[Nhefertari]

Se me ocurre reponer el texto original y, por supuesto la foto, puntualizar alguna cosa que dejé inconclusa por las prisas (la parte en este color), corregir algún error gramatical o palabra incompleta, e incluso añadir alguna cosilla mas (en otro post)

Empezado por Nhefertari En febrero de 1859, el año en que comenzó a funcionar el Servicio de Antigüedades fundado por A. Mariette, este recibió un mensaje del cónsul de Francia en Luxor monsieur Maunier, en el que comunicaba que había encontrado dentro de un pequeño pozo (algo mas de 5 metros) en Dra Habu el Naga, un ataúd con su momia, así como un ingente e impresionante ajuar funerario. El diligente consul, juzgando con muy buen tino que había dado con un descubrimiento importante, inventarió todos los objetos y envió dicho inventario junto a una copia de la inscripción hallada en el ataúd. Cuando Mariette descifró dicha inscripción supo que se trataba de la reina Ahotep, "La Gran Esposa Real, aquella que ciñe la corona blanca, Ahotep, eternamente viva" Mariette ordenó que se le enviase al entonces Museo Bulaq en El Cairo el recién descubierto sarcófago y todo su contenido, sin tocar absolutamente nada. Pero entonces las cosas funcionaban como funcionaban, el Servicio de Antigüedades no tenia, ni mucho menos, el poder actual, y los gobernadores locales campaban a sus anchas y hacían con los descubrimientos arqueológicos, lo que querían, como si fueran de su propiedad. Así, nada mas sacar el sarcófago dorado de su cámara en la que había reposado por milenios, el gobernador de Qena ordenó que fuera abierto. Desgraciadamente la momia fue destrozada y tirados sus restos, tras haber sido expoliado del ajuar de joyas que lo cubría. En este tesoro había: cadenas de oro, brazaletes, un hacha votiva, un puñal finísimamente labrado, así como modelos de barcos, se calcula que se había utilizado para su fabricación dos kilos de oro mas o menos. Después de esta tropelía el gobernador, que se quería atribuir el hallazgo así como el derecho para hacer con él lo que buenamente quisiera, decidió enviar el tesoro al que entonces era como un rey en Egipto, el jedive Said Pacha. Enterado de esto Mariette partió inmediatamente a recuperar el tesoro que viajaba hacia El Cairo en un barco. Mariette había tenido la precaución de llevar consigo una orden del propio jedive que le autorizaba para detener cualquier barco que fuera sorprendido navegando por el Nilo con antigüedades a bordo, podía requisar dichas antigüedades y pasaban a ser custodiadas por el Servicio de Antigüedades. Por aquellas fechas era la época en que el Nilo tenia su caudal muy bajo, por ello en un momento dado el barco del Servicio de Antigüedades no pudo continuar el viaje. Dio la casualidad que, en el mismo momento que esto sucedía, avistaron la columna de humo de avisaba de la presencia del barco del gobernador de Qena que trasladaba el tesoro de la reina Ahotep. Como cuenta en sus diarios el egiptólogo Devéria, los dos barcos se abordaron después de transcurrida media hora. Mariette reclamo todas las antigüedades pero los guardias del gobernador se negaban a entregarlos, sin embargo el francés se impuso por la fuerza, sus hombres redujeron a golpes a los guardias del gobernador, y los tesoros fueron al fin trasladados al barco del Servicio de Antigüedades y trasladados al Museo de El Cairo.

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