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Thumbs up Los Carros De Guerra Y Su Relación Con El Faraón Del éxodo

La siguiente información demuestra rotundamente que el faraón del éxodo tuvo que ser alguien posterior al faraón Tutmósis III y a su vez da una pista que señala a Amenhotep II.
La primera vez que los egipcios poseyeron carros ligeros de combate fue al arrebatárselos a los hicsos como botín de guerra.
LA EVOLUCIÓN DEL CARRO LIGERO DE COMBATE. María Begoña del Casal Aretxabaleta.

Esto, que se explica detalladamente en el resto del artículo, es algo que nos tiene que interesar mucho por los siguientes textos bíblicos: Más tarde, al rey de Egipto se dio informe de que el pueblo había huido. Inmediatamente se mudó el corazón de Faraón, y también el de sus siervos, respecto al pueblo, de modo que dijeron: "¿Qué es esto que hemos hecho, de haber enviado a Israel de servirnos como esclavo?". De modo que él procedió a alistar sus carros de guerra, y tomó consigo a su pueblo. Y procedió a tomar seiscientos carros escogidos y todos los demás carros de Egipto, y guerreros sobre cada uno de ellos. Y los egipcios se fueron corriendo tras ellos, y todos los caballos de los carros de Faraón y sus soldados de caballería y sus fuerzas militares iban alcanzándolos mientras estaban acampados junto al mar, junto a Pihahirot, a vista de Baal-zefón. Y durante la vigilia matutina aconteció que Jehová empezó a mirar hacia el campamento de los egipcios desde dentro de la columna de fuego y nube, y empezó a poner en confusión el campamento de los egipcios. Y siguió quitándoles ruedas a sus carros, de modo que los conducían con dificultad. En seguida extendió Moisés su mano sobre el mar, y el mar empezó a volver a su estado normal al amanecer. Mientras tanto los egipcios huían para no encontrarse con él, pero Jehová sacudió a los egipcios, echándolos en medio del mar. Y las aguas siguieron regresando. Finalmente cubrieron los carros de guerra y a los soldados de caballería que pertenecían a todas las fuerzas militares de Faraón y que habían entrado en el mar tras ellos. No se dejó que quedara ni siquiera uno solo de entre ellos. E Israel alcanzó a ver a los egipcios muertos en la orilla del mar.
Los carros de Faraón y sus fuerzas militares él ha echado en el mar,
y los selectos de sus guerreros han sido hundidos en el mar Rojo.
Las aguas agitadas procedieron a cubrirlos; como piedra bajaron a las profundidades. (Éxodo capítulo 14 y cap. 15:4, 5)

De acuerdo al relato bíblico, el faraón del éxodo contaba con 600 carros selectos y muchos más sin número al momento de la persecución. Todos fueron arruinados o sepultados con sus caballos por toneladas de agua, solamente quedaron flotando algunos cadáveres egipcios.
En vista de esto, ¿Existe algún indicio de esta gran pérdida en el reinado de algún faraón? Contestemos esta pregunta en los siguientes párrafos y analicemos como se puede demostrar rotundamente que el faraón del éxodo tuvo que ser alguien posterior al faraón Tutmósis III y a su vez hallaremos una pista que señala a Amenhotep II.

Tras conseguir expulsar a los hicsos de su territorio, los faraones que fundaron el Imperio Nuevo, les persiguieron hasta alcanzar el norte de la región sirio-palestina, atacando a su vez a las ciudades-estado que les prestaban ayuda en su huída. Durante aquellos enfrentamientos bélicos se vieron forzados a competir contra tropas que manejaban armas de bronce y se movían sobre carros tirados por equinos.
Convencidos de la necesidad de actualizar sus arcaicos sistemas militares, los faraones de la dinastía XVIII, se afanaron en formar el nutrido cuerpo de carros de guerra que tantas glorias les reportaría. Arrebatados a sus enemigos en el campo de batalla, los primeros carros que poseyeron los egipcios respondieron al tipo cananeo (con ruedas de 4 radios). Posteriormente, cuando ellos empezaron a fabricarlos, se limitaron a reproducir el modelo conocido.
Ah-mose, Hijo de Abana, un navegante curtido en la larga contienda contra los hicsos, que se inmortalizó por dejar inscrita su biografía en las paredes de su tumba, excavada en El Kab, llegó a ser almirante de la armada egipcia, luchó al lado de los tres primeros faraones de la dinastía XVIII. Cuando se presentó ante el faraón Thut-mose I con un carro y su yunta de dos caballos capturados en la campaña Siria, el rey los acepto para sí recompensándole a cambio con oro. Seguramente el rey permutó el oro por el carro y los dos caballos porque, en aquel momento, un vehículo con su tiro era más codiciado en Egipto que el valioso metal.
El interés mostrado por el faraón ante el carro conseguido por el almirante Ah-mose evidencia la acuciante necesidad que tenía de modernizar el ejército egipcio, dotándolo con los mismos elementos que sus enemigos disponían; por lo cual, hay que aceptar que la reforma militar comenzó bajo su reinado (el de Tutmósis I), no con Thut-mose III como frecuentemente se asegura.
Como en Egipto no se construían carros, ni se conocía la cría caballar, el ejemplo acaparador de vehículos con tiro se convirtió en una necesidad constante para los sucesores de Thut-mose I. Obviando las probables exageraciones propagandísticas, sabemos que Thut-mose III, en la campaña llevada contra una coalición de ciudades sublevadas que concluyó con la toma de Meggido, capturó 924 carros y que, su hijo, Amen-hotep II, en el séptimo año de reinado y durante su primera campaña militar contra los asiáticos, se hizo con 730 nuevos vehículos. Una gran cantidad de carros, conseguidos en sólo dos generaciones, que irían a sumarse a los heredados de Thut-mose I.
El elemento esencial para el funcionamiento de un carro de guerra es el animal de tiro y también los caballos, junto con carros, pasaron a engrosar los nutridos botines contabilizados por los egipcios. Dado su exotismo, la lengua egipcia carecía de los vocablos relacionados con aquellos animales, por tanto tuvieron que crearlos.
Hasta la muerte de Thut-mose III, el grueso del cuerpo de carros del ejército egipcio estaba compuesto por los vehículos arrebatados a sus enemigos vencidos o a lo que ellos llamaban entrega de tributos de países extranjeros.
Las pruebas que apoyan esto son los nutridos ejemplos de carros que aparecen en representaciones egipcias realizadas durante los reinados de Thut-mose III y Amen-hotep II, los cuales se corresponden fielmente con modelo utilizado por sirios, ugaríticos y micénicos.
No se sabe cuándo aprendieron los egipcios las técnicas de la fabricación de carros.
No obstante, existen pruebas irrefutables de la construcción del modelo cananeo en la tumba de Hepu (TT 66), visir de Thut-mose IV.

¿Será porque se habían quedado prácticamente sin carros?

Los modelos cananeos, con ruedas de cuatro radios y colocación de su eje en la parte trasera de la caja, lo usaba el propio faraón Amen-hotep II.
Por un anillo de oro con una escena de cacería sabemos que su hijo, Thut-mose IV, continuó por algún tiempo usando el mismo tipo de carro, aunque en su búsqueda de mejoras, pronto rompiera con la tradición usando un vehículo dotado con ruedas de ocho radios.

¿Será quizá porque se enteraron de algún modo que Jehová les había atacado las ruedas y supusieron que el tener sólo 4 radios era un defecto a corregir? ¿O será porque, al tener que fabricar ellos mismos sus propios carros por haberse quedado prácticamente sin ninguno, innovaron un modelo aparentemente mejor?
Puede que duplicar los radios diera mayor consistencia a las ruedas, pero sin duda aumentaba el peso y, quizá, por eso, el nuevo modelo no llegó a prosperar.
No es posible asegurar si la novedad se desechó durante el breve reinado de Thut-mose IV o al comienzo del de Amen-hotep III, el cual fue representado únicamente sobre el modelo hitita: de seis radios por rueda y la caja sujeta al eje mediante casquillos.

¿Ya serían simples recuerdos del pasado los 924 y los 730 nuevos carros del botín de Tutmósis III y Amenhotep II respectivamente?
Inmediatamente, el éxito de la novedad rodada se hizo extensivo a los militares de alto rango, como atestigua el carro hallado en la tumba de Yuia, contemporáneo de Thut-mose IV y Amen-hotep III.
Ninguno de los faraones siguientes volvió a ser representado sobre un vehículo con ruedas de cuatro radios.
(INSTITUTO DE ESTUDIOS DEL ANTIGUO EGIPTO - LOS CARROS EN EL EJÉRCITO DEL ANTIGUO EGIPTO)

Amenhotep II y sus predecesores solamente usaron el carro con ruedas de 4 radios. Su sucesor, Tutmósis IV al principio usó algún que otro también de 4 radios, pero inmediatamente comenzó a utilizar el de 8 y luego se usaron los de 6 radios; ¿será porque desaparecieron casi todos los que existían en el tiempo de Amenhotep II?
Otra idea muy importante que se desprende de esta información, es que luego de tanta tragedia ocurrida en Egipto (las diez plagas y especialmente la pérdida de prácticamente la totalidad del ejército), se espera que el sucesor del que fuese el faraón del éxodo no haya tenido grandes campañas militares, y mucho menos con los mismos carros, así que ni Tutmósis III ni Amenhotep II pueden ser los sucesores del faraón del éxodo, ya que ambos tuvieron grandes campañas militares, y fue, en gran parte, gracias al los carros de guerra con ruedas de 4 radios.

Conclusión:
En vista de las pruebas aportadas, y que parecen ser más que simples coincidencias, se puede asegurar que el faraón del éxodo tuvo que ser alguien posterior al faraón Tutmósis III, siendo el primero en la lista el faraón Amenhotep II.

Última edición por SCTJ fecha: 19-12-2008 a las 19:34:28. Razón: Tratar de que se vea los textos resaltados y los colores
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