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Predeterminado Sultán El Kebir

Sultán El Kebir


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Cita:
«Gracias a esta tolerancia religiosa, Napoleón consiguió ocupar y gobernar pacíficamente a un país que tenía el doble de superficie que Francia. Afrontó un alzamiento grave en el que los religiosos más fanáticos mataron a hombres de su guarnición. Jean-Lambert Tallien, representante del Gobierno, lo exhortó a incendiar todas las mezquitas y a ejecutar a todos los sacerdotes, pero Napoleón, por supuesto, se negó. Condenó a muerte a los jefes y dejó que la rebelión se extinguiese por sí sola. Y no se volvió a repetir», subraya Cronin.

A esas alturas estaba claro que a Napoleón le gustaba Egipto. No las moscas, la suciedad, la enfermedad o la supuesta pobreza, sino su modo de vida, su historia y su riqueza arquitectónica. Se encariñó del desierto y le complacía cruzar la lisa y extensa superficie de arena a lomos de un camello, como si hubiera nacido allí. Incluso se ponía un turbante, una túnica hasta los tobillos y llevaba una daga curva. Lo que más le agradaba, sin embargo, era el nombre con el que los egipcios le bautizaron: sultán El Kebir, algo más de lo que podría ser un comandante en jefe, con el que confirmó que le aceptaban como el principal gobernante en lugar de su homólogo turco.

Con todas estas políticas de acercamiento, Bonaparte logró que los egipcios le vieran como a un hombre enérgico, de costumbres meticulosas, que trabajaba doce horas diarias por el pueblo, a pesar del calor sofocante que hacía y de llevar siempre el uniforme abotonado hasta el cuello. Para ellos, fue el gran general que, a pesar de la prohibición de usar el látigo, conseguía mantener la disciplina entre sus hombres. Un día, un grupo de soldados franceses robó dátiles de un huerto privado y, tras arrestarlos, los hizo caminar dos veces al día durante varias semanas alrededor del campamento. con el uniforme al revés, llevando los frutos hurtados y un cartel que decía: «Saqueadores».

En otra ocasión, el general corso se enteró de que, durante una reunión con los jeques, algunos árabes de tribus vecinas habían asesinado a un campesino y le habían quitado sus ovejas. Bonaparte llamó a un oficial del Estado Mayor y le ordenó reunir 300 jinetes y 200 camellos para perseguir y castigar a los agresores. Los egipcios tuvieron la sensación de que, por fin, un hombre se preocupaba por la justicia como jamás lo habían hecho los turcos durante los tres siglos anteriores. Sorprendido ante esta última acción y el despliegue que había llevado a cabo, uno de los jeques le preguntó a Napoleón:

—¿El campesino era vuestro primo, que tanto os encoleriza su muerte?

—Era más que eso… Era un hombre cuya seguridad la Providencia puso en mis manos.

—Maravilloso. Hablas como un inspirado por Alá.

https://www.abc.es/historia/gano-nap...013229-nt.html
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Nefertari Merit en Mut
La Esposa Dulce de Amar hmt bnrt mswt. Aquella por la que el Sol Brilla
No estoy sola, después de todo, viviré eternamente…
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Estas 2 personas dan gracias muy sinceramente a Nhefertari por esta buena aportación o artículo: