarco, Estrabón, Plinio el mayor o el viejo famoso naturalista que moriría tras la erupción del Vesubio...todos registraron en sus libros las experiencias adquiridas sobre las arenas de Egipto y no dejaban de alabarlo siempre que surgía la ocasión. Como casi siempre sucede con Egipto, la más que remota antigüedad de sus vestigios, siempre empequeñece a quien las admira y con Roma no iba a ser diferente.
Roma en estos primeros siglos, ya aglutina bajo su bota militar e influencia política un gran imperio, mucho mayor y más estable, que el alcanzado por Alejandro. A pesar de todo, la figura del macedonio es admirada por los generales romanos implicados en la subsiguiente expansión oriental del Mundo Romano y se sirven por completo de todas sus experiencias.
Las actividades de las instituciones culturales de los Museos, transformadas en primitivas universidades, y su Biblioteca, continúan en activo en su empeño de patrocinar las mentes más brillantes del momento. Sus avances en medicina y el poder curativo de sus especialistas y facultativos, eran objeto de peregrinación para acaudalados y convalecientes ciudadanos romanos. La ética y la moral de los filósofos alejandrinos creaba escuela. Egipto se convierte en algo muy especial: las posibilidades de negocio y enriquecimiento rápido, alimenta la ambición de la grandes " familas " patricias, más refinadas, curiosas e implicadas por el saber que las toscas y bárbaras griegas, unido a la intensa atracción por la arquitectura egipcia y neo-egipcia.
Egipto y Roma, que absorbe maravillado todo cuanto escucha de las narraciones de quién estuvo en Egipto, que admira los mosaicos nilóticos de las casas de baño y placer de las villa veraniegas de Pompeya, a orillas del Vesúbio, que conoce y admira los vestigios esculturales de arte egipcio que reposan dispuestos por El Foro...Roma desembarcará literalmente sobre Egipto y también como los anteriores "administradores" buscan respuestas y soluciones a los presagios, profecías y advertencias que hablan de decadencia.
Y estas son sus metas: expansión, oro, vino, grano y lujo. Son amantes del lujo sin mesura, exótico y salvaje: el África negra y sus míticas fieras, de pieles y propiedades excepcionales, les fascina. Y aquí en Alejandría la puerta de Egipto, todo-todo parece estar dispuesto para su venta, goce y explotación. Una travesía marítima corta hasta Túnez, y en caravana por el litoral hasta Cirene, para proseguir hasta Alejandría suponían 10 días más el regreso. Regreso en uno de los miles de barcos que transitan hasta Egipto y luego retornan hasta sus propias bases.
Alejandría y su famoso Faro, maravilla entre maravillas, cuya luz era percibida hasta 50 millas marinas de distancia, en la oscuridad de la noche profunda.Egipto, a su forma y manera, continúa alumbrando los ojos y la mente de quienes consultan los anaqueles de sus armarios, con miles de papiros, tomos y volúmenes del saber que allí se atesora.
|